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Salió el campeón

KIEV (Enviado especial) -- Al final, en el último partido de una Eurocopa algo floja, España mostró lo que sabe, puede y debe hacer a cada partido: jugó fantástico, dominó a su rival con un fútbol agresivo, ofensivo, dinámico y hermoso y le ganó a Italia por goleada, nada menos que 4 a 0.

No fue un resultado honesto, porque penaliza demasiado a una Azzurra que desilusionó en última instancia, sin dudas, pero que tuvo también mucha mala suerte, viviendo la clásica "noche maldita".

De todas maneras, el triunfo de la Roja fue más que merecido: el conjunto de Del Bosque bajó con la convicción de los grandes, con la actitud de los campeones que ya sienten que van a ganar el partido.

Fue con esa mentalidad que impuso su ritmo y su juego desde los primeros minutos, aprovechándose al máximo de un rival que tardó demasiado tiempo en entran en el partido. Así, con una España de maravilla por un lado y los italianos muy imprecisos por el otro, Casillas y compañeros construyeron muchas ocasiones y ya al minuto catorce metieron el 1 a 0, gol al que Chiellini contribuyó con una pésima fase defensiva.

Evidentemente el defensor de Juventus no estaba bien y, en efecto, pocos minutos más tarde tuvo que abandonar el césped de juego por un problema muscular.

La Nazionale tuvo una reacción de orgullo a la desventaja y los jugadores finalmente pudieron aplicar lo que habían estudiado. En ese momento se vio lo que el conjunto de Prandelli tenía, para hacerle frente a los españoles: un material que convencía bastante.

Sin embargo, tras haber presionado mucho y desperdiciado dos clarísimas ocasiones de gol, el equipo itálico cedió nuevamente atrás y concedió el 2 a 0, construido por los españoles con una contra genial y perfecta.

A pesar de la lejanía de nuestra posición desde la cancha, se podían ver claramente las caras de desilusión y ya casi rendidas de los azzurri, que en los últimos cinco minutos del primer tiempo desaparecieron de la cancha otra vez más.

Italia se fue a los vestuarios con la cabeza baja, pero regresó con otra actitud. Evidentemente, Prandelli había encontrado las palabras justas para motivar a sus muchachos. Además, el técnico puso también un cambio en el entretiempo, con la entrada de Di Natale por Cassano.

La movida funcionó y a pesar de seguir sufriendo el dominio rival, la Azzurra tuvo la chance de descontar. España, repetimos, disputó un enfrentamiento extraordinario y contra una Roja tan fuerte, los cisalpinos necesitaban realmente una descarga emotiva positiva para poder reaccionar. En ese sentido, ese mano a mano clamoroso del recién entrado Totó podía darle al equipo lo que estaba necesitando para cambiar su propio destino.

En cambio pasó exactamente lo contrario: el delantero italiano erró la ocasión, disparando encima de Casillas para fallar también el intento de "tap-in", y por encima unos diez minutos más tarde el recién ingresado Thiago Motta salió lesionado, cuando Prandelli había ya terminado sus cambios.

La Azzurra así se quedó con 10 y seguía perdiendo 2 a 0. El partido prácticamente se acabó ahí. Los hinchas italianos, tristes y desilusionados, esperaron hasta el final en un gol casual, que quizás pudiera abrir nuevamente el partido y así transformar una pesadilla en una especie de milagro. A veces, el fútbol regala ese tipo de historias.

Pero claramente no era esta la noche para ese tipo de "batacazos", porque España simplemente estuvo demasiado bien y fue mucho más que Italia en cada zona de la cancha. Así, el equipo ibérico no sólo controló sino que hasta le dio el aspecto de una goleada al marcador, con las anotaciones de Torres y Mata. Un 4 a 0 injusto para la Azzurra pero merecido para la Roja.

Un resultado que le permite a los ibéricos festejar de la mejor manera el increíble suceso del triplete: EURO2008, Mundial 2010 y EURO2012. Un ciclo histórico a nivel mundial, que este equipo construyó en seis gloriosos años, sin dudas los más exitosos de toda su historia.

Para los italianos, queda el dolor de no haber visto al "verdadero equipo" de esta competición: en efecto, la Azzurra de la final no fue la que supo parar a España en el debut, pasando hasta en ventaja, la que vimos crecer a lo largo de este maravilloso mes, la que nos emocionó jugando tan bien y la que fue capaz de hacer enamorar a mucha gente con sus brillantes performances, especialmente la de la semifinal ante Alemania.

El que se vio en la final fue un equipo agotado que, por encima, sintió demasiado la presión de un match tan importante jugado contra gente que tiene enorme experiencia en cuanto a finales. Ese es el único pesar que nos confesó Prandelli, respondiendo a nuestra pregunta en conferencia de prensa: la duda de que hubiese pasado con algún día más para recuperar energías y preparar mejor este partido.

Queda también la pena por haber encontrado a la mejor España de los últimos años, justo en la final. Lo de la Roja en ese sentido estuvo increíble, porque respondió a las justas críticas por un torneo en el que había estado lejos de su mejor nivel con un fútbol elegante, efectivo y maravilloso. Un fútbol total.

Cuando juega así, el conjunto de Del Bosque no deja ni la sombra de la duda de ser el mejor equipo del mundo. Cuando juega así, hasta a un triste hincha italiano le toca decir "gracias Roja y viva la España". Aunque todavía debemos entender por qué tuvimos que esperar el primero de julio para ver semejante espectáculo.

Por lo bueno para Italia queda el hecho de haberse clasificado a la Confederation Cup, en cuanto finalista de la Eurocopa ante el actual campeón del mundo. Algo muy positivo para un equipo que demostró tener buen nivel técnico pero poca experiencia en este nivel de competencia.