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Emotiva e incierta Cotto-Canelo

La confirmación de la pelea entre Miguel Angel Cotto y Saúl Canelo Alvarez, no solo es una buena noticia, también es la comprobación de que aún se pueden esperar emociones y resultados inciertos en la elite profesional del boxeo. Y el choque Cotto-Canelo del 21 de noviembre en el Mandalay Bay de Las Vegas tiene en lo previo esos dos condimentos.

Pero es necesario establecer la razón del entusiasmo, más allá de la pobreza real de las últimas presentaciones de estos dos púgiles. Porque es necesario aclarar que no retiramos un ápice lo que criticamos en su momento: ambos le ganaron a rivales que faltaron a la cita. Cotto a Sergio Maravilla Martinez y Daniel Geale; Canelo Alvarez a Alfredo Angulo, Erislandy Lara y James Kirkland.

Ante esa afirmación, ¿que cambia entonces, cuando se enfrenten entre ellos? La respuesta es una sola: cambia todo y hay tres razones elementales para afirmarlo. La histórica rivalidad entre mexicanos y boricuas; los estilos de los dos rivales y por último la casi imposible posibilidad de predecir un ganador.

Cada vez que campeones o ex campeones mexicanos y puertorriqueños de primera línea pelean entre sí, la cuota de emoción está asegurada sin importar el lugar donde se enfrenten. Todo por cuenta del morbo en una rivalidad que supera lo racional. La batalla de Miguel Cotto y Saúl Alvarez revivirá, una vez más, ese histórico antagonismo.

Los estilos ofensivos de los dos oponentes, por su parte, son un bienvenido crucigrama en el juego de predecir un vencedor del pleito. Los dos son agresivos, de poderosa pegada y noqueadores por excelencia. No obstante, los métodos de aplicar esa agresividad son diferentes.

La clave en Cotto es la velocidad y de Canelo la fuerza. El boricua presiona variando combinaciones o entrando y saliendo para colocar sus golpes más poderosos por adentro de la guardia enemiga. Canelo, presiona cuando el rival evita la pelea, no obstante su mayor capacidad de golpeo aflora cuando lo agreden y el espera para contratacar. En este último escenario, el mexicano es letal.

Los dos se asemejan en el uso del gancho como una herramienta para lastimar a sus rivales. Y si bien entre ambos hay diferencias, las mismas en absoluto son un desequilibrio en las posibilidades de uno o del otro, por el contrario, ellas ofician de perfecto balance.

Miguel Angel Cotto lo supera en velocidad y movimientos sobre piernas, mientras que Canelo lo supera en altura y extensión de brazos. Y si esos dos aspectos conforman el balance señalado, también en las dudas que ambos transmiten hay un notorio equilibrio.

Por el lado de Cotto, le otorgo el beneficio de la duda a su asimilación, especialmente la de su barbilla. Él ha caído cinco veces en toda su carrera. Dos ante Antonio Margarito y dos contra Manny Pacquiao. La restante, fue en un recordado combate contra el colombiano Ricardo " Mochuelo" Torres el 24 de septiembre del 2005 por el cinturón OMB de las 140 libras. Esa batalla la ganó Cotto, pero no sin antes visitar la lona y "bailar el borrachito" conmovido por los golpes de su rival. Que soporte la pegada de Canelo, en un intercambio abierto, es toda una incógnita.

Saúl "Canelo" Alvarez, hasta el momento, ha mostrado mucho poder de asimilación, no obstante, en su caso, las dudas pasan por la capacidad de adaptarse a la mejor velocidad y movilidad de Cotto. Ya lo vimos perder el rumbo contra Floyd Mayweather. El estilo frontal y lento de Canelo, le complica cuando el oponente decide golpear desde laterales. Y Cotto tiene herramientas para trabajar la pelea desde la zona ciega del mexicano. ¿Veremos una mejor versión de Canelo, donde haya resuelto ese problema? Imposible predecirlo, la lentitud parece ser su Talón de Aquiles.

Es verdad que a Canelo y Cotto, por causa del pésimo desempeño de sus rivales, les costó muy poco ganar en sus últimas batallas. Ya lo dijimos. Pero ahora es diferente. Para vencer deberán arriesgarse, recibirán golpes que lastiman y el plan de pelea tendrá que ser el mejor de sus carreras.

No hay duda que el combate promete y promete mucho. Desde lo emotivo colma las expectativas de antemano y en el plano táctico, la batalla será un tortuoso laberinto de posibilidades donde no hay ventajas. Ganará el que se la juegue, el que utilice mejor sus herramientas y el que sepa manejar con mayor astucia el plan de pelea. Y por supuesto, también ganaremos nosotros. Veremos una gran batalla.