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Otra vez en boca de todos

BUENOS AIRES -- Pasó de vivir un momento aterrador, como ella misma calificó a su internación por una embolia pulmonar, a ser nuevamente el terror de sus rivales. En un año y medio, la vida le cambió completamente a Serena Williams. Con 31 recién cumplidos, disfruta de un presente soñado ya que en 2012 vivió un "revival" sensacional al gozar de la mejor temporada, por la cantidad y la calidad de sus títulos, desde 2002. Sí, había pasado una década para que la menor de las famosas hermanas estadounidenses brillara tanto. Ella escaló hasta el 3º puesto y ya le apunta al Nº 1.

Con su tenis tan potente, por lo general demoledor y hasta desmoralizador para sus colegas, incluidas más de una vez las otras top-10, Serena recuperó la confianza y la precisión en sus golpes. Ese cóctel es fundamental para ella y letal para sus adversarias. Es que volvió a dejar en claro que, si está bien de cabeza y de físico, motivada y enfocada, es la mejor de todas. Hay que destacar que este año ganó los cinco partidos que jugó contra la bielorrusa Victoria Azarenka, la actual líder del ranking mundial de la WTA, y los tres frente a la rusa Maria Sharapova, la escolta.

De las jugadoras en actividad, Serena Williams es claramente la reina, por cantidad de títulos ganados en singles (46), por coronas de Grand Slam (15), por dinero embolsado (casi 42 millones de dólares sólo en premios oficiales) y por varias hazañas más, como la de ser la única mujer que completó el Golden Slam de carrera (los cuatro 'Majors' y el oro olímpico) en individuales y dobles. Aún así, tiene más hambre de gloria y busca recuperar el trono. De hecho, muchísima gente la señala, por su nivel, como la Nº 1 virtual, más allá de que el listado la muestre en la 3ª posición.

Por eso, tiene un enorme valor todo lo que hizo en 2012. Pensar que a principios del año pasado fue operada por padecer una embolia pulmonar, ya que los médicos descubrieron un coágulo sanguíneo en sus pulmones. De vuelta a su casa, la ex líder de la WTA fue muy clara: "Ha sido extremadamente duro y aterrador. Sé que me pondré bien, pero estoy rezando y deseando dejar esto atrás". Para colmo, ella no jugaba desde que había ganado Wimbledon en 2010 sin ceder un set, al sufrir un corte con vidrios rotos en el pie derecho, en un restaurante, lo que la llevó a sufrir otra cirugía.

Por lo tanto, Serena estuvo 11 meses alejada del circuito. Entró rápidamente en ritmo, se adjudicó dos certámenes el año último y luego estuvo ocho meses sin levantar una copa, hasta que en abril de 2012 comenzó su magistral levantada, en Charleston. Desde ese torneo hasta este cierre de año, jugó 10, de los cuales obtuvo 7. Es más: se coronó en 5 de los 6 últimos, todos en canchas rápidas, incluidos Wimbledon, los Juegos Olímpicos de Londres en el mismo escenario de La Catedral, el US Open y el Masters en Estambul.

Así y todo, no todas fueron rosas en su camino porque sufrió un gran golpe al caer con la francesa Virginie Razzano en el debut del Abierto de Francia. Hace poco, la norteamericana contó que este año su punto de inflexión se dio en abril. "Quería mejorar y hablé con mi papá. Estaba centrada. Por eso, perder en Roland Garros fue decepcionante. Estaba completamente destrozada, muy triste. No salí de mi casa por dos días", afirmó. Y esa duda volvió a aparecer en la final de Wimbledon, en la que derrotó a la polaca Agnieszka Radwanska, ahora 4ª. "Había perdido el segundo set y me entró el pánico. Después de eso pensaba que nunca más iba a ganar otro Grand Slam", explicó.

En tanto, la menor de las Williams aseguró que hizo el 'click' al ganar el oro en dobles junto con Venus en la cita olímpica, ya que esa alegría compartida fue clave para soltarse. "Pasamos por muchas cosas: ella con el Síndrome de Sjogren y yo con mi experiencia cercana a la muerte en el hospital. Compartir ese momento en el podio y la celebración de esa medalla fue increíble", dijo. Un testimonio tan crudo que la muestra sincera y la hace humana, ya que millones de fanáticos la consideran una máquina de ganar a esta poderosísima tenista, considerada una de las más grandes de la historia.

Serena, dueña de 30 títulos de Grand Slam (15 individuales, 13 en doble femenino y 2 en doble mixto), siguió implacable desde los Juegos Olímpicos, al punto de haber sido elegida por cuarta vez la mejor del año por la WTA. En 2012 ganó 7 títulos en total y tuvo récord de 58-4, con foja de 18-2 frente a las top-10. Con su doblete Wimbledon-US Open, cortó una racha de 6 'Majors' ganados por distintas jugadoras, es decir, un año y medio repartiéndose los 4 grandes campeonatos. Por eso, cuánto sufrió entre aquella celebración en Wimbledon 2010 y esta en Wimbledon 2012 y cómo se soltó después, con una maravillosa segunda mitad de año.

Por eso, esta temporada fue increíble para Serena, ya que no había podido ganar más de 4 títulos en un año desde que consiguió 8 en 2002 y ahora logró 7, siendo la segunda mejor marca de su carrera y la más campeona del circuito en 2012. Por eso, confiada, saldrá a buscar el Nº 1, a 1.200 puntos de Azarenka, quien debe defender 4 títulos hasta terminado Indian Wells, en marzo. La menor de las Williams sólo terminó en la cima en dos ocasiones, en 2002 y 2009, y pretende repetirlo en 2013. Igualmente, con el actual 3º puesto ya finalizó entre las top-ten en 11 de los 14 últimos años.

Sin entrar en disputas personales con Venus, al punto de aclarar que "cuando ella gana, yo gano, y cuando pierde, yo pierdo", fue tan positivo este año para Serena que superó a la mayor en cantidad de títulos de WTA, ya que ahora acumula 46 contra 44. Y ni hablar en coronas de Grand Slam, porque ahí la diferencia es rotunda: se impone 15 a 7. Ese ítem, el de los triunfos en las máximas citas, es el que desvela a Serena. "Prefiero ganar más Grand Slam que estar como Nº 1 del mundo. Ya fui y voy a serlo de nuevo. Sólo es cuestión de tiempo", expresó sin vueltas, con un tono que hasta le sienta mal a más de uno.

Así, con la fe por las nubes, apoyada en un saque que intimida y golpes de fondo que desarman cualquier táctica rival, Serena apuesta a regresar a la cima. Y lo hace con la motivación extra de las victorias conseguidas en esta temporada frente a las actuales principales enemigas. En el registro 5-0 sobre Azarenka, con triunfo incluido en la final del US Open y en semis de Wimbledon y JJ.OO., apenas cedió un set en total. En tanto, salió 3-0 contra Sharapova, también sin perder un set, con un claro éxito en la definición del Masters y un apabullante 6-0 y 6-1 en la final olímpica.

Con este presente, el desafío está planteado. Azarenka se quedó con la bronca por la ventaja que se le escapó en el choque decisivo en Nueva York y Sharapova ya salió a decir "quiero revancha", conscientes de que la actitud tan ganadora de Serena fue lapidaria para ambas jugadoras de Europa del Este. Y pensar que la menor de las hermanas Williams la pasó tan mal, dio la gran ventaja de llegar a estar casi un año afuera de las canchas y dijo ver la muerte de cerca. Por eso, si tiene continuidad es cosa seria. Demasiado seria para el resto. Sin dudas.

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