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El Barcelona de Messi

BERLÍN (Enviado especial) -- Sí, el título parece una obviedad. Desde hace casi una década este equipo es "el de Messi". Porque el rosarino se ganó la propiedad del equipo en el mismo momento de su debut, algo que sólo está reservado para aquellos que serán leyenda. Como el Santos de Pelé, el Napoli de Maradona, el Real Madrid de Di Stéfano o el Barcelona de Cruyff. La única diferencia es que pocos -casi ninguno- tienen el orgullo de contar cuatro UEFA Champions League en su vitrina. Hoy, Messi levantó su cuarta orejona, pero es la primera en la que ese el indiscutido líder futbolístico del plantel.

En 2005/06, un juvenil irrumpió y formó parte de aquel campeón de Ronaldinho y Deco. Messi podría haber jugado aquella final ante Arsenal, pero una lesión lo marginó. Fue su primera gran alegría profesional. Tres temporadas después, el argentino ya era el mejor del mundo. Josep Guardiola lo potenció y fue la figura, rodeado de la calidad incuestionable de Xavi e Iniesta. En 2010/11, la situación fue similar, el Diez fue el salto de calidad de un conjunto maravilloso, que ya es parte de la historia grande. Este año, Messi se vistió de goleador, asistidor, líder y emblema. Por sobre todos. Él sólo.

Fue un año extraño para el argentino. La temporada anterior finalizó con la frustración de la derrota en la final de la Copa del Mundo pero también con su mejor tarea en un torneo de Selecciones. Luego, la llegada de Luis Enrique generó dudas al comienzo en el plantel y eso se trasladó a la cancha. A Messi no se lo veía cómodo y muchos hablaron de una posible salida. Hasta que llegó 2015 y con el nuevo año todo cambió. El rosarino volvió a ser el que era. O mejor, si eso fuera posible.

Los años pasan para todos y también para los cracks. Xavi está en la etapa final de su carrera y este fue su último año en Barcelona. Fue resignando protagonismo de a poco, hasta dejar la titularidad en manos de jóvenes con más hambre de gloria. Está claro que, pese a su enorme categoría, Ivan Rakitic no es Xavi, por eso el equipo necesitaba algo más para suplantarlo. Y ese algo más lo dio Messi, por supuesto.

En tanto, Iniesta también bajó claramente su influencia en el juego. Un poco por una cuestión biológica y natural y otro poco porque durante buena parte de la temporada no jugó acorde a todo su potencial. Esos vacíos también los llenó el pibe de Rosario. De todas maneras, en el cierre de la temporada Don Andrés recuperó su mejor forma y hasta se destacó como la figura de la final de la Champions League. No puede haber mejor noticia para los catalanes.

¿Qué hizo Messi para transformarse así? Primero, entendió que su importancia en el club trasciende lo que sucede dentro de la cancha. Él es un embajador del barcelonismo, con lo fueron Cruyff, Guardiola y Xavi. Después, decidió tomar las riendas de las situaciones sin tener demasiado en cuenta las ideas del entrenador. Sin Pep, su figura supera la de cualquier DT y él lo sabe. Luis Enrique también lo entendió y por esa razón lograron convivir en armonía. El equipo lo dirige el técnico pero es de Messi.

En cuanto al juego, entendió que su posición es la que le pida el desarrollo del partido. En la final contra Juventus, jugó tirado por la derecha como durante todo el año, pero eso es sólo un punto de partida. Entre él e Iniesta se reparten una responsabilidad: estar cerca de la pelota cuando el equipo está en posición ofensiva. Son el eje de los avances de Barça. Así, puede decidir cuándo acelerar, cuando tocar e ir a buscar y cuando terminar adentro del área. En el primer tiempo, metió cuatro cambios de frente a favor de Neymar que sirvieron para romper el trámite del juego. Un simple pase largo puede romper líneas y esquemas. Messi lo sabe.

Los hinchas culés que viajaron a Berlín también entienden que la influencia del Diez hoy es mucho mayor que en otras épocas. La enorme mayoría lo considera el principal argumento del equipo para ganar partidos y es el ídolo más grande sin lugar a dudas. Le hacen reverencias, lo tratan como a un Dios. De cada diez camisetas con el nombre de Messi, hay una de otro futbolista. En el corazón de los aficionados, también es el líder indiscutido.

Está claro que Messi no hizo todo sólo. En la actualidad, ningún futbolista es capaz de ganar una triple corona por su cuenta. Ni siquiera este fenómeno. La llegada de Luis Suárez y el crecimiento de Neymar le dieron aire y socios al Diez. El uruguayo lucha por todos, arrastra marcas, genera preocupación en el rival, lucha y hace goles. El brasileño es pura improvisación, entiende a la perfección los movimientos de Leo y se muestra siempre como opción de pase. Los tres formaron la delantera más goleadora de todos los tiempos. Así de simple.

En 2015, Lionel Andrés Messi lleva 35 tantos y es el máximo anotador del mundo. Sin embargo, ese número no significa nada si se lo compara con la influencia que tuvo en el campeón de Europa. Barcelona hoy juega a lo que quiere Messi. Por eso esta Champions League es tan importante para el crack argentino.