Ezequiel Delgado 11y

Los rompe raquetas

BUENOS AIRES -- Desde que el tenis es tenis, la caballerosidad deportiva y los buenos modales son una marca de fuego en el deber ser de cada jugador. Pero, desde que el humano es humano, el fuego quema y la ebullición del temperamento puede incendiar en un santiamén el palacio de la compostura.

El mismísimo Roger Federer, un Lord suizo dentro y fuera del court, de joven tuvo que aprender a controlar su ira. Sus padres solían regañarlo por su mal comportamiento en los inicios de su carrera y el propio helvético reconoció, hace algunos años: "Me afectó mucho mi derrota con el argentino Franco Squillari en Hamburgo 2001. Recuerdo haberme dicho: ´Ya es suficiente, no puedo seguir chillando como un idiota, tirando mi raqueta, quejándome luego de cada peloteo´".

Sin embargo, tal cual puede sucederle al más perfecto reloj suizo, fallar es una posibilidad. Y Roger perdió las riendas en su partido con Djokovic, por la semifinal del Masters Series de Miami 2009, cuando en el tercer set, luego de estampar su derecha en la red, estrelló su raqueta contra el piso.

Pero, tanto antes como después de Federer, varios han asesinado a su fiel compañera en el lecho de juego.

En la final del Masters 1000 de Shanghai de 2012, Novak Djokovic y Andy Murray jugaron uno de los mejores partidos del año. El serbio se quedó con el match, ganó su 33° título, pero perdió la línea.

El público vibró con cada golpe y vivió el encuentro al filo de sus butacas, aunque quien finalmente derrapó fue el número 1 del mundo. Su reconocida alegría y buena onda fueron inundadas por una erupción de calentura cuando en el undécimo game del primer set se le fue una volea ancha y sufrió el quiebre de servicio. Su raqueta también sufrió un quiebre, luego de ser martillada en cuatro oportunidades contra el piso y lanzada a descansar en paz contra los letreros publicitarios.

Curiosamente, también en el undécimo juego, pero del segundo parcial, el escocés se desquitó con su raqueta cuando dejó una devolución en la red. Aunque, más gentil que Nole, simplemente la hizo rebotar y luego la empujó lejos de él. Pero cuando perdió el tie-break del set por 13 a 11, el caballero británico mostró su lado salvaje y su garrote manifestó toda su ira contra el cemento de Shanghai.

En 2012 se cuentan varios casos similares. Seguramente, muchos hayan recibido el impulso del gran espectáculo de inicio de temporada montado por Marcos Baghdatis.

Tras perder el segundo set del encuentro ante Stanislas Wawrinka, en el Abierto de Australia, el chipriota liquidó cuatro raquetas, dos de ellas sin siquiera haberlas sacado del envoltorio de fábrica. Este taquillero enojo fue visto más de 200.000 veces en Internet y la boletería del Comité de Grand Slam recaudó 800 dólares en concepto de multa.

Sin embargo, en el mundo es posible conseguir más dinero por una raqueta rota. Sam Matthews, un joven inglés de 18 años, tiene en su poder una firmada y destrozada por John McEnroe, utilizada en Wimbledon 1980. Su madre le alquiló un departamento al ex tenista estadounidense en aquella época, quien al retirarse le dejó de souvenir los restos de su Wilson Jack Kramer Pro Staff. Una casa de antigüedades la tazó en 15.000 libras esterlinas, unos 24.000 dólares. ¿Se venderá?

Pero si de números y raquetas rotas se habla, todas las flechas apuntan al ruso Marat Safin, quien en 2011 confesó haber aniquilado a 1055 de ellas y en 2009 sobre 71 partidos (39-32) destrozó 48.

En Sudamérica, los referentes indiscutidos en la disciplina de sepultar raquetas son 2, el chileno Fernando González y el argentino Gastón Gaudio.

En el homenaje que la ATP le brindó al Bombardero de La Reina, tras su retiro del circuito en el Masters 1000 de Miami 2012, se cuestionó a quienes decían que el tenis no es un deporte de contacto, puesto que cuando Feña pisaba un court su violenta derecha convertía al juego en uno de riesgo. Si sus raquetas pudieran hablar, seguramente tendrían más que contar.

Lo del campeón de Roland Garros 2004 es un caso paradigmático. Su sutil y preciso tenis, donde cada impacto a la pelotita parecía más una caricia que un golpe, se perdía en la ruta de la vehemencia cada vez que las cosas no le salían y quien siempre terminaba mal parada era su raqueta.

Sin embargo, el dueño del incidente más destacado en los anales de la destrucción de raquetas es Goran Ivanisevic. En el ATP de Brighton 2000, el croata fue descalificado por quedarse sin raqueta, tras destruir las que tenía para su partido de segunda ronda. Curiosamente sólo había cargado tres en su raquetero y se le dio la posibilidad de utilizar una de su compañero de dobles, Ivan Ljubicic, pero Goran prefirió no hacerlo, puesto que no le gustaba esa raqueta.

Una volea ancha, una derecha larga y una doble falta pueden quitarle a un tenista algo más que un punto. Y no importa si se trata de Federer, Gaudio o Ivanisevic, cuando las cosas no les salen ¡crack!

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