El 21 de noviembre en el Mandalay Bay de Las Vegas, Miguel Ángel Cotto defenderá el título mediano del CMB ante Saúl Canelo Álvarez. La batalla que se transmitirá en sistema de Pago por Evento (PPV), concita la atención por muchas razones. La atracción que ejercen los dos púgiles, la rivalidad México-Puerto Rico y en esencia, el brillo histórico de la que muchos consideramos como la más emblemática de las divisiones. Y esta división, a la memoria del boxeo, le ha dado figuras de enorme trascendencia y cuyos nombres son una referencia ineludible en más de cien años e boxeo profesional.
No es fácil elegir a los que puedan ser aceptados como los mejores cinco medianos de la historia. Desde un criterio muy personal, considero que por su orden los cinco mejores son "Sugar" Ray Robinson, Harry Greb, Marvin Hagler, Carlos Monzón y Bernard Hopkins. Basta recorrer sus estadísticas para convencernos de que estamos frente a verdaderos inmortales en este deporte. Pero hay siempre algo más que los diferencia. Sus carreras, la cantidad de defensas realizadas, los rivales enfrentados y hasta el torbellino de sus vidas fuera del cuadrilátero.
Walker Smith Jr., más conocido como Sugar Ray Robinson, pocos dudan que ha sido, no solo el mejor de esta categoría, sino uno de los mejores libra por libra de toda la historia. Sostuvo doscientas peleas en 25 años de carrera y es considerado el verdadero padre del boxeo técnico y elegante estilo que inspiraría luego a figuras de la talla de Muhammad Ali
Harry Greb, fue un campeón mediano impresionante, que brilló en el amanecer del siglo anterior y que murió con apenas 32 años, luego de disputar, durante los 13 años que duró su carrera, casi trescientas peleas. Fue campeón mundial de peso medio de 1923 a 1926.Tenía un estilo agresivo y las crónicas de la época aseguran que tanto enfrentaba a rivales de su propio peso como lo hacía contra pesos pesados. The Ring lo nombró como séptimo mejor boxeador en el último siglo y el historiador Bert Sugar lo consideró como el quinto mejor boxeador de todos los tiempos, mientras que la Organización Internacional de Investigaciones de Boxeo (IBRO, por sus siglas en inglés), lo consideró en el segundo lugar.
Marvin Hagler, Carlos Monzón o Bernard Hopkins, no necesitan presentaciones. La mayoría de los aficionados al boxeo de la actual generación tuvo oportunidad de presenciar sus carreras o revivirlas a través del video.
Hagler es un ícono de los 80', un campeón que nunca abandonó la división dominándola por completo en una época en que también reinaban figuras con el calibre de "Sugar" Ray Leonard, Tommy Hearns y Roberto "Mano de Piedra" Durán.
El argentino Carlos Monzón, es una verdadera leyenda. Un campeón que defendió 14 veces el título, retirándose como campeón y transmitiendo una imagen inolvidable de verdadero invencible.
Bernard Hopkins impuso un récord de 20 defensas del título en un reinado de diez años en los medianos y siendo uno de los monarcas más longevos de la historia.
EL PRESENTE DE CANELO Y COTTO
Ante el tamaño de esas leyendas, parece que las comparaciones están demás, sin embargo, hay espacio para el ejercicio de colocar en perspectiva la carrera de aquellas figuras con el presente de los dos rivales que el 21 de noviembre van a dirimir el cinturón mediano del CMB.
Miguel Ángel Cotto y Saúl Canelo Álvarez, en lo previo, asoman como dos advenedizos, dos verdaderos outsiders en la categoría. El mexicano hoy como un súper welter y el boricua como un welter natural empujado a buscar la gloria en otras categorías para las cuales nunca ha podido dar el peso verdadero.
Y aunque parezca un contrasentido, en absoluto ese aspecto puede determinar la falta de derechos para ser considerados como unos "medianos auténticos" en relación a la historia de esta división. No olvidemos que en el pasado, no existía la categoría súper welter (instaurada en 1962) ni tampoco la de súper medianos (creada en la década del 70'). Pasar de una división a otra, carecía de los requisitos del presente, por eso un welter como Cotto cuando subía de división necesariamente tenía que pelear en los medianos.
Las verdaderas diferencias en la perspectiva del tiempo, comienzan en la cantidad de peleas. En los años 20 o en los 50, el promedio anual de Greb o Robinson era alucinante, al igual que el de la mayoría de sus rivales. Las batallas podían llegar a quince asaltos y la paga no era demasiado onerosa, por ello los descansos eran breves entre pelea y pelea. Robinson llegaba a pelear dos y hasta tres veces en un solo mes.
El grado de exigencia entre esa época y la actual, exime las comparaciones. Cotto peleó una sola vez en el 2013 y una sola vez en el 2014. Para cada pelea se preparó con tres y cuatro meses de anticipación, mientras que el dinero que ganó por los dos combates, debe superar largamente lo que Greb y Robinson ganaron durante toda su vida.
Con Hagler, Monzón y Hopkins, las diferencias a favor de la historia pasan por la forma en que los tres ejercieron su supremacía en el peso mediano: enfrentaron a lo mejor y siempre buscaron unificar diademas. Sobre el pecho de Monzón siempre se cruzaron dos cinturones (CMB-AMB), mientras que sobre el de Hagler los cinturones eran tres (AMB-CMB-FIB), al igual que Hopkins que si bien fue campeón en las cuatro principales organizaciones, no consiguió ser monarca de las cuatro al mismo tiempo.
A las diferencias ya marcadas recordemos que durante las épocas de Greb, Robinson, Monzón y en la primer tramo en la carrera de Hagler, las peleas llegaban a los quince asaltos.
Ganancias menores, peleas más desgastantes, menos tiempo entre una y otra batalla, menores recursos para realizar la preparación y rivales más exigentes. Esas son las diferencias que padecieron las grandes figuras del pasado con respecto a Cotto y Canelo.
Mayor exposición mediática, mayores ganancias, mejores recursos y más tiempo para prepararse antes de cada pelea, capacidad como campeones de elegir rivales, posibilidad tecnológica de estudiar a sus oponentes y mejorar las estrategias, son algunos de los beneficios que el presente le permite a Cotto y Canelo.
Sólo restaría dirimir los aspectos boxísticos y en ese rubro, tampoco se pueden establecer paralelismos. Hasta hoy ni Miguel Ángel Cotto ni Saúl Canelo Álvarez parecen, siquiera, aproximarse a la categoría de los cinco nombrados. Ya sea por la capacidad agresiva de Greeb o Monzón, la variedad de recursos de Marvin Hagler, la exuberancia sin igual de Robinson o la técnica elusiva superior de Hopkins.
Quizás, en la atracción mediática y el indiscutible poder de convocatoria, Canelo y Cotto superan a los grandes del pasado. Y ello determina nuestra conclusión sobre el tema de la columna de hoy: las comparaciones son imposibles. La revolución en las comunicaciones, transformó al boxeo como tal, convirtiéndolo en un producto. Los campeones de hoy responden a otras reglas que las impone el mercado, nunca el deporte como tal.
Así los fanáticos padecemos la sucesión infinita de campeones, algunos de los cuales hoy reinan, pero ni siquiera les recordamos el nombre. Campeón regular, interino, súper campeón, campeón en receso, diamante, plata y cualquier nombre que se pueda inventar, han desvirtuado en gran medida el valor de la diadema universal. Si sumamos el interés de preservar, por fines comerciales, la vigencia de esos campeones, enfrentándolos a rivales de inferior calidad o bajo imposiciones antideportivas de la parte dominante en los contratos como el "catchweight", es evidente que este tiempo es la antítesis del pasado.
El 21 de noviembre, Saúl Álvarez y Miguel Ángel Cotto se enfrentan por el título del peso mediano CMB y también por inscribir su nombre en las páginas de una categoría que ha llenado de gloria la historia del boxeo. Sin embargo, es bueno separar la gloria eterna del pasado y la gloria pasajera del presente, impuesta por las necesidades comerciales y adaptada a los nuevos tiempos. Tiempos que debemos aceptar y respetar, pero nunca mezclar ni comparar. Porque aquí si se mantiene vigente el viejo adagio de que "todo tiempo pasado fue mejor".