<
>

Dos jornadas de campaña regular son insuficientes para sacar conclusiones

Las temporadas de Philadelphia y Baltimore no han ocurrido de acuerdo al guión. AP Photo

BRISTOL -- Es la misma situación año tras año, por ahí de la segunda o tercera semana. Equipos empiezan bien y sus fans los coronan campeones de antemano. Otros juegan mal, pierden dos o tres partidos o jugadores sufren lesiones, y sus seguidores saltan a las calles rasgándose las vestiduras.

En las sabias palabras del gran Aaron Rodgers dirigidas a su fanaticada poco después de haber perdido el tercer partido de la temporada contra Detroit, R-E-L-A-X.

Si algo tiene la NFL es una temporada MUY larga. Un juego de fútbol americano equivale a 16 de béisbol o cinco de baloncesto. Tres de los cuatro equipos que llegaron a los Campeonatos de Conferencia de la temporada del 2014 arrancaron con marca de 2-2. Estoy consciente de que las estadísticas que dicen que si un equipo empieza 0-2, tiene 12 por ciento de probabilidades de clasificar, y si su marca es 2-0 tiene el 63 por ciento. Si todo fuera estadísticas, este deporte sería muy aburrido. Lo que lo hace especial es la imprevisibilidad. ¿Seattle, Indianapolis y Baltimore, con marca 0-2? ¿Tampa Bay venciendo a New Orleans a domicilio? ¿Los Jets en 2-0?

Obviamente, muchos equipos están bajo presión. No pueden darse el lujo de caer aún más bajo porque la situación se volvería, aunque no imposible, mucho más complicada. Baltimore, por ejemplo, recibe a Cincinnati en casa. Un comienzo de 0-3, perdiendo a domicilio con un rival de división, los forzaría a remontar cuatro partidos para asegurar un puesto más alto en la división.

Cabe notar que hay diferencias entre malos comienzos. Baltimore y Seattle tuvieron partidos cerrados, ambos jugando como visitantes y tuvieron momentos positivos. La situación de Indianapolis y Philadelphia es diferente. Los dos perdieron un partido en casa y cometieron errores mentales.

Empecemos con la situación de Indianapolis. Dicen que cuando el río suena agua lleva, y el rumor de la pugna entre Chuck Pagano y Ryan Grigson, el gerente general, toma fuerza día a día. Después del partido contra Jets, le preguntaron a Pagano acerca de las dificultades de Andrew Luck para lanzar y de su línea ofensiva declaró, “Ha sido la misma historia por tres años, ¿verdad?". Traducción: la directiva no hizo nada para reforzar una unidad que fue de mediocre a mala en 2014, y que frente a defensivas de primer nivel, como las de Buffalo y Jets, tuvo problemas. Este tipo de situaciones impactan negativamente a un equipo. Chuck Pagano no tiene la última palabra sobre los 53 jugadores del roster. Esta es la responsabilidad de Grigson. La defensiva no ha sido buena. Antes de 2015, Grigson seleccionó un jugador defensivo antes de la quinta ronda. Fue Bjoern Werner, primera vuelta en el 2013, quien ha sido una decepción. La selección de Phillip Dorsett sorprendió a la mayoría de los expertos. Es buen jugador, pero ya tenían uno similar. Es una réplica de T.Y. Hilton. Los dos son veloces, ágiles, pero de complexión física liviana. Ambos jugadores tuvieron problemas desmarcándose los últimos dos partidos. Pagano también tiene que mejorar. El equipo no está bien preparado. Cinco entregas y once castigos reflejan el trabajo del cuerpo técnico. Del lado positivo, los errores no son difíciles de corregir, en lo que corresponde a técnicas de bloqueo, selección de jugadas para mejorar la protección y disciplina mental. Dudo que Adam Vinatieri falle más goles de campo de menos de 30 yardas o que Frank Gore repentinamente desarrolle un problema con balones sueltos.

La situación de Philadelphia es más complicada. Habiendo sido mi selección para representar a la NFC en el Super Bowl, obviamente esperaba más. La defensiva tuvo un mal comienzo en Atlanta, pero a partir del segundo tiempo de ese partido, incluyendo el juego contra Dallas, permitieron sólo 19 puntos en total. Byron Maxwell ha quedado a deber. Recibió un contrato de 63 millones de dólares y ha sido quemado para touchdown por Julio Jones en la primera semana, y por Terrance Williams en la segunda. Tendrán que superar una posible baja de Kiko Alonso, a quien canjearon por LeSean McCoy, por una lesión en la rodilla que está siendo evaluada. Aun así, la defensiva no es el problema. La ofensiva de Chip Kelly, que en 2014 fue la N° 5 en yardas, y N° 3 en puntos anotados, no ha sido mala. Ha sido pésima. La línea ofensiva cuenta con tres jugadores que debatiblemente son los mejores de la NFL en su posición: Jason Peters, Jason Kelce y Lane Johnson. Los guardias, Allen Barbre y Andrew Gardner, son el problema. Jugaron bien en pretemporada contra titulares de otros equipos, pero en temporada regular no han podido con el paquete. Sin apoyo de la línea, la penetración de los rivales defensivos ha sido constante. DeMarco Murray tiene 11 yardas en 21 acarreos. Sam Bradford se ha visto como liebre encandilada, y ha estado totalmente fuera de ritmo. Chip Kelly apostó en grande al avocar por el despido de Howie Roseman como gerente general, y quedarse con el control completo del equipo. Se deshizo de unos jugadores y trajo a otros, en particular Bradford, para implementar su sistema. Ahora tiene la soga al cuello.

Todo esto es parte de la adversidad que sufren los equipos de la NFL. Siempre he pensado que el fútbol americano presenta la mejor analogía de la vida real. Problemas y crisis siempre existirán, pero hay que seguir adelante y tratar no sólo de sobrevivir, sino de mejorar. Dallas nos da otro ejemplo.

Perdieron a Dez Bryant por 10 semanas, o quizás más. Tiene la misma lesión que tuvo Kevin Durant en el baloncesto. Durant no pudo regresar en el período esperado. El comentario fue que siempre y cuando no perdieran a Tony Romo, todo estaría bien. Perdieron a Tony Romo por un plazo de ocho semanas con una fractura en la clavícula, lesión que es menos complicada de evaluar que la de Dez. Dallas tendrá que adaptarse, pero la situación no es tan negra como la pintan. Por lo que he visto en las primeras dos semanas, y por los jugadores que regresarán en otras dos como Rolando McClain y Greg Hardy, la defensiva de Dallas podría estar entre las cinco mejores de la liga. Son ahora la N° 3 en yardas permitidas, pero la N° 15 en puntos. Cuentan todavía con una de las mejores líneas ofensivas de la NFL. Se atraviesa también la semana de descanso. Los rivales durante la ausencia de Romo serán en casa contra Atlanta, New England, Seattle y Philadelphia. De visita contra New Orleans, Gigantes y Tampa Bay. Siendo conservador y proyectando una marca de 3-4, Romo regresaría contra Miami para después enfrentar a Carolina, Green Bay, Jets, Buffalo y Washington dos veces. La división no es muy fuerte. Un registro de 9-7, aún de 8-8, podría darles el título. Ya en playoffs, con Romo y Dez de regreso, los Vaqueros podrían llegar lejos.

En Denver, los reportes del declive de Peyton Manning parecen haber sido un poco exagerados. Es probablemente un cuarto de tanque, pero a Peyton todavía le queda algo de gasolina. Es evidente que todavía le cuesta trabajo implementar la ofensiva de Gary Kubiak, sobre todo cuando lo colocan bajo centro dada su limitada movilidad, pero como vimos en el partido contra Kansas City, cuando fue necesario lanzar, Peyton lo hizo de la formación escopeta y fue efectivo. Denver tiene también a una de las mejores defensivas de la NFL. Wade Phillips no fue buen entrenador en jefe, pero como coordinador defensivo es excelente. Ganaron sus dos partidos gracias a touchdowns defensivos en la segunda mitad. Peyton no tendrá que hacer tanto como antes. Poco a poco se irá adaptando al sistema y los errores, como las dos intercepciones regresadas para anotación que tiene, disminuirán. Denver ha sido de las sorpresas positivas en esta temporada.

Todo parece indicar que los Patriotas son el equipo a vencer en 2015. La defensiva tiene sus deficiencias, pero la motivación que tiene Tom Brady para borrar toda clase de dudas sobre su calidad, y la de su equipo, es intensa. Los Pats están jugando como un equipo poseído por un sentimiento de rencor y venganza hacia el resto de la liga. Este tipo de motivación, junto con el talento y la capacidad de preparación que tienen, los convierte en un rival formidable.

Finalmente, mucha gente me ha preguntado si quiero cambiar mis selecciones para el Super Bowl. Esto no es golf en donde existen los “mulligans”. Para los que no conocen este deporte, el “mulligan” es un tiro extra cuando el primero no sale bien. En nuestro mundo esto no se vale. Me quedo con Baltimore como campeón ganador del Super Bowl sobre Philadelphia, tan inverosímil como este escenario parezca en este momento, en particular por la situación de Philadelphia. La temporada de la NFL nunca se ha decidido en la segunda semana.

Si no resulta, habrá que aceptar las fallas junto con los aciertos de otros años.