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Alemania, la decepción

PARIS -- El 12 de marzo de 1938, pocos meses antes del comienzo de la Copa del Mundo de Francia, el gobierno alemán liderado por Adolf Hitler anexó al Tercer Reich a Austria, en un acto político que fue denominado "Anschluss" (vocablo alemán que significa unión o anexión). Este hecho que al parecer no tenía ninguna relevancia deportiva iba a ser clave en el futuro de las Selecciones de ambas naciones.

Que Austria pasara a ser parte de Alemania significaba que el Wunderteam, una de las Selecciones más exitosas del mundo, dejaría de representar al pueblo austríaco para convertirse en parte del equipo del Tercer Reich. Así, el combinado nazi partió como gran favorito a ganar la tercera Copa del Mundo de la historia.

El 3 de abril se disputó un encuentro entre Alemania y Austria, para afianzar la unión deportiva de ambas naciones y también para demostrar la supuesta superioridad aria. Sin embargo, aquel amistoso fue el primer llamado de atención que debieron atender los teutones. El Wunderteam (llamado "Banda Oriental" en esta ocasión) jugó de manera brillante, ganó 2-0 y dejó sin palabras a Hitler y a todo el estadio.

Según las crónicas alemanas, la superioridad austríaca fue aplastante desde el comienzo. En el primer tiempo Mathias Sindelar falló goles "a propósito" y ambas escuadras se fueron al descanso sin abrir el marcador. En la segunda etapa, Sindelar se decidió a concretar sus oportunidades y marcó dos golazos. Tras aquella exhibición todos en Alemania esperaban disfrutar de este gran equipo en el Mundial, pero eso no ocurrió.

Sindelar, la figura más importante del fútbol europeo, no asistió a la Copa de Francia por problemas físicos, aunque muchos afirman que no lo hizo por diferencias con el régimen nazi. Esa ausencia fue la principal razón del fracaso alemán.

Antes del comienzo del campeonato del mundo, Joseph Goebbels recibió la orden de hacer una campaña para dar publicidad a la nueva Selección del Tercer Reich. El ministro de propaganda afirmó que "ganar un partido es más importante para la gente que capturar una ciudad del Este" y comenzó a trabajar para darle trascendencia al certamen. El régimen nazi esperaba dejar atrás lo sucedido en los Juegos Olímpicos de Berlín.

Pero el fútbol le dio otra lección a quienes buscan utilizarlo y Alemania se retiró de Francia sin ganar ni un sólo encuentro. Suiza, un humilde Seleccionado que llegó en silencio, dio la gran sorpresa y venció 4-2 a los alemanes en el desempate del choque de octavos de final.

Tras una igualdad 1-1 en el primer duelo, Alemania y Suiza volvieron a enfrentarse en el estadio Colombes. Con tantos de Hahnemann y Loertscher en contra, los teutones se pusieron arriba en el marcador muy rápidamente y todos suponían una clara victoria de los favoritos. Sin embargo, el equipo helvético reaccionó y convirtió tres goles en la segunda parte.

Así, derrotado y entre abucheos de los aficionados franceses que entonaban La Marsellesa ante cada intervención alemana, se retiró uno de los grandes candidatos a ganar el título.