Es verdad que nadie esperaba una gran pelea, pero en realidad la Mayweather vs. Berto superó ampliamente ese pronóstico. La última pelea de Floyd Mayweather fue la peor de todas. Andre Berto no fue ni siquiera una sombra de sí mismo, apenas un pobre socio de un show payacesco y donde el boxeo como deporte fue algo secundario. Y más lo fue, porque en la batallas de respaldo vimos verdaderas guerras que al menos compensaron la decepcionante batalla principal.
Un aburrido y silencioso MGM fue testigo del final de la carrera del considero mejor exponente de la presente generación del boxeo profesional. Un monarca que finaliza con un record inmaculado de 49-0, un campeón que a lo largo de su carrera recaudó casi 700 millones de dólares, que ha figurado de manera permanente como el mejor Libra por Libra del planeta, que eligió arbitrariamente las fechas de sus peleas, que eligió jueces, que eligió rivales, estableció las reglas de sus peleas, nos mintió en sus promociones televisivas para vender más PPV y hasta tuvo una respuesta apropiada para el ultimo culebrón de su carrera: la inyección intravenosa 24 horas antes de pelear con Manny Pacquiao.
Se podrá discutir eternamente si ha sido el mejor por su boxeo, pero nadie deberá negar que como empresario del ring si ha sido y será por mucho tiempo el mejor. Como negociante, ya lo dijimos, ha sido el mejor. Como boxeador, ha demostrado tener una de las mejores defensas de la historia y también ha demostrado ser el más hábil administrando sus golpes. Los necesarios, los que alcanzan para ganar las peleas. Es verdad que eso le restó emoción y entusiasmo a sus peleas, pero todo lo compensó con una increíble capacidad de "venderse como el mejor" y tener claro cómo hacerlo.
Su última pelea, fue una muestra clara de ello. Enfrentó al peor de sus rivales y no falto público para verlo pese a que todos sabían en que terminaría la historia sabatina. Andre Berto no era rival en lo previo y sobre el cuadrilátero fue menos que eso.En la mitad de la pelea, el haitiano había lanzado poco más de 25 golpes. En el primer asalto, ¡solo lanzó un golpe! Siempre busco llegarle a Floyd con el jab, pero desde una distancia inapropiada, o sea, abanicaba los golpes y no le acertaba ni a los brazos de su rival. Cuando entraba, buscando su distancia para colocar los famosos ganchos que le dieron tanto resultado en el pasado, seguía de largo y abrazaba a Floyd. Cuando Floyd lo esperaba y se agachaba, todos sus golpes, repito todos sus gopes, en forma de martillo pasaban por encima de la espalda de Mayweather. Creo que ni ensayando "lanzar golpes errados" Berto hubiera sido tan efectivo.
Ante un hombre que se recuesta a las cuerdas y se bloquea, solo el gancho por afuera buscando impactar debajo de las costillas, parece lo único apropiado. Berto lo hizo una vez y fue el único momento en que la platea se entusiasmó. Lo de Mayweather fue penoso y totalmente inadecuado para el respeto que merece el final de la carrera de un púgil de su estatura. Bailó, habló para la platea, le sacó la lengua a alguien del público, le hablaba en el oído a Berto y golpeó en cuenta gotas, cómo y cuándo se le antojó hacerlo. Sus esquives al estilo de un torero, sus jabs, algunos ganchos bien colocados y la capacidad de bloquearse totalmente, esta vez, no recibieron ningún aplauso. La platea permaneció muda casi todo el tiempo.
Fue un combate sin emociones, sin demostraciones de boxeo competitivo y ni siquiera de boxeo técnico. Nada de eso puede haber cuando en el ring hay un solo exponente. Andre Berto faltó a la cita, no sabemos si no le importaba asistir, después de todo el llegó a esta pelea por decisión de Floyd, nunca por sus merecimientos. Hasta daba la impresión de comportarse como un simple asalariado haciendo la pelea adecuada a su empleador. Lamentable, pero real.
El gran espectáculo de la noche, quedó por cuenta de las peleas de respaldo. Johnny González perdió con Jonathan Oquendo, Badou Jack mantuvo su corona de las 168 libras ante George Groves y la revancha Rocky Martinez vs. Orlando Salido finalizó empatada. Las tres fueron verdaderas guerras, que terminaron bajo aplausos. Por suerte. No todo fue aburrido en la despedida de Floyd Mayweather. No obstante, igual queda esa sensación de vacío que la mayoría de los fanáticos han experimentado luego de cada pelea de Floyd Mayweather. No ha sido una casualidad que siempre la mayor parte platea haya estado a favor de sus rivales.
¿Y ahora? Se fue Mayweather y habrá muchos que tratarán de llenar su espacio. Pero no se apresuren, es temprano aún para afirmar que Floyd Mayweather realmente acaba de colgar los guantes. Y para imaginar que esta es solo una despedida pasajera, tiene como argumento la realidad de su carrera. Mañana mismo nadie lo extrañará. Su boxeo ha sido tan avaro, tan egoísta, que serán muy pocos los fanáticos que se rasgaran sus vestiduras lamentando el adiós de Mayweather. El boxeo no lo extrañará a Mayweather, pero Mayweather si extrañará el boxeo. Por eso no se apresuren a olvidarlo, lo imagino regresando en el 2016. El show lo necesita.