Roberto Abramowitz 11y

Tiro al QBlanco

NUEVA YORK -- La posición de mayor glamour en el mundo deportivo (estadounidense más que nada) es de quarterback de la NFL.

Es la posición mejor pagada (pregúntenle a Drew Brees que le dieron 61 millones dólares garantizados en el contrato que firmó con los New Orleans Saints antes de comenzar la temporada). Consiguen las chicas más lindas --¿verdad Tom Brady?--, y son los héroes o villanos cada domingo dependiendo de si gane o pierda su equipo.

Y eso no es siempre justo, pero viene como parte del territorio.

Él es el que toca el balón en el 99.9 por ciento de las jugadas ofensivas. Él es el que tiene que leer la defensiva y hacer el ajuste correcto. Él es que tiene realizar la jugada para un avance positivo entre un caos total cuando tiene a todo una serie monstruos que pretenden arrancarle la cabeza. Probablemente es la posición más difícil de jugar. ¿Han visto un libro de jugadas de la NFL? Deja a sus directorios telefónicos como si fueran libros de preprimaria, en comparación.

Pero la última vez que me fijé en un campo de fútbol americano, conté 11 jugadores por bando y cada quien tiene su responsabilidad para el éxito de su equipo. Escuchando a los aficionados --quizás mejor dicho, fanáticos-- últimamente el fútbol americano se juega uno contra 11. Y eso no vale.

El fútbol americano es una combinación de ajedrez y ballet sobre césped. Se necesita inteligencia, fuerza, velocidad y com-pa-ñe-ris-mo. Es como una cadena. Es tan fuerte como el mas débil de sus eslabones. Y para muchos quarterbacks significa que si no están rodeados de talento, no pueden alcanzar el máximo de su potencial. O ganar el domingo por la tarde.

Y todo eso viene a la mente porque vivo en la ciudad más mediática del planeta y el cielo se está cayendo en relación a los New York Jets que están 2-3 después de perder de local el lunes ante los invictos Houston Texans. Y la semana pasada fueron blanqueados 34-0 en el mismo MetLife Stadium por el mejor equipo de la NFC, los San Francisco 49ers.

El enfoque --o sea, el culpable-- es Mark Sánchez, el quarterback de los Jets. (Por cierto, el novio de la actriz Eva Longoria).

A ver, la línea ofensiva está diezmada, repleto ahora de jugadores que no estaban en el campamento de pretemporada. Y como si eso no fuera poco, en el juego se lesionó el tobillo el centro estrella Nick Mangold.

Entraron a la temporada con Santonio Holmes como su primer receptor. El mismo Holmes que le dio la espalda al equipo en el último juego del año. ¿Et tu Brutus?

Pero ya que le deben una millonada garantizada a su problemático y errático receptor lo tuvieron que traer de nuevo, sin importar si iba a volver a dividir el vestidor. Bueno, esto ya es caso omiso por que se lesionó contra los 49ers y está fuera el resto del año.

Dustin Keller, su muy decente ala cerrada. Quizás vuelva contra los Indianapolis Colts el domingo entrante.

Entonces ¿quién reemplazó a su "mejor" receptor? El esquinero Antonio Cromartie, que nada más tenía que cubrir al mejor ala abierta de la NFL Andre Johnson cuando los Texans tenían el ovoide.

Stephen Hill, su segunda ala abierta, fuera. John Conner, el fullback titular, fuera.

Jets pierden pierden 23-17 contra uno de dos equipos invictos de la NFL y la respuesta es "Tebow, Tebow". Ah, caray.

De hecho, Sánchez no fue una luminaria el lunes (14 de 31 para 230 yardas, un TD y dos INT), pero no fue la principal razón por la derrota. Y aunque su pase interceptado en la zona roja al final de la primera mitad fue costosa sin duda, tenía a su equipo rumbo al touchdown del triunfo en lo que sería su última serie real faltando poco menos de dos minutos. En tercer down encontró al ala cerrada Jeff Cumberland para un primero y diez, excepto que el balón le pegó en las manos y rebotó como si se hubiera estrellado el ovoide en cemento. El balón flotó en el aire hasta caer en las manos de Kareem Jackson de Houston. Colorín colorado. "Tebow, Tebow".

Ahora, sí hay mucha culpa por repartir. Y la mayoría no cae sobre ningún soldado razo que participó en el emparrillado. Ni el propio Cumberland por ese yerro. Eso pertenece a los generales y tenientes en la banda que no les dieron las estrategias apropiadas y armas necesarias para triunfar. En especial Tony Sparano, el coordinador ofensivo y Rex Ryan el entrenador en jefe.

Cada vez que parecía que los Jets tenían ímpetu con su ataque titular, aquí venía el "Wildcat" con Tim Tebow al mando. ¿Hay algún equipo en la NFL que está teniendo éxito con el "Wildcat" en el 2012?

Tebow terminó participando en seis jugadas, una de ellas como corredor. Y aportó poco. No es su culpa tampoco. El usarlo, o más, el tener que usarlo es una distracción. Y en dos ocasiones en la segunda mitad tuvieron que quemar tiempos fuera porque la escuadra que es parte del "Wildcat" no estaba lista para entrar al campo cuando era su turno. Se supone que los coordinadores coordinan. ¿Qué demonios andaba coordinando Sparano?

Se supone que el lunes iban a destapar a Tebow en serio. Pero nunca sucedió. Sí le dieron tres jugadas en línea, y no hizo mella en la defensiva de los Texans.

Boomer Esiason, ex QB de los Jets, y Bengals y Mark Malone, quien jugó esa posición por los Steelers, estaban comentando el partido por radio el lunes y ambos estaban a punto de reventar una arteria con la ineficacia de decisión, y preparación del ataque neoyorquino y la terquedad de tener que usar el "Wildcat" con Tebow. No sólo fue inefectivo, rompió todo ímpetu que Sánchez y la ofensiva habían podido lograr contra una excelente defensiva preparada por Wade Phillips.

Y debido a que Tebow está en NY y los Jets tienen marca de 2-3 el pánico cunde entre la afición, y los medios que tienen que vender periódicos, acumular vistas de páginas y aumentar "rátings" de TV y radio. "Tebow, Tebow".

Pero Tebow no juega en la línea, no atrapa pases, no bloquea en la línea. Sí es un gran compañero de equipo y está dispuesto a hacer todo lo posible por ganar. Nada más que no es mejor jugador que el titular en su posición. Y todo eso lo establecí en mi columna de la semana pasada.

Y este no es sólo el problema de los Jets. Puedo usar el mismo argumento utilizando a Dallas de ejemplo. Tony Romo es mucho mejor QB que Sánchez, y la mitad de la afición de los Cowboys lo quiere correr de Arlington. ¿Kyle Orton? ¿En serio?

Es como tener un coche donde la transmisión anda fallando y deciden que la solución es cambiar las llantas. No tiene sentido.

Pero Sánchez, como Romo, no son adolescentes. Entienden todo lo que es ser un quarterback en la NFL, especialmente en equipos populares como los Jets y los Cowboys. Siempre estarán bajo la lupa. Todo lo que sucede con ellos es magnificado a niveles estratosféricos. Pero cuando firmaron sus contratos entendían lo que conlleva aceptar el reto.

El mundo no es necesariamente justo, pero si ganan son héroes de por vida, y si no, es "Tebow, Tebow, u "Orton, Orton".

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