La tan esperada revancha de Brasil tras la frustración del Mundial de 1950 llegó en 1958, en Suecia. Con un equipo que combinó lucimiento y efectividad, la verdeamarelha se quedó sin discusiones con el título.
Fue de principio a fin. Brasil ganó su grupo con comodidad (3 a 0 a Austria, 2 a 0 a URSS y 0 a 0 contra Inglaterra) y también pasó sin sobresaltos la fase eliminatoria. El 1 a 0 contra Gales no dejó en evidencia la amplia superioridad de Pelé, Garrincha, Vavá, Didí y compañía, que en semis goleó 5 a 2 a Francia y en la final derrotó por el mismo marcador a Suecia, el local.
Sin dudas, en un equipo con jugadores de muy buen pie, sobresalió la figura de Pelé, quien con 17 años deslumbró a todos por su talento y su categoría para apilar rivales y marcar goles decisivos.
La contracara de la selección brasileña fue la selección argentina. Aunque llegó a Suecia con chapa de favorita, con jugadores que se destacaban domingo a domingo en el torneo local, el equipo fue una sombra: perdió en el debut frente a Alemania por 3 a 1, venció a Irlanda del Norte por el mismo marcador y cayó, de manera estrepitosa, 6 a 1 contra Checoslovaquia.
"Hay que hacer autocrítica. Pensábamos que ganábamos cómodos y nos encontramos con rivales que física y técnicamente eran muy superiores", reconoció Amadeo Carrizo.
Por su parte, Paraguay, dejó una buena imagen pese a que no pudo superar la fase clasificatoria. En el debut, cayó 7 a 3 contra Francia; luego venció 3 a 2 a Escocia y empató ante Yugoslavia 3 a 3.