En el verano de 2009, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, revolucionó, como acostumbra, el mercado de fichajes al contratar a los tres astros del momento a nivel mundial: Cristiano Ronaldo, que procedía del Manchester United y por el que pagó la friolera de 110 millones de dólares; Karin Benzema, la mejor promesa del fútbol francés, procedente del Olympique de Lyon, y el brasileño Kaká, declarado el mejor jugador de Europa y campeón de la UEFA Champions League con el AC Milan. De este trío de magníficos jugadores, los dos primeros siguen dando alegrías al todopoderoso club merengue.
Ricardo Izecson dos Santos Leite (Kaká), por quien el Real Madrid había pagado más de 80 millones de dólares, nunca en este equipo llegó a ser ni su sombra. Había sido una de las figuras rutilantes del Mundial de Sudáfrica 2010, pero después se conoció que padecía una lesión que había ocultado a los médicos del conjunto blanco y que le causaba importantes dolores en la ingle. Pese a que fue operado, no volvió a ser el mismo.
Salió del club gratis en septiembre de 2013 para regresar al Milan, después de pasar cuatro temporadas a cada cual peor, llegando a ser el jugador menos utilizado por José Mourinho: jugó 33 partidos en la temporada 2009-2010, 20 en la 2010-2011, 40 en la 2011-2012 y 27 en la 2012-2013. Marcó 35 goles en las cuatro temporadas, seis de éstos desde el punto de penalti.
Lo que marca su fracaso en el Real Madrid es que en la última temporada, de los 27 partidos disputados, 12 no fue titular y en los 15 restantes fue sustituido, y más curioso aún, un jugador de su clase, limpio en su juego, en esa última temporada recibió dos tarjetas rojas. Estos datos acreditan que cuando Kaká abandona el Real Madrid, lo hace como un jugador fracasado en toda la extensión de la palabra; de hecho, es considerado como una de las cinco mayores decepciones del fútbol mundial.
Lo único que se salvó de Kaká en el Real Madrid fue su profesionalismo. Nunca faltó a un entrenamiento, siempre estuvo a las órdenes del entrenador; incluso, cuando Mourinho lo mortificaba y sacaba a jugar sólo minutos, jamás levantó la voz. "Sé que he estado por debajo del nivel que se esperaba en los últimos años, pero siempre he trabajado. Preguntad al Real Madrid si algún día dejé de trabajar. Seguramente os digan que fui un profesional", declaró el brasileño tras la victoria conseguida ante el Atalanta en enero de 2014, con dos goles suyos.
¿Es el ocaso de una gran figura? ¿En Estados Unidos podrá reverdecer los laurales del que fuera declarado Mejor Jugador de Europa y, por ende, del mundo? Muchos piensan que el fútbol de alta competición ha terminado para él.
Pero algo parece cambiar; después de más de dos años y medio de ausencia, Kaká volvió a ser convocado por Carlos Dunga, actual seleccionador de Brasil, para disputar el Superclásico de las Américas contra Argentina y un amistoso contra Japón.
Ahora se abre una nueva travesía en el Orlando City SC, donde cobrará más de siete millones de dólares en 2015, entre sueldo y compensaciones, pasando a ser el jugador mejor pagado de la MLS.
Para Flavio Augusto, dueño del Orlando City, un equipo no se forma con una sola persona. "Kaká es una estrella, está en buena forma, pero la idea es encontrar un equipo muy fuerte para que, junto con Kaká, lleguen los éxitos".
Los rumores de la llegada de Kaká a la MLS aparecieron años atrás. Cuando el brasileño jugaba en el Real Madrid y había perdido su puesto de titular, el New York Red Bulls y el Los Angeles Galaxy sonaron como posibles destinos.
"Mis conversaciones con la MLS empezaron años atrás. Hace dos años hablé con Red Bulls para jugar en Nueva York y también hablé con el Galaxy, pero al final no llegaron a un acuerdo con el Real Madrid".
La decisión de Kaká de jugar en la MLS, en el Orlando City, no fue espontánea, sino muy meditada y planificada. Kaká ha demostrado a lo largo de su carrera que sus compromisos son a largo plazo. Jugó siete años en el AC Milan, cuatro en Madrid y su llegada a Orlando va en ese camino.
Como explica Flavio, las conversiones se dieron años atrás, pero no fue difícil convencer al jugador. "Kaká es una persona visionaria y, al igual que nosotros, cree mucho en el fútbol de Estados Unidos, y creemos que esta liga va a ser una de las mejores del mundo en unos años. Por eso no fue complicado convencerlo para que se uniera a nuestro equipo. Los dos tenemos la misma visión sobre el juego, el proyecto deportivo del club y el potencial de esta liga".
"El contrato que voy a tener en Orlando -dice Kaká- es muy bueno, soy muy agradecido, pero no vengo por una cuestión económica; pude haber firmado con otros en Europa o Asia que me ofrecían más dinero. Lo que realmente me atrajo aquí es que creo mucho en el fútbol de Estados Unidos y en el proyecto deportivo del Orlando City.
"Apenas tengo 32 años. Todavía tengo ganas y juventud y tengo experiencia. Quiero y voy a luchar para ser un jugador de impacto en esta liga".
Muchas estrellas que llegaron con un gran nombre, fracasaron en su periodo en la MLS, como Lothar Matthäus, Nery Castillo, Fredrik Ljungberg o Rafael Márquez. En la mayoría de los casos lo hicieron en el ocaso de sus carreras y únicamente motivados por los dólares.
En cambio, Kaká llega con 32 años y ha recuperado su alegría en la cancha tras su buena actuación en el São Paulo y su regreso a la selección brasileña.
"No vengo aquí a retirarme, sino con una gran voluntad de hacer algo grande en este nuevo equipo, con un proyecto muy serio y a una liga y a un país con un enorme potencial.
"He hablado con amigos brasileños que juegan aquí, con David Beckham, y me han explicado bien cómo es el fútbol de Estados Unidos. Tengo un gran respeto por este fútbol y llego con mucha seriedad".
El arribo de Kaká al balompié estadounidense no sólo se da por una cuestión futbolística, sino por una visión que va más allá. "Llego a este fútbol con un enorme potencial. Estoy convencido que en unos años el fútbol va a ser el deporte más importante del país y estará entre las cinco mejores ligas del mundo".
La incógnita, entonces, es si sucederá como con Beckham, quien ahora intenta crear en Miami una nueva franquicia de la MLS, y veremos a un Kaká más interesado en los negocios que produce la MLS que en el juego en sí.
"Kaká es un muchacho muy especial; no sólo es un gran jugador, sino que también es muy listo y quiere participar del gran futuro que tiene la MLS", considera Flavio Augusto.
El dueño del Orlando confía en Kaká: "El paso de Kaká por el Real Madrid fue un poco dramático para el jugador por la grave lesión que tuvo. Además, pasó un momento muy difícil al no entenderse con el técnico, un gran técnico, pero está claro que no le dio la confianza que él necesitaba. Sin embargo, Kaká es un muchacho muy fuerte; supo mantener su posición, volvió al Milan, y de ahí a la MLS. Ahora ha vuelto al fútbol brasileño y es un momento muy importante para él, porque está demostrando que su capacidad aún es grande".
Kaká está ante una nueva oportunidad. Fue un jugador deslumbrante, con una calidad infinita, y lleva cinco años arrastrándose por los campos de fútbol, así que seguramente intentará demostrar que no está acabado y buscará callar bocas que le han tratado de mercenario sólo preocupado por el dinero y no por el fútbol, y para ello la MLS le ofrece el mejor escaparate, en un país que ya vive con pasión el fútbol, como lo demostró en el pasado Mundial de Brasil.