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Tevez versus Riquelme

BUENOS AIRES – Preguntarles a los hinchas de Boca si quieren más a Tevez o a Riquelme es como hacerle elegir a un nene entre la mamá y el papá. Los dos son ídolos, los dos desparramaron talento dentro de una cancha de fútbol, los dos son hinchas de Boca.

Pero hay algo que los diferencia. Tevez es un líder positivo. Riquelme, no. No lo fue en sus tiempos de jugador, y no lo es ahora, cuando ya retirado del fútbol profesional sigue sembrando discordia dentro del club de sus amores.

Y lo hace en un momento especial para Boca. Líder absoluto, con seis puntos de ventaja sobre el escolta cuando restan nueve en juego, los Xeneizes están a un paso del campeonato luego de cuatro años. El último fue en diciembre de 2011, justamente con Román en cancha, cuando el Boca de Falcioni se coronó invicto.

Román es una voz autorizada dentro del mundo Boca, no pierde oportunidad de asegurar cuánto quiere al club, pero cuando actúa hace todo lo posible para perjudicarlo.

Las últimas declaraciones lo demuestran. Dijo:

“Una Libertadores vale por diez torneos locales. Un torneo local es importante, pero en Boca si querés demostrar que sos un buen jugador de fútbol, tenés que ganarla”.

“Tiene el campeonato bastante cerca, gracias al empate que le sacó Tigre a San Lorenzo. Por eso ante Banfield el gol a los tres minutos dio más calma aún. Sin embargo, hay que ser sinceros, porque la suerte es necesaria, ya que Calleri buscó patear al arco y le dio el pase al que convirtió el gol... Nunca Calleri dio un pase tan bueno desde que está en Boca".

“Algunos ganaron una Copa y son dioses. Yo gané tres y parece que es poco. Es lo que me tocó”.

Román les pegó a todos: a Arruabarrena (si gana este torneo será por suerte o por la “ayuda” de San Lorenzo), a los jugadores de este plantel (no ganaron ninguna Libertadores y por ende, no demostraron ser buenos jugadores), y hasta a Tevez (ganó sólo una Libertadores y es un Dios para la gente de Boca).

No se puede dejar de lado, obviamente, que en pocos meses habrá elecciones en el club de la Ribera, y Riquelme es un enemigo declarado de Angelici, quien va por la reelección. Muchos de los dardos del ex enganche fueron dirigidos al presidente, es cierto, pero salpicaron (si fue con intención o no sólo lo sabe Riquelme) a los jugadores y al cuerpo técnico.

Tevez es la cara opuesta. Humilde, carismático, volvió para que Boca recupere la gloria y está cerca de lograrlo. La gente lo adora y la número 10 le calza a la perfección con estos colores, como declaró hace poco Maradona.

Carlitos es un líder positivo: dentro del vestuario de Boca no hubo a partir de su llegada divisiones, internas, peleas. Tevez suma. Juega. Transmite sus ganas. Contagia.

Riquelme, al menos el de los últimos tiempos en Boca, fue todo lo contrario. Ahora, lejos de las canchas, busca minar con declaraciones inoportunas lo que puede ser una alegría después de varios años de sequía.

Dentro y fuera de la cancha, Carlitos habla otro idioma.