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NUEVA YORK -- "No sentí presión". La frase, en su escueta conferencia de prensa, sonó extraña en medio del temblor que provocó su eliminación en semifinales del US Open. Molesta, con gesto serio, Serena Williams enfrentó a los medios y, en menos de cuatro minutos, respondió algunas preguntas y se marchó, triste, dolida por su inesperada caída ante Roberta Vinci, que la privó de poder ganar por primera vez los cuatro Grand Slam en el mismo año.  La Nº1 del mundo cayó por primera vez ante la italiana (43ª) y cortó una larga racha de triunfos en los Majors, al punto de que llevaba cuatro títulos en fila en los grandes torneos, desde el US Open de 2014. Había logrado el set inicial, pero se derrumbó, dejó crecer a su inteligente rival y se le escapó de entre las manos un partido que jamás olvidará. Con casi 34 años, tenía la ocasión de su vida para completar los cuatro grandes en esta temporada, pero no pudo ser.
Por eso, sorprendió que dijera que no sintió presión en el estadio Arthur Ashe, ante más de 23.000 personas. "Tengo que decir que para nada sentí la presión en el partido, ni tampoco lo había hecho durante todo el torneo", subrayó Serena, que buscaba ser la primera en cerrar ese círculo especial desde que lo hiciera la alemana Steffi Graf en 1988. "Nunca me sentí presionada por ganar aquí y lo dije siempre y desde el principio". Así, tajante, volvió a responder una consulta referida al tema tan requerido. Claro, ella quería evitar las preguntas y marcharse. Estaba claro. Por eso, prefirió referirse al nivel de su rival, a la que elogió mucho. "Pienso que jugó el mejor tenis de su carrera", declaró la menor de las hermanas Williams, que vio rota su racha de 26 triunfos consecutivos en el Abierto de los Estados Unidos y 33 en los Grand Slam. "Bueno, tiene 32 años, y sabe que está en la recta final de su carrera y es muy importante para ella jugar así, tan bien". Serena, que había ganado los cuatro duelos anteriores con Vinci, el último en el pasado Abierto de Canadá, dijo era algo para sentir inspiración, pero que ni la propia Vinci pensaba que podría hacerlo tan bien. "Es algo que inspira, el ver cómo jugó durante todo el partido, pero también es cierto que en su mente nunca estuvo el hacerlo de esa manera", valoró la dominadora del circuito, en un día negro para su excelente carrera, después de sus victorias este año en el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon. Así, "La pequeña Italia" definitivamente se mudó al US Open, ya que Vinci definirá con su amiga Flavia Pennetta, de 33 años, quien eliminó a la rumana Simona Halep (2ª). Por eso, cuando por primera vez se agotaron de antemano los tickets para la final femenina el motivo fue la expectativa por el posible "Serena Slam". Nadie imaginó que la definición del sábado en Flushing Meadows la disputarían dos italianas. Mucho menos la propia Serena, dolida e impactada como pocas veces. Para colmo, frente a su público.
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