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La influencia de John Elway

El buen paso de los Broncos se atribuye en gran parte a la conexión entre el ex pasador y el actual. AP

ENGLEWOOD -- Pudo quedarse en las laterales. En lugar de eso, John Elway quiso pesar en el juego. El rey de los regresos está dirigiendo su última serie desde las oficinas ejecutivas de los Denver Broncos. Hace apenas dos años, la franquicia se disolvía hacia la irrelevancia o, quizás peor, un espectáculo paralelo. Pero ahora, el mariscal de campo Salón de la Fama está convirtiendo a los Broncos en ganadores otra vez.

El eje central del cambio, por supuesto, fue la contratación de Peyton Manning.

Una decisión que pareció un riesgo cuando la tomó Elway, se está viendo mejor cada partido que pasa. Mientras el viejo N° 7 se rehúsa a mirar muy adelante, concede que, sí, las cosas van bien, y que está consciente de haber puesto su reputación en la línea cuando contrató a un mariscal de campo de 36 años con un cuello reparado quirúrgicamente.

"Bajo ningún critierio fue una bomba", dijo Elway en entrevista. "Pero sabíamos que después de hacer la tarea y analizar la situación, sería lo mejor para nosotros. Estábamos dispuestos a tomar el riesgo. Siempre arriesgas algo, pero nos gustaron las probabilidades".

Los Broncos entrarán con cuatro victorias consecutivas al juego del domingo contra San Diego. Están 6-3 y a una victoria de tomar ventaja de tres partidos en el Oeste de la AFC. Manning lleva ritmo para una temporada de 4,800 yardas y 37 anotaciones, aunque es la fortaleza del grupo que lo rodea, lo que hizo al ex mariscal de campo, ahora ejecutivo, ir por el próximo Salón de la Fama hacia el final de su carrera.

Una de las frases más recordadas de Elway el día que los Broncos hicieron oficial la llegada de Manning, fue que no tenía un "plan B" si Manning se lesionaba o no regresaba a su conocida efectividad. El problema, el único problema para Elway, es ganar Super Bowls, y la posibilidad de que un Manning al 100 por ciento pueda llegar cuanto antes.

Es un enfoque que quedó ahogado en Denver tras años sucesivos de confusión, empezando con el fin de la era Mike Shanahan, continuando con la llegada de Josh McDaniels y concluyendo con la estancia tumultuosa de Tim Tebow como mariscal de campo de los Broncos.

"Creo que los verdaderos fanáticos entienden nuestro objetivo", dijo Elway, quien habló con la prensa durante la presentación de un producto. "Ya saben lo que significa un Super Bowl, en 1997 y 98. Creo que por donde estamos, la base de fanáticos está extremadamente entusiasmada por lo que han visto con Peyton. Siempre hubo grandes expectativas cuando Mike estuvo aquí. Ese par de años cuando cayeron hasta el fondo, lo hace mucho más emocionante ahora".

Cuando Elway se retiró tras el Super Bowl de 1999, nadie le hubiese reclamado si dejaba el juego por siempre. Pero nunca dejó su pasión atrás.

Más allá de firmar a Manning --junto con el correspondiente traspaso de Tebow-- el verdadero riesgo del ex jugador de 52 años era envolverse con los Broncos una vez más.

Después de todo, él era el hombre que no podía equivocarse con Denver, el hombre que simplemente no podía ser reemplazado (ni por Brian Griese, Jake Plummer, Jake Cutler, Tebow). El hombre que se volvió el rostro de la ciudad, sufrió las decepciones del Super Bowl, luego ganó los títulos, todo mientras dirigía las decenas de dramáticas series ganadoras (40, para ser exactos, un récord que Manning ostenta ahora con 48) estaba poniendo su reputación en la línea una vez más.

Elway tenía una consecionaria de autos y otras empresas, incluso un equipo en la Arena Football League.

"Pero al final de cuentas, esto es lo que quería hacer de nuevo", dijo. "Me gusta el lado competitivo de esto. El hecho de que te califican, semana por semana, y que hay una gran zanahoria al final del camino si haces las cosas bien. Eso es el Super Bowl. El hecho de que lo pueda hacer en Denver es aún más especial".

Hasta ahora, casi todos los traspasos de alto perfil que se han hecho desde su arribo a la vicepresidencia de operaciones en enero de 2011, han mejorado al equipo.

  • Reclutar a Von Miller con la segunda selección de 2011 nunca fue gran riesgo, aunque con sus 10 capturas, Miller está, por mucho, cumpliendo con su expectativa.


  • Willis McGahee, Brandon Stokley, Trindon Holliday; todos fueron traídos por Elway, quien también hizo un progreso significativo limpiando el inflado tope salarial de Denver.

  • Contratar a John Fox, un coach con marca de 73-71, no fue considerada una decisión bomba. Elway acepta que no conocía a Fox muy bien.

  • "Pero te asomabas a este edificio antes de que yo llegara y todos estaban desmoralizados", dijo Elway. "Algo que se me quedó fue la actitud positiva de John. Era llevadero, amigable, positivo; para mí, esa es la característica número uno. Era alguien que podía rehabilitar esta organización, entusiasmar a todos sobre jugar fútbol americano otra vez".

    Dejando de lado la sabiduría convencional, Fox y su coordinador ofensivo, Mike McCoy, reorganizaron su ofensiva en 2011 y construyeron un equipo que llegó a la postemporada con Tebow como pasador.

    Ahora, con Manning, el equipo de entrenadores se ha reinventado a sí mismo. Están construyendo alrededor de Manning, quien ha pagado el favor convirtiéndose en el mariscal de campo mejor evaluado de la NFL a lo largo de nueve partidos.

    "Todos quieren medir la fortaleza de su brazo, pero algo que muchas veces pasamos por alto es su tremenda precisión", dijo Elway. "Lanza un balón muy atrapable. No se le da suficiente crédito por la parte de la precisión".

    Mucho se ha hecho de la conexión intrínseca de pasador a pasador entre Elway, el último lanzador en llevar a los Broncos al Super Bowl, y Manning, que fue traído a Denver para ser el siguiente.

    Elway dice que nunca hubo preguntas sobre la ética de trabajo de Manning y, al menos desde la perspectiva de los Broncos, el asunto de la condición física estaba resuelto.

    "Pero hubo, sin dudas, un lado negativo. No fue unánime [alrededor de la liga]", dijo Elway. "Creo que por ser yo quien estaba sentado en la silla y tener que hacer la decisión abiertamente, caería en mi regazo. Lo sabía, y sabía que había mucha gente allá afuera que dijo 'No puede ser', quienes probablemente ya cambiaron su mentalidad en este momento".