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La columna de Felipe Contepomi

BUENOS AIRES -- Cada vez falta menos tiempo para que comience el Mundial de Nueva Zelanda. Y que esté ahí, tan cerca, me provoca distintos sensaciones: alegría, ilusión... y también un poquito de nostalgia. ¿Por qué? Porque tengo claro que mi camino en el seleccionado argentino es cada vez más corto por un tema lógico: la edad. Así que si el Mundial de Nueva Zelanda llega a ser el de mi despedida del seleccionado, lo quiero tomar más como el único que como el último. ¿Llegar a jugar un quinto? No cierro la puerta, pero lo veo muy, muy, difícil. Primero, porque desde que me recuperé de la lesión en la rodilla -rotura del ligamento cruzado anterior izquierdo- mi principal y único objetivo fue siempre la RWC de Nueva Zelanda y, además, porque a 2015 llegaría con 38 años recién cumplidos.

La previa de este Mundial me agarra siendo el capitán de este plantel. Y, para serles sincero, les cuento que lo de asumir la capitanía en 2008 fue difícil, porque justo tocó en un momento de mucho recambio y, además, porque, debido a la lesión de 2009 estuve un año sin poder ugar en el seleccionado. La realidad es que superar ese momento me costó, porque duele mucho ser el capitán de un equipo y no poder estar dentro de la cancha por un problema físico. Por suerte, el mal trago y las angustias ya son parte del pasado y, ahora, puedo disfrutar de lo que se viene, que no es ni más ni menos que un Mundial.

Les confieso que, en mi primer Mundial (Gales 99), yo era mucho más inconciente y no sabía bien dónde iba; por suerte nos terminó yendo muy bien, je. Ahora, al ser más racional, uno toma verdadera conciencia de a dónde va y de lo que deberá enfrentar. Uno ya sabe lo duro que es una Copa del Mundo. Y creo que esa experiencia de saber a dónde, cuándo y por qué te permite disfrutar más el momento, sin estar ansioso pensando en el mañana. Ojo, esto tampoco significa que ya no nos quede más por aprender, porque, justamente, yo soy una persona que cree que siempre se puede aprender algo más. ¿Un ejemplo? La frescura de los más chicos, que por ahí algunos vamos perdiendo. Y esto significa que, aunque uno tenga más experiencia, se puede aprender mucho de los más jóvenes. O por lo menos así lo veo yo.

El Mundial de los Pumas comienza el 10 de septiembre y cada paso que uno da sirve para ese momento. Ni el partido contra Sudamérica XV, ni el test match ante Gales ni el encuentro frente a Worcester son del todo relevantes; el gran objetivo es el primero: contra Inglaterra, el 10 de septiembre, en Dunedin. Y ahí estaremos.

Un abrazo para todos.

Felipe.