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Tiempo de cambios

Para países como Venezuela o República Dominicana se abre una gran posibilidad AP

BUENOS AIRES -- La Federación Internacional de Básquetbol (FIBA) acaba de lanzar, tal vez, el proyecto más ambicioso de su historia de 80 años. El racimo de medidas que planifica comenzar a aplicar a partir de 2017, apunta fundamentalmente a un mayor desarrollo de este deporte y a potenciar el Campeonato Mundial, el que desde la cita en España 2014, pasará a llamarse Copa del Mundo.

Fortalecer el Mundial era algo tan trascendente como básico: se sabe que todos los deportes olímpicos, a excepción del fútbol, asumen como su torneo más prestigioso a los Juegos Olímpicos, al que todos le dan mayor importancia. El básquetbol, a partir del desembarco de los jugadores NBA y, sobre todo, con los Dream Team de los Estados Unidos, hizo una contribución jerarquizada a esta competencia en los últimos 20 años.

Sin embargo, muy poco rédito económico sacó la FIBA de ese evento, en el que su deporte fue una de las principales atracciones. Por eso, ahora buscará fortalecer su torneo exclusivo, del que sí se quedará con todas las ganancias.

Para eso necesita, ante todo, separarlo de los Mundiales de fútbol. Hace ya unos años el propio Patrick Baumann me reconoció que "cuando vamos a buscar sponsors para el MundoBasket, casi todas las empresas nos dicen que le interesa, pero que ya hicieron toda su inversión publicitaria en el de fútbol..."

Entonces se tomó la medida de desligar el año de realización del Mundial del de fútbol, pasándolo del 2018 natural, a 2019.

Este cambio, analizado desde mucho tiempo atrás, viene a desarmar un calendario armónicamente encastrado desde hace medio siglo. Pero la FIBA entiende que es el precio que hay que pagar.

En cuanto al desarrollo del básquetbol a nivel global, la Federación Internacional se apoyará en sus socias, las federaciones nacionales, sobre las que tiene injerencia, y les exigirá una mayor actividad. ¿Con qué mecanismo? Haciendo trabajar a sus seleccionados nacionales, que son los únicos equipos que están bajo su mando y los que, sin dudas, tienen más seguidores en todos los países.

La FIBA sabe perfectamente que el motor de progreso más sólido está en las ligas de clubes de cada país. Por eso, desde hace ya un tiempo, dio la orden a sus integrantes de suavizar la relación con los torneos profesionales de clubes y trabajar en conjunto y armónicamente. Además, a las federaciones no les conviene pelearse por espacios de poder con quienes les generan muchos ingresos anuales en aranceles y pases.

Desde la sede de Ginebra también saben que muchas federaciones no hacen demasiado, que se limitan a presentarse en sus torneos regionales (cuando no los pasan por alto) cada dos o cuatro años.

Ante esto, el nuevo calendario internacional propone eliminatorias continentales para llegar a la Copa del Mundo 2019, que se extenderán durante un año y medio, a partir de finales de 2017.

El nuevo sistema es mucho más inclusivo: más equipos en los mundiales (32) y más equipos peleando por clasificar (16 en América), más otros de menor nivel que lucharán por entrar a las eliminatorias, mediante ascensos y descensos.

En lo que respecta al básquetbol de América, estos cambios pocos afectarán a los países que tuvieron presencia en las últimas citas de nivel mundial, como Argentina, Brasil, Puerto Rico o Canadá. Sin embargo, parecen ser los países de la segunda y tercera línea continental los principales beneficiados de estas modificaciones.

Para los del primer grupo, como República Dominicana, Venezuela, Uruguay o Panamá se abre una excelente oportunidad para meterse en la Copa del Mundo 2019, en la que habrá 7 plazas para el continente.

A su vez, para el escalón siguiente, compuesto por los que tienen presencia irregular, aislada o nula (México, Cuba, Paraguay, Colombia, Chile, Jamaica, Islas Vírgenes o Bahamas) se ofrece la chance de asentarse en el Torneo de las Américas, que pasará a ser cada 4 años y con 12 equipos, o empezar a enfrentarse con mayor frecuencia con los mejores de la región.

Al abrirse eliminatorias, tanto para la Copa del Mundo como para el Torneo de las Américas, se le exigirá a todas las federaciones tener con cierta continuidad armadas y en actividad a sus selecciones nacionales. Esto rompe el esquema tradicional del básquetbol, que reservaba solo los meses de julio, agosto y septiembre para las competencias entre seleccionados.

Pero también obliga a un trabajo constante de las federaciones con sus seleccionados. Esto, en algunos países de América, significará otro cambio radical.

En Sudamérica, por ejemplo, en los últimos 40 años (muchísimo tiempo) Federaciones como Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú o Bolivia, han trabajado únicamente cuando el torneo regional, cada dos años, lo reclamaba, a veces lo hicieron obligados por los reglamentos y en muchas otras hasta pasaron de él.

Así es imposible un avance como el que pretende FIBA y como el que necesita este deporte. Por esto, y por las limitaciones de sus torneos de clubes, es que las diferencias con Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela se hicieron cada vez más notorias e horrorosamente inaceptables.

Este nuevo sistema, además, generará el deber de los dirigentes federativos de armar los mejores equipos y prepararlos de la manera más responsable, porque como nunca antes, deberán jugar un mínimo de tres partidos oficiales como locales, provocando un compromiso con el propio público.

Y para eso tendrán tiempo, ya que la nueva etapa comenzará en cinco años, por lo que unos pocos de los actuales jugadores llegarán en el pico de su rendimiento. El que quiere aumentar las probabilidades de una buena actuación necesita comenzar hoy a trabajar con gente joven.

El nuevo calendario ofrecerá muchas opciones para el desarrollo y la difusión del básquetbol en cada país de nuestro continente, debido a que la actividad entre eliminatorias para Copas del Mundo, para el Torneo de las Américas, más el torneo americano, el Sudamericano y el Centrobasket así lo permitirán.

Pero claro, esta es la teoría. Habrá que ver cómo la implementa la dirigencia federativa cuando deba comenzar a actuar.