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Doblemente triste

Una imagen rotunda: Vázquez y Nalbandian en Lyon AP

BUENOS AIRES -- El dolor de la derrota es grande. La ilusión de poder llevar a Argentina a la cuarta final de su historia en la Copa Davis y a la tercera en cinco años se truncó en la olvidable visita a Francia. Tan dura, como que fue la primera caída por 5-0 de la máxima potencia del tenis latinoamericano en seis años. Pero aún más impactante fue el hecho de que recrudeció un clima espeso, de polémica, con frases inoportunas, y nuevamente con David Nalbandian en el centro de la escena.

El ex top-ten mundial, ese talentoso cordobés que les ganó a todos en el circuito y a casi todos en la Davis, que es uno de los dos o tres mejores en esta competencia en la década, volvió a dar mucho de qué hablar. Tantas veces elogiado por su calidad y sus triunfos adentro de la cancha, es el mismo que genera repetidas controversias afuera del rectángulo de juego. Y esta situación ya merece un replanteo serio y profesional.

Desde este espacio, en muchas oportunidades se habló de que en el tenis, por ser un deporte individual, es realmente complicado formar un equipo, con unidad, respeto y tirando todos para el mismo lado del carro. Es que el tenista está obligado a adaptarse a lo que no está acostumbrado, como lo es trabajar en conjunto, ayudar al compañero y representar al país. Un problema difícil de resolver, pese a las experiencias vividas, que debieron servir para aprender del error y no volver a incurrir en más de lo mismo.

En los últimos 30 años, Argentina ya padeció esto en numerosas ocasiones, desde las consabidas enormes diferencias entre Vilas y Clerc, pasando por la desunión Jaite-De la Peña, las críticas de Gaudio y Nalbandian a Coria por falta de compromiso para jugar en las mejores condiciones, la triste carta firmada por 14 jugadores pidiendo la renuncia del capitán Luza -luego consumada-, hasta las recriminaciones de Nalbandian a Del Potro por llegar cansado del Masters a la fatídica final de 2008, cuando perdió y se lesionó.

La actual gestión de Vázquez venía siendo bastante prolija, pese a la aparente falta de sintonía con David. Sufrió, por lesiones y no por diferencias, las bajas de Nalbandian en 2009 y de Juan Martín en 2010, lo que le generó dolores de cabeza, deportivamente hablando. Pero ahora reapareció la polémica figura de David, a quien hay que saber dividir entre lo que muestra adentro y lo que genera afuera. El problema es que sus acusaciones públicas provocan un clima interno lejos del ideal y eso opaca sus hazañas.

Esta vez, Nalbandian quería ser designado por "Tito" como número uno del cuarteto albiceleste en Lyon, para así evitar enfrentarse al peligroso Gael Monfils en la primera jornada de la semifinal. La intención de David era que el capitán optara por Eduardo Schwank en lugar de Juan Mónaco y así, por las ubicaciones de ellos en el ránking de la ATP, sería Schwank el rival de Monfils y podría David tener más posibilidades en su choque ante Michael Llodra. Pero se dio a la inversa.

La apertura de la eliminatoria dejó el saldo de la victoria de Llodra sobre Mónaco y así Nalbandian sintió mayor presión, lo que en general suele manejar muy bien, y cayó ante Monfils. Ese 0-2 ya parecía sentenciar la semi. Y así fue, nomás. La dupla integrada por Schwank y Horacio Zeballos batalló y mostró avances, pero no pudo ante la mayor experiencia y el sólido rodaje de Llodra y Arnaud Clement. La esperanza de trepar a otra final se hizo añicos, pero no en un ambiente cordial, como se esperaba.

Por eso mismo, causaron sorpresa las frases post-derrota de Nalbandian en su single, al afirmar que "el capitán no me consultó", sobre la elección de quiénes iban a disputar los individuales del viernes. En cambio, Vázquez dijo que el cuerpo técnico analizó mucho ambas opciones y lo habló con los jugadores el miércoles, previo al sorteo del jueves, y que todos estuvieron de acuerdo con la decisión tomada. Quedó a la vista que David no estaba para nada conforme.

De algo uno está seguro y es que jamás se sabrá si realmente el líder natural del equipo argentino hubiese derrotado a Llodra, en el caso de haberlo enfrentado en la primera jornada. Además, esa preferencia personal de Nalbandian implicaba tácitamente que no le tenía confianza a Mónaco ante el ofensivo zurdo galo, ni a Schwank. En su cabeza, la estrategia era buscar imponerse a Llodra, a sabiendas de que Monfils sería imbatible para sus compañeros.

El 15° del mundo terminó siendo superior al propio David, el histórico mejor argentino en la Davis, ahora con récord de 20-5 en singles. Ya se había dicho que no siempre Nalbandian puede rendir a pleno y que alguna vez podía perder, como ocurrió en este caso. En general la "rompe" en la Copa y muestra un interés supremo por estar. De hecho, la formación de Vázquez se instaló este año en semis gracias a las heroicas actuaciones de su figura en las exigentes visitas a Suecia y Rusia.

El sueño argentino de poder lograr el primer triplete al hilo de visitante en este torneo no se hizo realidad, ya que los unidos franceses, con titulares, suplentes, marginados y lesionados alentando y compartiendo el box, fueron más regulares y supieron marcar ventajas en los momentos decisivos. Lo que dolió es que, ya "con el diario del lunes", en este caso, del viernes, era más fácil "salir a pegarle" al capitán por la elección. Y eso, literalmente, es lo que hizo Nalbandian.

Siempre, en esta clase de situaciones, lo aconsejable es hablar y discutir las cosas de manera interina, y no salir a criticar al conductor "a los cuatro vientos". En realidad, eso genera un revuelo sin sentido y, éticamente, no es bueno. ¿Habrá sido la intención de David provocar una inestabilidad en la continuidad de Vázquez en la silla de capitán? Rápidamente, empezaron a sonar nombres de posibles candidatos, a la vez que el entrenador dijo sentirse firme y aclaró que tiene un año más de contrato.

Todo esto no hace más que eclipsar, en gran medida, lo que se vio en la cancha, lo que dejó esta derrota en suelo francés, más preocupante por el conflicto creado que por el aspecto deportivo. Es que, si se liman las asperezas, Argentina puede disponer de un par de años con inmensas expectativas en la Davis, siempre que estén bien físicamente Nalbandian y Del Potro, más el aporte de la valiosa pareja Schwank-Zeballos. Además, podrá ser local contra la mayoría de los rivales en el Grupo Mundial.

Es cierto que luego Nalbandian intentó bajar los decibeles y "poner paños fríos", diciendo que la decisión de Vázquez había sido correcta, pero lo concreto es que lo hecho ya había marcado otra triste página en la historia copera albiceleste. Y otra vez volvió a embestir contra la prensa, como pasó en reiteradas ocasiones, diciendo que se malinterpretó una respuesta suya, se la cortó y se terminó generando una polémica indeseada.

Lo que debiera hacer Nalbandian, tan inteligente para diagramar y resolver jugadas como un magnífico tenista, tan elogiado por sus colegas y los periodistas, es entender que el problema partió de él mismo, ya que pudo guardarse cualquier tipo de rencor e ir a hablarlo con el capitán. No es sano, para nadie, que aparezcan estas discordias en el seno de un grupo que necesita unirse y fortalecerse más que nunca. Sin afán de crear un conflicto, los periodistas transmitieron lo que el propio cordobés dijo. Así de simple.

Por eso, volviendo a la vida que llevan los trotamundos de la raqueta, es que se ve seguido esta clase de actitudes individualistas, donde los protagonistas suelen poner sus grandes egos por encima del bien del equipo. Y el nuevo capítulo llegó, cuando ya parecía que todo se resolvería puertas adentro, al comprobar Vázquez que Nalbandian no esperó el final de la serie y se fue de Lyon sin aviso (sólo les solicitó su partida a los dirigentes de la AAT).

El capitán siempre aguarda el desenlace para juntar a los jugadores, dialogar y escuchar opiniones, en pro de una mejoría en la relación. De hecho, pensaba decirle a Nalbandian lo que explicó ante los medios, que a Monfils había que ganarle el viernes o el domingo, sin importar el día. Esa charla quedó pendiente para su vuelta a Buenos Aires, donde además le pediría explicaciones a David por sus gestos de protesta en pleno partido, por el reclamo de un punto, ante la vista de todos.

Como el propio Vázquez comentó, se viene la hora de "sacar los trapitos al sol", algo que ya hizo en otro momento. Igual, esta vez pasaron cosas que merecen una fuerte autocrítica, y ellos dos deberán hablar, sin tener como objetivo que llegue a oídos del periodismo. Mientras haya respeto, será cuestión de intentar recomponer todo de cara al futuro. El tenis argentino se merece otro destino, a la espera de que los mejores puedan estar juntos en pos del postergado sueño de levantar la esquiva ensaladera de plata.