La batalla que el 29 de agosto, protagonizarán Leo Santa Cruz y Abner Mares en el en el Staples Center de Los Ángeles, no será, para ambos, una pelea más. Por imperio del tortuoso camino que en el último tiempo transitaron sus respectivas carreras, los dos llegan a esta batalla con la imperiosa necesidad de llevarse la victoria. Para entender esto último, hay que olvidar lo que ambos han logrado en el boxeo profesional (Santa Cruz invicto y Mares con una sola derrota) y solo recordar los últimos episodios que han llevado a poner en entredicho hasta la credibilidad de sus atributos boxísticos.
Abner Mares en agosto del 2013 era uno de los principales candidatos a transformarse en la figura dominante entre los plumas. Sin embargo, el día 24 de ese mes sufrió un impresionte KO ante Johnny González, tan temprano como en el primer asalto de una batalla a la que llegaba como el gran favorito. Desde entonces ha peleado tres veces, pasó apuros ante rivales de nivel inferior y no ha logrado recuperar el dominio del ring mostrado en las batallas anteriores a la debacle contra González. En su última pelea, el 7 de marzo ante Arturo Santos, un rival acostumbrado a combatir en pesos inferiores, Mares subió con 127 libras a la balanza y al día del combate lo superó por una significativa diferencia de tonelaje. Pese a esa ventaja, igualmente sufrió para ganar una batalla que lo mostró sufriendo y apelando al contragolpe, en los últimos asaltos, frente a la presión de Santos.
Mi impresión es que el KO sufrido ante Jonnhy González, no solo terminó con su imbatibilidad, también afectó severamente la confianza en sí mismo. Mares se siente vulnerable y ese factor puede ser fatal ante cualquier oponente.
Su rival, el monarca de los súper gallos del CMB, Leo Santa Cruz, es un invicto campeón en 118 y luego 122 libras, con un envidiable record de 31 victorias y 17 KOs. En su momento se pensó que era la nueva sensación del boxeo mexicano. Cuando venció a Cristian Mijares en marzo del 2014 ya no quedaban rivales de su nivel, excepto uno: Guillermo Rigondeaux. Mucho se habló de esa batalla, todos querían la pelea, pero la sensación que quedó en el aire es que entre "esos todos", no estaba Leo Santa Cruz. Por el contrario, el mexicano eligió otros rivales que solo fueron un número en la estadística, como Manuel Román, Jesús Ruiz o Jose Cayetano.
También el entusiasmo que en algún momento despertó Santa Cruz, comenzó a diluirse entre los fanáticos. El posible duelo con Rigondeaux quedó en el pasado, pero sus secuelas se mantuvieron presentes a través de las declaraciones de los protagonistas. Especialmente las del ex promotor de Leo Santa Cruz, Oscar de la Hoya. Cuando Santa Cruz hizo valer una cláusula de compra del contrato, abandonó la promotora y se vinculó con el empresario Al Haymon, el presidente de GBP dijo en declaraciones a la prensa que Leo Santa Cruz los dejó porque no quería la pelea con Rigondeaux.
El doble campeón cubano lo retó en más de una oportunidad a través de los medios, acusándolo de no enfrentarlo por "puro miedo". Sin embargo, la subida a las 126 libras para su combate contra Mares, pareció ser la respuesta oportuna para no aceptar ese desafío. Fue así que, de ser la gran promesa mexicana del boxeo profesional, Santa Cruz se transformó en el blanco preferido de los desencantados fanáticos en los foros y en las redes sociales.
Ganar el duelo pactado hace un buen rato contra Abner Mares, puede terminar con esa imagen negativa y devolverle el prestigio perdido. Santa Cruz supera a Mares en altura y extensión de brazos, por lo cual en ese aspecto tendrá una ventaja, en el resto es difícil vaticinar un vencedor y parece que todo pasa por lo mental.
Santa Cruz, que no desea volver a 122, deberá subir concentrado en que ganar esta pelea es el único camino hacia un nuevo rumbo en su carrera. Si pierde, las opciones caen como castillo de naipes, excepto que reconsidere su futuro y se lo juegue a un regreso triunfal enfrentando a Rigondeaux, alGO que dudo pueda ocurrir algún día
Lo de Mares es más dramático. Esta pelea es la gran prueba para recuperar la confianza y el poder mental. El 29 de agosto en Los Angeles, Abner Mares está obligado a llevarse por delante a Santa Cruz. Si pierde, se confirmará que el KO sufrido ante González fue el gran parte aguas de su carrera.
Los dos deberán poner todo en el ring, protagonizar una guerra que los reivindique y buscar ganar, apenas, para sobrevivir como figuras rentables para este negocio. Hasta parece que le estamos pidiendo demasiado, pero ante la falta de opciones, es posible que ambos se la jueguen y hasta es posible, también, que veamos una buena pelea. Ojalá.