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Jugadores de EEUU aprenden español para relacionarse mejor

El receptor de los Orioles Caleb Joseph (der.) aprendió español en la escuela y cuando jugó béisbol invernal en Venezuela, y por eso se puede comunicar mejor con compañeros de equipo como Ubaldo Jiménez. Tommy Gilligan/USA TODAY Sports

Nota del editor: Puedes ver la versión en inglés de esta historia aquí.

Cuando el receptor de los Orioles de Baltimore, Caleb Joseph, estaba en la escuela secundaria, sabía que algún día tendría la oportunidad de jugar béisbol profesionalmente. Así que, además de las muchas cosas que los jóvenes que aspiran a ser peloteros hacen, él hizo algo más: tomó clases de español. Lo hizo porque sabía que si llegaba a las mayores, "Sería bueno saber español. Y, como receptor, querría comunicarme con los lanzadores de origen latino".

Estudió cuatro años de español en la escuela secundaria, más dos años en la universidad, además de que participó en la obra misionera en Honduras y jugó ocho temporadas con compañeros latinos, así que Joseph dice que sabe suficiente español como para sobrevivir en un país de habla hispana. De vez en cuando tiene dificultades para entender a alguien que habla un dialecto -como probablemente les suceda a las personas que lo escuchen hablando con el acento sureño de su Tennessee natal- pero ha hecho un esfuerzo encomiable.

También sabe lo que es estar del otro lado, después de que jugó béisbol invernal en Venezuela.

"Esa experiencia me ayudó a reconocer la dificultad que conlleva venir aquí y estar en un ambiente distinto y no saber el idioma", dijo Joseph. "Agradecía cuando allá alguno de mis compañeros de equipo me hablaba en inglés y, probablemente sea lo mismo acá, así que trato de hablar en español con ellos".

Prácticamente el 30% de los peloteros de las ligas mayores esta temporada son latinoamericanos. Para cuando llegan a las grandes ligas, la mayoría ya aprendió inglés, especialmente aquellos que han estado aquí el tiempo suficiente como para sumergirse en el idioma y la cultura. No es nada fácil, especialmente al comienzo de sus carreras, porque pocos de los jugadores estadounidenses y canadienses que vienen de familias no latinas dominan el español, y no están ni cerca de hacerlo. El entrenador de primera base de los Marineros de Seattle, Chris Woodward, dice que eso puede crear una división.

Woodward dice que ha estado en clubes en los que "los latinos están acá con su música y nuestros jugadores están allá con su música. Y se molestan los unos con los otros por que hablan demasiado fuerte o esto y el otro, en lugar de decir 'Vamos cambiando las cosas'. "

Alguien debe salvar las diferencias, dice Woodward. Y él trató de ser ese alguien, hasta el punto en que ocasionalmente le decía a su compañero de equipo, César Izturis, "Hoy, vamos a hablar únicamente en español".

"Ellos son los que están en un país extranjero, no tú", decía. "Tú eres el que debería de estar dándoles la bienvenida. No deberían tener que esforzarse demasiado. Pero algunos estadounidenses, los inmaduros, lo ven y dicen 'Él está en nuestro país, él necesita aprender nuestro idioma'. Les respondo, está bien. En algún momento tendrás que jugar béisbol de invierno y viajarás a Venezuela o la República Dominicana, y estarás en el otro lado de la moneda. ¿Cómo responderás?

"Debe haber concesiones por ambas partes''.

Dave Valle, antiguo receptor, aprendió español cuando jugó béisbol de invierno durante cinco años en la República Dominicana, Venezuela, Colombia y México. Además de aprender el idioma, se sintió inspirado a iniciar una fundación microfinanciera, Esperanza International, para ayudar a las familias más empobrecidas de la República Dominicana y Haití. Dice que no cambiaría la experiencia del béisbol de invierno y el idioma español por nada.

"Tenía la ventaja de que sabía cómo era el mundo del que provenían mis compañeros de equipo", dice. "Me ayudó a entender mejor la cultura latina y, como compañero de equipo, me ayudó a ser un puente entre los jugadores estadounidenses y latinos, porque podía hablar un poco de español y ayudarles. Sentía cierta simpatía por mis compañeros de equipo latinos.

"Ver a algunos de los jugadores dominicanos y el lugar en el que crecieron, te ayuda a comprender mejor lo difícil que es no poder hablar inglés y que te dejen en los Estados Unidos para que te las arregles tú solo".

"Sugar" (2008) es una buena película sobre el béisbol, en donde se muestran las dificultades de un jugador dominicano llamado Miguel "Sugar" Santos en su primera temporada con el equipo Iowa de la Clase A. Hay una escena en la que el manager está hablando con Santos y es obvio que el jugador no comprende lo que le está diciendo. Después hay una escena en la que Santos habla con un compañero de equipo latino en español. No hay traducción ni subtítulos durante la conversación, lo cual es una importante lección para los públicos estadounidenses, sobre lo que significa vivir en un país en el que no entiendes el idioma.

Robinson Canó, originario de la República Dominicana, dice que la mayor dificultad para los jugadores latinos que vienen aquí, no es la comunicación con otros jugadores, es intentar hacer las cosas afuera del estadio. "Como jugador, siempre encuentras a alguien (en el club) que te puede ayudar", dice. "Pero cuando estás solo, es realmente difícil si no conoces el idioma".

Eso no significa que no sea también complicado dentro del club. "Es realmente difícil si no sabes el idioma", dice. "Todos te hablan y los escuchas reír, pero no sabes qué es lo que están diciendo".

Por eso ayuda tener compañeros de equipo que hagan el esfuerzo por aprender tu idioma.

Los equipos de béisbol ofrecen clases de inglés para los jugadores latinos jóvenes, para que se adapten mejor. Pero tal vez también ayudaría tener equipos que ofrecieran cursos de español voluntarios para los jugadores estadounidenses, con vistas a mejorar la comunicación. Joseph y Valle apoyan plenamente la idea.

"Mucha gente cree que es obligación de los jugadores latinos aprender nuestro idioma", dice Joseph. "Lo entiendo. Pero creo que la prioridad debería ser tener una conexión más profunda con tus compañeros de equipo. En tal caso, ayuda si te puedes comunicar en su idioma".

Mike Scioscia, manager de los Angelinos de Los AngelesAngels, jugó en la República Dominicana, donde sus compañeros de equipo le ayudaron a aprender español. Dice que ahora les hablará en español a sus jugadores latinos, quienes en ocasiones le responderán en inglés. Él también considera que las clases de español voluntarias serían un buen curso.

"Es una gran oportunidad cultural", dice Scioscia. "Incluso en las ligas menores, para un jugador originario de los Estados Unidos, es importante tratar de comprender la cultura de otro país, ya sea la comida, el idioma. Y viceversa''.

Cano, curiosamente, dice que los jugadores latinos tienen la responsabilidad de aprender inglés porque "nosotros llegamos a su país". También se pregunta cuántos jugadores de habla inglesa harían el esfuerzo por realmente aprender español.

Aun así, Canó dice que si los jugadores (y los reporteros) hicieran el esfuerzo por aprender español, eso "sería bueno, no solo como compañero de equipo, pero sobre todo como persona, el aprender otro idioma". Imagínate, vas de vacaciones a Cuba o Venezuela. Entenderías. No necesitarías encontrar a alguien que te sirva de traductor".

Adam Jones, jardinero de Baltimore, aprendió suficiente español como para "arreglárselas" de joven en San Diego, donde conocía a mucha gente de origen mexicano, y también cuando jugaba en las menores con jugadores latinos. Aunque no cree que sea necesario un curso de español, también dice que ayuda aprender el idioma de tus compañeros de equipo.

"Es comunicación, hacer que sientan una conexión", dijo. "Comunicación. Es lo más importante en la vida. Si te comunicas, triunfas, si no, no''.

Posiblemente la cantidad de jugadores estadounidenses que hablan español aumentará con el paso de los años. Después de todo, se espera que, en general, siga creciendo el número de estadounidenses que hablan español. Pero el español no será el único idioma necesario en un deporte con muchos más jugadores extranjeros que el futbol americano o el baloncesto. Independientemente de si el jugador habla inglés, español, japonés, chino o coreano, el equipo se ve beneficiado cuando tratas de superar las diferencias.

Como Woodward dice: "Si no creas un vínculo entre ellos, continuarás teniendo una división y el equipo nunca podrá alcanzar su máximo potencial".