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Menú de Barras con los Diputados

MÉXICO -- La idea de poner un verdadero hasta aquí a la violencia en los eventos masivos, principalmente en el futbol de nuestro país por parte de la Cámara de Diputados surgió del antes periodista, hoy legislador Gerardo Liceaga, un hombre admirable que venció la leucemia convirtiéndose en un ejemplo de vida que ahora sueña doblegar a la violencia en los estadios.

A ese nuevo barco, se subió cuando ya había emprendido el rumbo como acostumbra, otro ex deportista, Felipe "El Tibio" Muñoz, cuyo apodo no pudo haber sido mejor, pues la única vez que no ha sido tibio y si contundente fue cuando en 1968 ganó una medalla de oro olímpica inesperada, épica y la cual le ha permitido sobrevivir del presupuesto por muchas décadas, en diferentes cargos.

La invitación a esta mesa de trabajo, se maquinó desde la semana pasada. No fue exclusivo para los equipos de futbol, se giró también a empresarios y dirigentes del boxeo, la lucha libre, el beisbol y todos los deportes masivos.

La cita era este lunes en el "Salón Verde" de la Cámara de Diputados en punto de las 11:30 horas, aunque dio inicio tres minutos antes del mediodía. El quórum de los equipos fue francamente desolador. En el presídium, destacaba por supuesto la cabellera siempre desalineada de Decio de Maria –total a final de cuentas no iba a un concurso de estilistas- dentro de los invitados apenas destacaba la presencia de Pepe Román, de América, alguien de apellido Castillo que representaba a Pumas y un representante de Pachuca y párele de contar. Ninguno de los peces gordos o que toman decisiones.

Ahí durante casi tres horas, se escucharon los planteamientos sobre la problemática que tanto nos preocupa y nos ocupa. Entre todas, la que más llamó la atención fue la presentación que hizo un egresado de la Universidad del Valle de México sobre la violencia y los métodos de combatirla y la ponencia del profesor de apellido Roa, quien realizó su maestría con un trabajo sobre la violencia y los hooligans del Liverpool en Inglaterra.

La voz cantante y la más vehemente fue la de un entusiasta Gerardo Liceaga, que se veía enterado y preocupado. Decio de María, sacó del sarcófago manuscritos con olor a naftalina de los viejos discursos y propuestas que estaban archivadas hace varios años. Absolutamente nada nuevo. Lo realmente diferente, es que ahora ellos, entiéndase la FMF no pondrán las reglas como en antaño. Ahora serán escuchados, avalados en algunas recomendaciones, pero apretados en serio cuando se legisle en cuanto a los controles de las barras, tal y como les adelanté la semana pasada en este espacio y que sucederá no antes de fin de año.

Fue la primera de varias reuniones, que se aseguraron se tendrán para ir afinando la legislación, que coincidieron debe endurecerse con aplicación de castigos muchísimo más severos que sean uniformes en todos los estados de la República. No fue un gran avance, pero si un buen primer paso de manera firme, aunque desangelado.

Después de la reunión de trabajo, todos invitados a comer en un salón adjunto donde los comensales departieron una muy rica sopa azteca, papa rellena, filete a la crema y algunos aperitivos.

Un menú discreto para la gran indigestión que tiene el futbol mexicano, que es la violencia creciente en los estadios y sus alrededores.