LONDRES --
La mexicana Patricia Castañeda dejará de analizar el agua de la piscina de Londres 2012 porque el jueves fue eliminada. Pero seguirá con esa rutina en otras albercas del mundo ya que es estudiante de química y le falta poco para graduarse.
Castañeda se pasa buena parte de su vida en el agua y le gusta estudiarla, ya que el tema está emparentado con lo que será su futura profesión.
La mexicana quedó cuarta en su serie de los 800 metros estilo libre pero en la general entró en el puesto 27 entre 35 nadadoras, de las cuales ocho se clasificaron a la final del viernes.
"Nadé al tope pero no pude; igual disfruté mucho porque desde los 12 años quise estar en unos juegos y ese sueño se me cumplió", dijo Castañeda, de 22 años, quien estudia la carrera de química y farmacobiología en un centro universitario de Guadalajara, ciudad del occidente de México.
En el plano deportivo, Castañeda dijo, "aún debo mejorar mucho", en referencia a su tiempo de más de ocho minutos y medio, que no es de los mejores. Aseguró que se va a preparar otra vez para ir a los próximos Juegos de Río 2016.
"¿Dentro de cuatro años ya estarás recibida como ingeniera química?", le preguntó The Associated Press. "Por supuesto", contestó ella y ensanchando su sonrisa agregó: "Solo me faltan algunos semestres".
Qué mejor entonces, que hablar del agua de las piscinas con quien es casi una experta.
¿Será un tema aburrido?. Si es así, igual será cortito. Veamos y leamos.
Castañeda explicó que en su mayoría, las piscinas de clubes o de instituciones privadas tienen demasiados compuestos químicos y que cuando eso ocurre, "te pica la nariz o te duele la garganta".
"Uno cree que echando bastante cloro van a desaparecer los virus y las bacterias y no es así", subrayó la futura química-farmacobióloga, quien agregó que las piletas bajo techo son las que más cuidado requieren.
Castañeda dijo que una vez que se gradúe y se retire de la natación le gustaría seguir ligada al deporte.
"No hay muchos expertos que estudien el agua de las piscinas, por ejemplo", consideró.
Aunque Casteñeda se podría pasar un día entero hablando del agua y de su inmortalidad, aquí fue la última pregunta:
¿Y como está el agua de la piscina olímpica de Londres?.
"¡Muy padre, muy padre!" (¡Muy buena¡).