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Austria, el equipo maravilla

BUENOS AIRES -- Tras la caída del Imperio Austrohúngaro se formó la República de Austria, que vivió sumergida en una gran cantidad de problemas económicos y sociales. En ese contexto, se construyó uno de los mejores equipos de este campeonato del mundo que ganó Italia. El Wunderteam fue quizás la mejor Selección del torneo, la que mejor juego desplegó.

Aunque perdió en una polémica semifinal frente al anfitrión Italia, el conjunto austríaco asombró al mundo con su fútbol dinámico y sus ideas ofensivas. Mathias Sindelar fue el líder espiritual y deportivo de un equipo que dejará una huella a pesar de que no pudo llegar a la gran final.

El periódico español La Vanguardia así lo destacó: "En la semifinal, Italia fue sólo un digno adversario del Wunderteam, al que sólo faltó más acierto en el chut para ser realmente el equipo maravilla de que tanto se nos ha hablado. Porque en cuanto al juego, amigos, los austríacos han hecho una exhibición de maestros; con una compenetración soberbia, con una suavidad de toque y una maestría de dominio (que no excluían los codazos característicos de los centroeuropeos, y a los que parece los arbitros no les dan importancia), con una serenidad y seguridad pasmosas, difícil en campo mojado, los austríacos nos han recreado con un juego realmente majestuoso.

Además, el mismo medio estableció la diferencia entre el conjunto autríaco y el que luego sería campeón del mundo: "Mientros los italianos calculaban mal los rebotes y los pases y las distancias (en el primer tiempo sobre todo), los austríacos no dejaban tocar el balón a tierra, y hacían con él lo que les daba la gana".

El Wunderteam comenzó a formarse en 1912, cuando Hugo Meisl se hizo cargo de la Selección nacional. Sólo tenía 31 años el director técnico cuando llegó al equipo nacional. Él lideró un trabajo serio que se basó en el control de pelota y en una sóla estrategia: posesión constante. Fue Meisl quien adaptó el "fútbol de estilo escocés" que había perfeccionado Jimmy Hogan, el "maestro" del seleccionador austríaco.

La década del veinte sirvió para que Austria formara la Selección que asombró al mundo en el segundo campeonato del mundo disputado en Italia. En ese período se produjó el debut internacional del futbolista clave en este proyecto: Mathias Sindelar. El hombre de papel jugó su primer encuentro con el Seleccionado en 1926 y desde ese momento se convirtió en uno de los mejores jugadores de Europa.

Austria debutó en el campeonato del mundo con un triunfo 3-2 sobre Francia en el estadio Benito Mussolini. El partido fue muy parejo y aunque los austríacos dominaron, recién pudieron obtener el triunfo en el tiempo suplementario. En cuartos de final enfrentaron a Hungría en un verdadero clásico. Con un gran Sindelar y los goles de Horvath y Zischek, el conjunto dirigido por Meisl ganó 2-1 y se metió en las semis.

Allí debió jugar frente al anfitrión Italia, que venía de vencer a España en un polémico encuentro. En San Siro la Azzurra volvió a ganar con la ayuda del árbitro y alcanzó la final. Las palabras de Meisl tras la derrota son muy claras: "Ha resultado lo que esperaba. Es imposible ganar a Italia en el ambiente que se han preparado. Hay que resignarse y dejar que conquisten el titulo los azules. Ello, no obstante, no nos impedirá declarar que su fútbol no es el mejor, y que el título de campeones del mundo no lo han conseguido con justicia".

A pesar de este resultado, Austria demostró que tiene todo para seguir brillando y convertirse en una verdadera potencia del fútbol mundial.