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La última función

BERLÍN (Enviado especial) -- “El fútbol es un balón y unos amigos”. Durante sus casi 17 años en el primer equipo de Barcelona, Xavi Hernández honró esa forma de sentir este deporte. Con su juego, con sus acciones y con sus palabras. Fue el líder futbolístico y espiritual de uno de los mejores conjuntos de todos los tiempos, que se hizo todavía más grande por los valores que enarboló el capitán. En Berlín y contra Juventus, jugará el último partido de su vida en el club que lo hizo grande y que él hizo todavía más grande. Ese simple hecho ya la da otra trascendencia a esta final de Champions League.

Sin Xavi, no habría existido el Barcelona de Pep. O por lo menos no como lo conocimos. Cuando Guardiola se hizo cargo del plantel, Hernández estaba a punto de irse a Bayern Munich. Entonces, el entrenador le dijo: "No me imagino el equipo sin ti". Fue su primer gran acierto. Porque desde la presencia del número seis, se formó ese Barcelona lujoso, imbatible, inolvidable. Fue uno de los indispensables, al mismo nivel que Andrés Iniesta y Lionel Messi.

Sin Xavi, tampoco habría existido la España campeona del mundo y bicampeona de Europa. Luis Aragonés supo ver las capacidades del crack catalán y le dio las mismas obligaciones y responsabilidades que tenía en Barcelona. Sólo cambió el número de camiseta. La Roja ganó todo porque Xavi y su compinche Iniesta pudieron trasladar una parte del fútbol culé a la Selección. La inteligencia de ambos fue clave para que ese pasaje fuera exitoso.

Sin Xavi, Messi no sería Messi, Iniesta no sería Iniesta y Guardiola no sería Guardiola. Entre todos se nutrieron del talento de los otros y potenciaron el propio. Es cierto que Messi demotró que su categoría va mucho más allá de sus compañeros, que es capaz de ganar partidos en cualquier circunstancia y en todo contexto. Sin embargo, también lo es que haber crecido al lado de un jugador como Xavi le dio herramientas que él después supo aprovechar.

Xavi ganó todo lo que se puede ganar, pero su legado va más allá de los títulos. Porque marcó una época por su estilo, por su técnica y por la manera de exhibir su categoría. Todo eso es mucho más importante que haber ganado trofeos. Con humildad, se convirtió en el ícono de la era más gloriosa de Barcelona y del Seleccionado español. En el futuro, cada vez que se piense en estos equipos, se pensará en el crack de Terrassa.

Contar como juega Xavi es una empresa imposible e innecesaria. Él brilló en una época en la que el fútbol es mucho más accesible para todos. Cuando las generaciones venideras quieran verlo jugar, sólo tendrán que ingresar en Youtube y allí podrán pasar horas disfrutándolo. Eso le da una ventaja con respecto a otros ídolos históricos, cuyas hazañas quedaron en la memoria popular pero sin el apoyo de las imágenes. Hoy, todos entendemos la trascendencia de Xavi porque pudimos verlo jugar centenares de partidos.

"Nada me hubiera gustado más que trabajar junto a Johan Cruyff. Es mi referente futbolístico, cambió la historia del juego, es indudable. Por lo menos en el Barcelona". Xavi sabe que él fue uno de los que mejor entendió la filosofía de Cruyff. Primero fue Josep Guardiola, quien sí pudo trabajar codo a codo con el holandés. Y luego Hernández. Los tres forman parte de una dinastía que le dio al club catalán cuatro Copas de Europa y que podría darle la quinta dentro de pocas horas. Porque Xavi jugará poco, pero su ascendencia en el plantel es indiscutible.

El trío Xavi-Iniesta-Messi ya forma parte de las páginas de oro del fútbol mundial. Con diferentes características, juntaron sus cualidades para formar un equipo que nunca será olvidado. En 2010, por primera vez tres jugadores del mismo club fueron finalistas en el Balón de Oro. Ese simple dato sirve para entender la magnitud de la obra. Es sólo un premio que no tiene demasiado valor por sí solo, pero que permite explicar que esta unión de talentos es única. Messi será el más brillante de los tres, el genio capaz de todo. Pero Xavi e Iniesta son los que mejor frotaron la lámpara mágica.

"Me voy porque es el momento, me lo dice la cabeza y me lo dice el cuerpo. El corazón no porque el corazón estará siempre en el Barça". Xavi jugará su último partido en el club de toda su vida contra Juventus en Berlín. Quizás salga a la cancha desde el inicio, o quizás juegue unos minutos. Lo único seguro es que, pase lo que pase, será despedido como lo que es: el hombre que mejor entendió al barcelonismo moderno.