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¡¡Es Pelé!!

Ilustración Sebastián Domenech

ESTOCOLMO -- No sabíamos dónde estábamos, nuestro viaje por el tiempo, por los distintos mundiales, nos llevaba sin rumbo y nosotros, felices, nos dejábamos empujar como un barco en la bahía. Sin embargo, el fútbol estaba ahí, muy cerca nuestro.

Estamos en Estocolmo, Suecia, el país mas frío del mundo, en junio de 1958...

Los suecos están impresionados por un moreno desconocido, llamado simplemente Pelé, que hace de las suyas en el campo de juego.

El joven futbolista, es delgado, rápido, elegante y muy habilidoso. Se destaca ante el juego rústico y violento de los suecos. Están jugando la final del Mundo los suecos y los brasileños. Dos culturas distintas se unen gracias al fútbol.

Nosotros somos argentinos, "provenimos del futuro y de los conventillos", conocemos bien a Pelé, conocemos su historia sagrada; pero acá, en 1958 verlo jugar por primera vez es todo un espectáculo de la naturaleza.

Como la aparición de un cometa, el nacimiento de una tortuga marina de las islas Galápagos.

Los pobres suecos se desayunan ante un ser superior.

Nos sentamos en un bar a escuchar e imaginar las jugadas del Rey Pelé en la voz del locutor. Por suerte, uno de nosotros habla suecos y nos va traduciendo. El locutor de la radio de Estocolmo se pregunta de dónde salió este moreno tan habilidoso. El poderoso seleccionado brasileño se impone sin sacarse el saco por 5-2, baile y conmoción mundial.

Antes ya Pelé y su equipo con Vavá, Mazzola, Garrincha y otros hicieron estragos en sus rivales. A la URSS del genial Lev Yashin y Simonian, los brasileños le ganaron por 2-0 y todos vieron aparecer al Rey Pelé, en su debut oficial en los mundiales.

Apretujados junto a la radio, la voz extraña e incomprensible del locutor de Estocolmo, no nos impedía sentir que en su voz brillaba la sorpresa y el temor. No era para menos. Pelé había tomado una pelota de aire -nos traducía perfectamente nuestro compañero Azulino Sepúlveda-, de espaldas al arco, la detiene con el pecho y la pelota cae hacia su pie derecho y derrota al arquero. El locutor se vuelve loco, es el gol más hermoso en la historia de los mundiales hasta ahí.

Pelé tiene 17 años y es un desconocido en el mundo del fútbol europeo. El locutor se pregunta de dónde salió este muchacho. Nosotros saltamos y gritamos: ¡Es Pelé! ¡Es Pelé!

El equipo sueco no puede creer lo que este muchachito está haciendo dentro del campo de juego. Casi sobre el final del partido, Pelé salta ganándole a dos rivales, la pelota hace una parábola e ingresa lentamente lamiendo el palo.

Gritamos el gol, arrojamos la radio por la ventana y cae y no se rompe. ¡Qué huevos tiene esta radio! El locutor continúa transmitiendo el partido en un idioma de vikingos. Azulino nos traduce.

La radio no para, no se detiene nunca. El partido termina y el locutor comienza a llorar de la alegría

Pelé nace para el mundo entero. Es su primer gran triunfo. Ganará la Copa varias veces más. Los suecos no podrán olvidar nunca todo lo vivido.

(continuará...)