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La copa del Burro

ROMA -- Desde el 1990, cuando en celeste jugaba aún Diego Armando Maradona, Nápoli no ganaba un título. Ahora, 22 años más tarde, el Burro superó de manera neta y con mérito por 2 a 0 a Juventus (el neo campeón de Italia) y, de esta manera, levantó la Coppa Italia, la cuarta en toda su historia.

Un triunfo que premia una temporada muy positiva, en la que Mazzarri y sus muchachos supieron representar con honor y orgullo al tricolor en Champions League, y que le da valor al trabajo cumplido hasta el momento por parte de la sociedad, de los jugadores y del entrenador: un club entero que está trabajando bien y merece ver reconocidas todas sus fatigas.

La Vieja Señora, por su parte, se quedó con un sabor amargo, que arruina un poquito su campaña perfecta, como un postre desagradable al final de una cena exquisita.

Una derrota que, sin embargo, podría enseñarles a los bianconeri más que un triunfo: en fin de cuentas, el único elemento que le faltó en esta temporada al conjunto de Turín fue la derrota, factor fundamental, en el deporte como en la vida, para poder crecer y mejorar.

ALGO DIFERENTE
Evidentemente Juventus festejó demasiado durante la semana por la conquista del Scudetto y terminó por perder algo de concentración en vista de este encuentro. En efecto, no fue la Vieja Señora que nos acostumbramos a ver a lo largo de esta temporada, y sobre todo se vio muy diferente respecto al equipo que cerró el torneo nacional con 9 triunfos en los últimos 10 partidos.

Los bianconeri sufrieron especialmente sobre el plano físico y de la atención, frente a un Nápoli que cumplió con una labor excelente, le concedió muy poco a su rival y supo, en cambio, mostrarse con peligro cambiando ritmo de vez en cuando, con llamaradas estudiadas para desgarrar las líneas defensivas juventinas.
Al mismo tiempo, Mazzarri jugó con su "once ideal", pero parándolo a Hamsik en una línea de cinco volantes más que entre líneas junto a Lavezzi, mientras que Conte (sin el lesionado Chiellini, sustituido por Cáceres) les dio espacio a Boriello y Del Piero en la delantera, una decisión que se reveló equivocada, sobre todo considerando que Vucinic estaba a disposición.

Además, hay que recordar que el capitán Alex, tras toda una temporada pasada en el banco, jugó una hora el domingo pasado más otra en esta ocasión: hubiese sido más prudente concederle sólo la última media hora en una de las dos ocasiones.

Así, el Burro controló el partido desde el inicio y no le permitió a Juventus la gestión del ritmo y de la intensidad. Así, a frente de algunas buenas chances de los partenopeos, que estuvieron cerca de pasar en ventaja en mas de una ocasión, Juventus se mostró con claridad apenas con un disparo de Marchisio bien tapado por De Sanctis.

En el complemento Mazzarri sorprendió levantándolo a Hamsik para aumentar la presión sobre la defensa rival, movida que pagó al minuto 63, cuando Lavezzi se metió perfecto en el área y Storari, con una salida ingenua y fuera de tiempo, lo bajó de manera evidente. Cavani metió el 1 a 0 que le puso el partido en bajada a Nápoli.

Conte tardó cinco minutos en reaccionar y finalmente puso dos cambios que hubiese debido cumplir en el entretiempo: salieron Del Piero y Lichtsteiner y entraron Vucinic y Pepe. El cuadro mejoró de manera evidente, empezó a jugar con más ideas y ritmo y rozó el empate, especialmente con una desviación a quemarropa que De Sanctis tapó con un milagro.

El Burro parecía estarse dejando escapar el desafío desde las manos, desperdiciando también alguna buena contra con la que podía liquidar el trámite. Pero en el tramo final, al minuto 83, los celestes armaron una contra de manual: Cavani abrió la defensa, Pandev puso el cuchillazo vertical y Hamsik se mandó al área y definió con un derechazo cruzado.

En lo que quedó del partido se vio la astucia de Mazzarri, quien lo puso a Dossena por Hamsik para dar aún mayor cobertura a Zúñiga por izquierda, mientras que a los bianconeri les saltaron los nervios, con Quagliarella expulsado a causa de un codazo en la cara a Arónica.

Al final, Nápoli pudo celebrar con una gran fiesta: merecida, porque jugó bien, fue más que los campeones de Italia y, como dicho, coronó una temporada en la que hubiese merecido mayor satisfacción, a pesar de sus límites y de los errores cometidos.

UNA BUENA REVANCHA
Nápoli se sacó una grande satisfacción con este triunfo. Ganar un título es siempre algo importante y esta competición no es una excepción, sobre todo ahora que, finalmente, en Italia están recordando nuevamente el valor de la Copa Italia.

A todo eso, fue muy importante para el Burro superar a Juventus, equipo que terminó el campeonato invicto y se coronó campeón. Como primera cosa, los celestes se llevaron una buena revancha tras la derrota 3 a 0 sufrida en Turín cerca del cierre del campeonato, un resultado que puso en crisis al equipo y que, en fin de cuentas, junto a otros terminó por costarle la tercera plaza.

Como segunda cosa, Mazzarri en una cierta manera demostró que sus argumentaciones no estaban del todo equivocadas: él sostuvo que su equipo, desde le punto de vista técnico y táctico, no es menos que Juve o Milan, pero que su plantel era algo corto y disponía de poquísima experiencia, lo que le exigió un caro precio a la hora de jugársela sobre tres frentes, con la enorme presión de la Champions League. Este éxito les da peso a sus teorías.

En este marco, la esperanza es que el club logre mantener el poder del plantel, posiblemente para ampliarlo un poco, puesto que ahora los jugadores cuentan con mayor experiencia y, de seguir así, podrían pelear por Scudetto y títulos europeos en los próximos años.

Vale la pena recordar que nadie en Italia (y pocos en Europa) tuvieron una campaña dura como la tuvo el Burro: le tocó un Grupo durísimo en Champions que supero de manera brillante, dejando afuera al futuro campeón de la Premier League; además, salió en octavos tras haber puesto en rodillas en la ida a Chelsea, cuadro que se coronó campeón de la Champions.

PREPARA LA REVANCHA
Juventus, en cambio, ya estará pensando en como preparar la revancha, que no tardará en llegar, puesto que en agosto ambos se enfrentarán por la Supercoppa Italiana.

Como decíamos, en vista de ese encuentro contra Nápoli, pero en general para prepararse para la próxima campaña, en la que el cuadro deberá jugar también la Champions League, ésta derrota no les cae tan mal a los bianconeri.

Ahora este conjunto conoce la derrota. Sabe cual es su sabor. Hecho que suele motivar a los equipos ganadores y de carácter como éste conjunto. Además, les dejó bien claro a los juventinos el mensaje de que nunca deben bajar la tensión, especialmente con el juego dinámico y tan táctico que practican ellos.

Un recuerdo de humildad también para Conte, que después de todo el gran trabajo que cumplió, subrayando siempre de adonde venía su equipo y gritándole al mundo entero que ganar el Scudetto fue como cumplir un milagro, ya se estaba olvidando que no hay nunca que subestimar al adversario y que hace falta atención y trabajo duro para ganar y, en particular, para tener continuidad en los triunfos.

Probablemente entrenador, equipo y dirigentes (que soñaban con poner la estrella de plata por la décima Coppa Italia) preferían aprender esta lección perdiendo algún otro partido y no justo la final de un torneo, pero en realidad tuvieron suerte: la temporada terminó y queda todo el tiempo para superar el golpe. Perder en campeonato, en cambio, o cualquier partido precedente en la Copa, los hubiese hecho sentir menos invencibles, probablemente, les hubiese costado mucho más.

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