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El Fenómeno Tevez

BUENOS AIRES – El Fenómeno Tevez no son goles, lujos y gambetas. Tampoco la maestría para aguantar la pelota ni la potencia para llevarse puesto a los defensores. Es mucho más que eso.

El Fenómeno Tevez es el reconocimiento al tipo que volvió por amor. Amor por la familia, los amigos, el barrio y los colores. El mismo que resignó la seguridad y los cheques en blanco de Europa, y puso su prestigio en juego.

En la riquísima entrevista que le realizó Alejandro Fantino en "Animales Sueltos", Carlitos sacó a relucir ese don que lo convirtió en “el jugador del pueblo”. Porque su empatía genera en la gente la satisfacción de que “uno de los nuestros llegó allá arriba”. Triunfó y creció en todos los países que recorrió. Es un claro ejemplo de superación.

El Fenómeno Tevez es la virtud de reírse de sí mismo. Como cuando contó que tuvo que limpiar un contenedor de basura después de ir preso por manejar sin registro en Inglaterra, o cuando detalló cómo lo complicó el GPS del auto y la primera vez que se tuvo que poner un traje.

La cercanía con el público excede la cantidad inmensa de autógrafos o las camisetas que regala desde que volvió a la Argentina. Lo hace porque estuvo del otro lado. De chico volvió a su casa llorando por no conseguir la firma de sus ídolos y hoy no quiere que otros pasen por lo mismo. Aunque algunos puedan tildarlo de “vendehumo”, se nota que es genuino.

Sin dudas, lo que más llamó la atención fue su descripción del contraste entre el hotel 5 estrellas en el que se alojó con Boca en Formosa y la enorme pobreza que reina en la provincia a pocos metros de ahí. En su infancia estuvo detrás de un paredón como el que separaba a los hinchas del plantel y el lujo parecido a “Las Vegas”. Sabe de lo que habla. No faltará el idiota que intente asociarlo a una movida política…

El Fenómeno Tevez aseguró que la única forma de alcanzar el éxito es mediante el trabajo y afirmó que es preferible tener “hambre de gloria” que enojo para alcanzar los objetivos. Destacó “la importancia de la palabra”, se emocionó al contar que sus amigos con bajos recursos no lo dejan pagar cuando van a comer y admitió que a sus hijos les enseña a valorar lo que tienen.

Su carisma no lo convierte automáticamente en titular indiscutido de la Selección. Sus debatidas presencias y ausencias en la Albiceleste dependen de circunstancias que, de ninguna manera, es la idea tratarlas en estas líneas.

La intención es destacar su compromiso. Su crítica no llega a la distancia, en la comodidad de los millones legítimamente ganados. Vino a poner el cuerpo y se plantea objetivos grandes para cuando deje de correr detrás de la pelota. Está “preparado para el problema” y se hace responsable de lo que dice.

El Fenómeno Tevez clavó un golazo al señalar que en pocos días “ya nadie hablará de los inundados”, paró la pelota al opinar que para ser respetuosos “hay que bajar mil cambios” y le marcó la cancha a los políticos: “Quiero ayudar, pido seguridad y los intendentes sólo quieren la foto. Yo no vengo a hacer política”.

Está claro que no descubrió la pólvora y que sus valores son los que deberían primar. Pero bienvenida la claridad y la sencillez de su exposición. Ojalá que su mensaje ayude a aumentar la conciencia social.

Fenómeno, Tevez.