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Tsonga venció a Raonic en 'maratón'

LONDRES -- El francés Jo-Wilfried Tsonga protagonizó un duelo memorable ante el canadiense Milos Raonic con récord histórico de extensión, de 3 horas y 56 minutos, al imponerse por 6-3, 3-6 y 25-23 en la cancha 1 del All England Club, el recinto del tradicional Wimbledon.

El triunfo de Tsonga, quinto favorito, sobre Raonic se convirtió este martes en el partido más largo de la historia de los Juegos Olímpicos en el tenis.

El choque pulverizó todos los registros anteriores. El All England Club de Wimbledon contempló dos nuevas marcas. Además del del número de juegos disputados (66), superó, con 3 horas y 56 minutos, el de mayor duración desde que los partidos en los Juegos se disputan al mejor de tres sets.

Fue en la cancha Nº 1 del club londinense, que obligó a trastocar toda la jornada, donde Tsonga y Raonic firmaron números excelsos en esta competición.

"Me siento muy contento, sobre todo por el triunfo y por haber vencido a un gran jugador. Está muy bien que en los Juegos haya partidos como estos", dijo Tsonga, que les restó trascendencia a los récords establecidos.

"Estoy feliz de haber batido este récord. De momento, es la única manera que tengo de escribir mi nombre en la historia del tenis", dijo entre risas Tsonga. "Con Rafa (Nadal), Roger (Federer) y Novak (Djokovic) es difícil ganar los grandes torneos".

"Espero que en el próximo récord sea yo el que gana el partido", bromeó Raonic, quien saludó muy amable al francés, pese al dolor de sufrir una derrota desgastante en lo emocional y físico.

Fue el enfrentamiento más duro. Que no solo batió el registro individual, firmado en Atenas 2004 por el chileno Fernando González y el estadounidense Taylor Dent, de 6-4, 2-6 y 16-14, con 48 juegos en 3 horas y 25 minutos, en el partido por la medalla de bronce, sino también el de semifinales de dobles que en Beijing 2008 enfrentó a los suecos Thomas Johansson y Simon Aspellin contra los franceses Arnaud Clement y Michael Llodra, con marcador de 7-6, 4-6 y 19-17, con 59 games.

Fue un pulso memorable el que midió a ambos tenistas en Londres, ahora que la competición se arrima a la hora de la verdad. Raonic, una amenaza latente, estuvo protegido por su poderoso saque. Acabó el choque con 23 saques directos (15 en el tercer set), con los que respondió a las intenciones de Tsonga (logró 17 aces), con más recursos pero incapaz de quebrar el arma de su adversario.

El canadiense respondió al cara a cara después de haber ganado el segundo parcial. Se aferró al encuentro y salió airoso en cada una de las acciones en las que su rival le puso contra las cuerdas.

De hecho, antes de hincar la rodilla, Raonic había superado tres puntos de partido. Sacó con firmeza como respuesta. Sin embargo, en el último juego del set definitivo, también convertido en el más largo de la historia olímpica (25-23), fue incapaz de levantar el 0-40 que tuvo en contra y que le condenó a la derrota.

Wimbledon es tierra fértil para choques interminables y marcas imposibles. Por cantidad de games, sólo un choque supera a este de Londres, pero se dio en la era amateur y cuando se jugaba al mejor de cinco sets y no existía el tie-break. En los Juegos de Amberes 1920, el británico Gordon Lowe necesitó 76 games para derrotar al griego Augustos Zerlendis por 14-12, 8-10, 5-7, 6-4 y 6-4.

El tenis desapareció como disciplina olímpica tras los Juegos de París de 1924. Cuando regresó, en Seúl 1988, el torneo masculino pasó a jugarse al mejor de tres parciales, salvo la final, que sigue siendo al mejor de cinco sets.

Por tratarse de Wimbledon, Tsonga y Raonic hicieron recordar el partido más largo de la historia, que jugaron sobre el césped londinense el estadounidense John Isner y el francés Nicolas Mahut en 2010. Ese duelo duró tres días y 11 horas y 5 minutos, con un marcador final para Isner de 6-4, 3-6, 6-7 (7), 7-6 (3) y 70-68. Una placa recuerda esa efeméride en el All England Tennis Club.