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Locura en Recife

ROMA --Empezó con todo Japón en la Arena Pernambuco, mientras que Italia simplemente no bajó a la cancha. Así el seleccionado asiático, en el segundo match del Grupo A de la Copa Confederaciones le pegó un baile a la Azzurra, totalmente irreconocible.

Sin embargo, por límites de los asiáticos, errores del referí, una enorme dosis de suerte y la gran capacidad de reaccionar y de luchar de los italianos, que históricamente nunca se rinden y nunca pueden darse por muertos, la Nazionale encontró la manera no sólo de evitar la derrota sino que hasta de ganar por 4 a 3, a pesar de haber protagonizado uno de sus peores partidos en absoluto.

En un cierto sentido el equipo hizo lo que debía, considerando que anotó cuatro goles, que eran los que le servían para ponerse primero junto a Brazil en su zona pero con una mejor diferencia de goles. El problema es que los azzurri no debían sufrir ni un tanto, en cambio terminaron por conceder tres, algo que raramente le ocurrió en toda su historia a Italia, seleccionado notoriamente famoso por sus enormes capacidades defensivas.

Lo más positivo es que a pesar de lo que ocurrió sobre el césped el conjunto cisalpino pasó el turno y ya está matemáticamente en semifinales, si bien deberá jugarse contra el anfitrión verdeoro la primera plaza y la consecuente posibilidad de evitar a España ya en la próxima instancia, con el problema que un empate lo dejará primero al conjunto sudamericano.

Pero más que "alegrarse" y "conformarse" con lo obtenido Prandelli y sus muchachos deberán concentrarse en todas las muchísimas cosas negativas de este encuentro, para intentar aprender algo para el futuro y evitar que partidos como este puedan repetirse en futuro. Sobre todo, como veremos, habrá que aprender a administrar mejor el plantel y sus energías. Pero vayamos con orden y veamos antes que pasó en el desafío contra Japón.

LA PEOR ITALIA
La Azzurra llegaba de la bella impresión dejada contra México mientras que el conjunto de Zaccheroni se veía obligado a ganar para seguir con chances de pasar el turno, puesto que en el primer desafío había sido superado por Brazil.

Quizás los italianos subestimaron a sus rivales, que no habían podido mostrar lo que saben ante los verdeoro puesto que estaban cansados y jugaron con apenas 24 horas de presencia en el país, causa partidos de las eliminatorias para el Mundial 2014.

Quizás simplemente el equipo sufrió el calor y un poco de cansancio, factor que parece trabar las piernas de los azzurri ya desde el encuentro jugado contra República Checa. Quizás fue sólo mérito de Japón.

Sea como sea, el hecho fue que el seleccionado asiático fue mucho más, por momentos le pegó un verdadero baile a la Nazionale y merecía vencer el encuentro, más allá que cometió errores atrás y no fue para nada bueno concederle cuatro goles a un equipo que prácticamente no jugó.

En efecto fue el tema de la experiencia y del nivel individual de los jugadores lo que marcó diferencia en favor de Italia en este encuentro. El tema es que por 40 minutos el conjunto de Prandelli nunca vio el balón mientras que los de "Zacc" jugaban con intensidad y un fútbol muy bello, concretizando la enorme mole de juego con dos goles en 33 minutos, uno con un penal de Honda (penalty inventado) y luego con un zurdazo de volea de Kagawa.

Hasta ese momento, por encima, el mejor de la Nazionale había sido Buffón mientras que todos sus compañeros excepto Balotelli (único en mostrar cosas positivas) estaban mostrando lo peor de sí mismos. En suma, se perdía dos a cero y la impresión era la de asistir al principio de una goleada tremenda.

Con toda probabilidad, si hubiese sido Italia a estar 2 a 0 arriba con semejante dominio el encuentro nunca hubiese tenido historia. Pero Japón no supo administrar la ventaja ni aprovecharse del evidente "trastorno" de su adversario y así los azzurri, a la primera señal de merma de los asiáticos, salieron con todo, empataron con un gran cabezazo de De Rossi y hasta rozaron el empate, cuando al último segundo de la primera etapa Giaccherini partió un poste.

El entretiempo debía darle la ocasión al seleccionado del "Sol levante" de organizar un aguante y las contras, conscientes de que Italia sin dudas bajaría para darlo vuelta inmediatamente, en el intento desesperado de aprovechar de la inercia del juego positiva en su favor sobre el final de etapa.

Efectivamente la Nazionale bajó con esa exacta intención, pero el problema fue que los japoneses no supieron reaccionar y se demostraron casi sorprendidos por la actitud de los europeos. Así el equipo de Prandelli empató en apenas cinco minutos con un gol en contra de Uchida, tras buena iniciativa de Giaccherini, y 120 segundos más tarde nomás hasta pudo el 3 a 2 con un penal de Balotelli.

Vale la pena subrayar que tampoco este penal debía ser cobrado, porque la falta de mano que fue sancionada con la máxima pena fue totalmente involuntaria y por encima casi para nada influyente, con el balón que primero pegó en la pierna del defensor, luego en el piso y sólo más tarde en su brazo.

De todas maneras el hecho fue que a Italia le alcanzó jugar doce minutos entre los dos tiempos para acorralar a Japón y poner tres tantos; por encima ni siquiera jugó bine, pero simplemente se demostró viva y activa. El equipo de Zaccheroni, en cambio, tuvo que esperar que el marcador lo viera abajo para despertarse y salir nuevamente al ataque.

De todas maneras, cuando el seleccionado oriental se despertó lo hizo para regresar a dominar el encuentro y nuevamente la Azzurra se vio encerrada en su propia mitad de la cancha, desperdiciando las pocas ocasiones de contra con errores técnicos bochornosos.

El 3 a 3 llegó por un error técnico, pero defensivo: al 69º De Rossi se perdió totalmente la marca de Okazaki y el interesante jugador nipónico, en nuestra impresión el mejor del match, metió un cabezazo ganador para el empate.

Poco antes Prandelli lo había sacado a Giaccherini para ponerlo a Marchisio y el volante juventino recién ingresado otra vez más estaba jugando mal entre líneas, interpretando bastante mal esa posición. Él no tuvo nada que ver con la nueva caída del equipo, pero con él Italia empeoró y la impresión fue que el gol condenara al seleccionador italiano por su elección equivocada.

Pero el fútbol sabe ser muy curioso y el 4 a 3 no sólo llegó justo tras una ocasión clamorosa de Japón (nacida por un balón terriblemente regalado por Giovinco), en la que la Nazionale se salvó sólo gracias a un palo y al travesaño astillados consecutivamente por parte de los jugadores asiáticos, sino que hasta fue anotado gracias a De Rossi, Marchisio y Giovinco.

El jugador que regaló el 3 a 3 al minuto 86 "se puso la de Pirlo" y dibujó un cuchillazo exquisito, que el volante ingresado con tan mal impacto recibió picando bárbaro por derecha, para tocarla baja y con precisión para el delantero que casi le costaba la derrota a Italia con un balón regalado: éste último tuvo apenas que tocarla para transformar una tremenda pesadilla en una olla llena de oro al fondo de un arcoíris.

En realidad el match no se cerró ahí y, al revés, los asiáticos rozaron el empate en más de una ocasión y hasta lo anotaron, pero tuvieron la mala suerte que un balón envenenado pegara en el travesaño y lo encontrara a un japonés adelantado, de manera que el 4 a 4 fue anulado por off-side.

VASO MEDIO VACÍO
A nosotros nos gusta intentar mirar al vaso con agua hasta la mitad como medio lleno y no como medio vacío. Es por eso que a menudo subrayamos que ganar partidos mal jugados, en los que no se merecía absolutamente sumar, puede ser positivo porque síntoma de gran carácter, corazón, unidad y fuerza del conjunto.

Sin embargo, esta vez el vaso nos parece realmente medio vacío, porque el triunfo esta vez no alcanza para esconderse del que fue, en definitiva, un tremendo papelón. Pero especialmente preocupan la imprecisión y la actitud casi molesta con la que el equipo jugó cuando Japón dominaba.

Es cierto que la capacidad que tuvo Italia de sufrir para remontar y para aguantarlo sobre el final fue encomiable, pero la mayor parte del tiempo el equipo no supo gestionar energías ni imponer el peso de su remera, decididamente más incidente respecto a la de su rival.

Además, no nos olvidaremos nunca la "maldita" final de Kiev, en donde el factor físico fue tan determinante que el hecho de no haber podido descansar un poco más fue el único verdadero pésame de Prandelli, como él mismo nos contó tras esa final perdida. En ese contexto, nos preocupa enormemente ver a la Nazionale cansada el 19 de junio con apenas un desafío jugado sobre las piernas. Si éstas son las condiciones físicas del plantel difícil contar con el triunfo de esta copa.

Claro, con toda probabilidad en este encuentro se sumaron una serie de factores negativos. Pero esta vez, como decíamos, el vaso lo vemos medio vacío y las preocupaciones son mucho mayores respecto al entusiasmo y a las buenas noticias.

Difícil hacer coincidir este equipo con el que dominó ante México, jugando bárbaro y ganando con pleno mérito. Difícil entender que pasó y que podrá pasar en los próximos desafíos.

Nuestra esperanza es que Prandelli haga mucho turn-over contra Brazil, para descansar en vista de la semifinal. Pero esperemos también que el técnico tenga aún algún as debajo de la manga, quizás una preparación diferente que le apunte a llegar bien justamente para los partidos de la fase final.

Sobre todo, esperemos no ver más una Italia en estas condiciones. Porque en un desafío de grupo de la Confederation Cup se puede resistir sin demasiados problemas. Pero un encuentro así desde cuartos para adelante en un Mundial podría costarle el corazón a muchos hinchas y la eliminación a la Azzurra.

Porque Japón habrá jugado bien, pero son muchos los equipos que se aprovecharían de semejante paso en falso sin dejarle ni una mínima chance a Italia de remontar el resultado, a pesar de su histórica predisposición a la lucha y a las hazañas.