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Ademir, el máximo goledor

RIO DE JANEIRO -- Sí, muchos dirán que Ademir de Menezes falló cuando Brasil más lo necesitaba: en el último partido de la Copa del Mundo. Pueden tener razón, pero también es cierto es que el centrodelantero de Vasco da Gama se consagró como el máximo goleador del torneo y también fue una de las grandes figuras del subcampeón.

Ademir, como todo Brasil, sufrió una tarde fatídica el 16 de julio en el estadio Maracaná. Después de convertir en casi todos los partidos del campeonato, se quedó en blanco ante Uruguay y después vio desde muy cerca cómo los charrúas se quedaban con el trofeo que ya tenía casi ganado el Seleccionado local.

"Queixada" convirtió ocho goles en los seis encuentros disputados y se quedó con el título de máximo goleador, algo que sólo actúa como consuelo después de la derrota en el duelo definitorio. Gracias a su potencia y a su disparo fortísimo, el centrodelantero brasileño se ganó los elogios de todos tras las primeras cinco presentaciones del equipo anfitrión.

En el primer partido de la Copa, frente a México, Ademir marcó el primer tanto de su Selección, a los 30 minutos de la etapa inicial. Luego, cerró el 4-0 final cuando restaban 11 minutos para el cierre. Pese a la goleada, Brasil no conformó a los críticos en ese primer partido y menos lo hizo en el segundo, cuando sólo empató 2-2 frente a Suiza, rival al que el artillero no pudo marcarle.

En la tercera jornada Ademir volvió a su mejor nivel y a los 4 minutos de juego abrió el marcador frente a Yugoslavia. Ese día, locales ganarían 2-0 en el estadio Maracaná y asegurarían su clasificación a la fase final.

El 9 de julio el gran goleador jugó su partido perfecto, con el que había soñado toda su vida desde su debut en Sport Recife en 1939. Los brasileños humillaron por 7-1 a Suecia y Ademir convirtió cuatro tantos, dos en el primer tiempo y dos en el segundo. Esa marca significó un récord en las Copas del Mundo.

Cuatro días más tarde Brasil volvió a vivir un festival de goles. El 6-1 sobre España los dejó a un paso del título mundial. En ese cotejo, Ademir anotó el quinto tanto. Después de las extraordinarias goleadas sobre suecos y españoles, nadie dudaba de que los anfitriones se quedarían con la Copa Jules Rimet. Sin embargo, el destino quiso que la Celeste ganara su segundo Mundial y ni siquiera el gran Ademir pudo impedirlo.