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Las predicciones de Odorico

Ilustración Sebastián Domenech

BERLIN -- El conventillo giró en el aire poniéndose techos para abajo, coleó tozudamente y fue a parar al medio del mar frío, mar del Norte.

Daba vueltas en el aire sin control. Volaban las toallas y los tampones, y los millones de profilácticos pegados a las sábanas y los televisores plasma de 36 pulgadas. El pesado armatoste lleno de inmigrantes de Bolivia y del Paraguay en su mayoría, se sacudía a miles de metros de altura sobre el mar.

Los tiburones blancos, esqueléticos y congelados del océano del Norte se sacudían del hambre y abrían la boca recibiendo cualquier objeto que cayera en ellas, heladeras, secadores de pelo, lavarropas, minicomponentes aiwas, etc. Pero ya cuando todos estábamos en las fauces de estos crustáceos o cetáceos gigantes y sangrientos un viento helado de Stuttgart nos mandó al centro mismo del país más industrializado del Mundo: Alemania de junio de 2006.

-¡Pero miren quién coños está aquí, en el centro del poder mundial! Nuestro querido amigo Odorico Lemercier, peruano de ley -fue lo primero que exclamó Azulino Sepúlveda, cuando horas después del aterrizaje estábamos tomándonos unas cervezas alemanas en la estación de metros, Rosentaler Platz.

-Ey, cumpas, he venido a cubrir el Mundial, me enviaron de un pequeño pasquín izquierdista de Lima, El Inca Furioso -dijo Lemercier feliz por vernos.

Todos nos miramos los sacos y nos palpamos los bolsillos, nuestro exclusivo punga del barrio de Once, de pronto se ha vuelto periodista deportivo y cronista enviado especial de un diario.
-¿Cómo es eso? -pregunté.
-Como todos saben en Buenos Aires, me dedicaba a hacer "trabajitos" de plomería y demás. Conocí a una chica alemana caminando por San Telmo y me trajo a Berlín, donde ahora me especialicé en fútbol latinoamericano.
-¡Qué poco se necesita para ser periodista deportivo! -reflexioné.

-Amar al fútbol, compadre, con tenerle mucho amor al fútbol, alcanza y sobra...

El centro de Berlin era uno de los lugares más soñados del mundo. La gente superelegante, las bicicletas preciosas, todos los jóvenes con una botellita de cerveza y un chocolate en la mano.

¡Qué educados son los alemanes! En las páginas de los diarios no hay sección "policiales" y no existen los amigos de lo ajeno y no hay indigentes en la calle, ni niños pidiendo monedas.

Los alemanes han erradicado de su territorio a la pobreza y ahora organizan el mundial de fútbol. Todos sabemos, los alemanes son potencia. Pero, ¿podrán salir campeones del Mundo?

-No -responde Odorico-. Argentina es el que tiene mejor equipo. Conducido por Pekerman y además tiene al Nuevo Rey del Fútbol Mundial, Lío Messi y no nos olvidemos de Riquelme, del sensacional Carlitos Teves.

-Nosotros venimos del futuro, Odorico y sabemos qué papelón sufrirá Argentina ante los alemanes en la definición por penales -le respondimos un poco con sorna, al darnos cuenta que nos estaba tomando el pelo.

Odorico, miró hacia la calle, sonrió. Levantó un brazo y llamó a una bella muchacha teutona que estaba esperándolo en una mesa vecina:

-Muchachos, todos sabemos qué pasará. Pero eso ¿qué importa ahora? Todavía no pasó, disfruten el presente sin adelantarse demasiado al futuro. Al fin de cuentas, si cualquiera de ustedes conquista a una de las tantas bellas mujeres que andan por la calle. ¿Les importará de algo el destino de Argentina en el Mundial?

Las alemanas son un sueño, pero el fútbol es más. No queríamos llegar al día duro de la verdad, al momento de la tragedia. Tratamos de comunicarnos con Pekerman para darle algunos consejos técnicos. Que marque a Müller, que no lo deje solo a Strogenbarger o algo así y que ponga mucha gente en el medio campo donde los gringos se hacen fuertes.

Nos emborrachamos para no ver la realidad, tratamos de enamorar a una alemana para que nos acaricie el corazón cuando la tragedia llegara a nuestras vidas. Pero no hubo caso.

Berlín es una ciudad encantadora. Los turcos hacen grandes presentaciones. Este no será todavía el mundial de Lío Messi.

Argentina dejará en el camino a Serbia, a los Países Bajos, a México, pero caerá por la puntería de los penales ante un equipo alemán que no es mejor que el equipo de Pekerman.

¡Por eso lloramos todos!

(continuará...)