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La génesis de la Selección

LA SERENA -- "En Barranquilla parió este equipo".

La frase salió de la boca de Alejandro Sabella antes del Mundial 2014. Javier Mascherano y Lionel Messi, entre otros, compartieron la idea. El estilo de la Selección se encontró precisamente frente a Colombia, próximo rival de Argentina en los cuartos de final de la Copa América.

El ciclo de Sabella no arrancó de la mejor manera. En los amistosos venció a Venezuela y Nigeria, y empató y perdió ante Brasil. Por los puntos se acentuó la irregularidad. Goleó a Chile, cayó con Venezuela por 1ª en su historia y empató con Bolivia en el Monumental. Para colmo, cuatro días después debía visitar a Colombia por la 4ª fecha de las Eliminatorias Sudamericanas.

El 1-1 de Núñez dejó secuelas. Demichelis, de grosero error en el gol de Moreno Martins, le dejó su lugar a Fede Fernández. También hubo tres cambios en la mitad de la cancha. Sólo sobrevivió Mascherano. Salieron Gago, Ricky Álvarez y Javier Pastore e ingresaron Guiñazú, Braña y Sosa, los dos últimos conocidos del técnico en Estudiantes.

Aquel 15 de noviembre de 2011 en Barranquilla, el entrenador dispuso un 4-4-2 con Romero; Zabaleta, F. Fernández, Burdisso, C. Rodríguez; Mascherano, Braña, Guiñazú, Sosa; Messi e Higuaín. Burdisso se lesionó a los 37 minutos y en su lugar entró Desábato. Sin embargo, el gran cambio todavía no había llegado.

Al término del primer tiempo, la Albiceleste perdía 1-0 con un tiro libre de Dorlan Pabón que se desvió en Mascherano y descolocó a Romero. En ese momento entró Agüero por Guiñazú y el equipo se plantó con un 4-3-3. El final de la historia es conocida. Goles de Messi y Kun para revertir el marcador. “Así es como tiene que jugar la Selección”, aseguró Leo, casi sin aire, al término del encuentro.

SE AFIANZA LA IDEA
Más allá del inicio de una serie de resultados positivos, Sabella no estaba tan convencido de que ése debía ser el camino. En busca de su ansiado equilibrio, insistió con un dibujo de 5 defensores ante Bolivia en La Paz, frente a Ecuador en Quito, contra Bosnia y Herzegovina en el amistoso de Saint Louis y contra el mismo rival en el 1º tiempo del debut del Mundial de Brasil. Aquella decisión no pasó inadvertida, ni para los jugadores, ni para la prensa. Desde allí hubo un volantazo que terminó en el subcampeonato del mundo.

Desde la llegada de Gerardo Martino se esfumaron las dudas. El 4-3-3 es inalterable. Messi, Agüero e Higuaín ya no comparten la cancha como aquella tarde de 2011. Hoy Di María es número puesto y de arranque hay lugar para un 9 solo.

Cambian los nombres, pero se mantiene la intención de ser protagonista. Se asumen riesgos porque las características de los nombres elegidos invitan a eso.

Lo que arrancó en Barranquilla es el espejo a imitar.