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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Querido Andy del pasado...
El último número de la versión estadounidense de ESPN Magazine reunió a distintas estrellas del deporte (mayormente locales), bajo una curiosa premisa: que le escribieran una carta al "joven" que supieron ser, a modo de consejo en retrospectiva; una especie de mensaje desde el futuro hacia aquel niño o adolescente que soñaba triunfar en su disciplina. Así, Dwight Howard, Travis Pastrana, Emeka Okafor y otras figuras de NASCAR, NFL y NHL recordaron momentos clave de su formación profesional y cómo repercutieron en sus carreras. Pero la publicación también tuvo representación desde el tenis: y nada menos que con Andy Murray, que "le habló" a su versión de 12 años.

"Querido Andy, nadie podrá detener lo que estás por hacer. Aún puedo sentir el latir de tus pulsaciones y cuán fuerte agarrabas la raqueta; tanto que los nudillos te quemaban. Y casi que puedo verte dejar viajar la raqueta por el aire de Craiglockhart. Pero aun si pudiera frenarte, no lo haría. Necesitas verla volar, en ese momento que parecerá eterno, y aterrizar junto a la silla del umpire, para perderse detrás del alambrado, fuera del alcance. Necesitas sentirte mal por haber sido eliminado de aquel torneo junior en Escocia que deberías haber ganado".

"Más adelante habrá esta cosa llamada YouTube, Andy. Y cuando tengas mi edad vas a poder volver a ver tu primera experiencia profesional en Wimbledon. Te tomará otros seis años, pero cuando lo consigas, vas a estar saltando por la cancha con una sonrisa tan grande que parecerá romper tu cara. Allí vas a darte cuenta lo mucho que amas este juego como para dejar que algo tan infantil como la bronca se interponga en tu camino. Vas a empezar a respirar más tranquilo y a calmar tu cabeza en los cambios de lado. Aprenderás a imponer la táctica sobre el temperamento. Y vas a tener partidos tan memorables que le va a dar vueltas a tu cabeza de 12 años".

La baja de la polémica
En medio de tantos retiros, uno que despertó un contexto muy particular fue el de Michael Llodra. El francés abandonó en su duelo de segunda ronda ante Andreas Seppi tras ceder el primer set por 7-5. Pero lo extraño fue que apenas unas horas después se presentó a jugar en dobles con su compatriota Nicolas Mahut y ambos triunfaron ¡por retiro de la pareja rival! "Fue raro, pero a veces está bueno tener la suerte de tu lado", sonrió Llodra tras la doble jornada de abandonos. "Vengo con un problema en los isquiotibiales hace algunas semanas. Comenzó en Roland Garros. Me duele todos los días. Hizo que me bajara de Queen's, incluso. Así que decidí cuidarme y estar al 100% para el dobles. Allí es más fácil, juegas media cancha y sabía que hoy teníamos una buena posibilidad de ganar rápido", agregó.

Pero las explicaciones de poco le sirvieron ante los periodistas que poblaban la conferencia, singularmente incisivos con su decisión: "¿Sientes que le fallaste a los fans?" "¿Piensas que les debes algo?" "Este es tu 32° retiro...", "¿No crees que deberías disculparte?". Llodra escuchó y devolvió: "A veces hay que tomar este tipo de decisiones. Tengo 33 años y 14 de carrera. Yo no juego por el dinero. Y en todo caso quiero disculparme conmigo. Es mi cuerpo. Si al público no le gusta, puedo dejar la cancha...". "Esto no es fútbol, donde puedes decirle al entrenador que te deje en el banco y a nadie le importa", añadió.

¿Tema resuelto? Ni cerca. "Ha habido jugadores a quienes han castigado por no tratar lo suficiente dentro de la cancha. ¿Te preocupa que puedan tener en cuenta esto?". "Mira, puedo hacerme una resonancia y mostrarle a todo el mundo cómo están mis isquiotibiales. No tengo problema. Entiendo que sea difícil para la gente entender mi situación, pero tienen que creerle al jugador. Es lo que es".

(Casi) Todos pendientes de Mandela
Conocido es lo que ha hecho Nelson Mandela en Sudáfrica y lo que significó para su continente y para el mundo entero haber influido en abolir el Apartheid en su país. También es sabido que su estado de salud es bien delicado. En ese contexto, algunos tenistas se han expresado. Ya lo había hecho David Ferrer y, ahora, en Londres, otros comentaron qué significó una de las personas más influyentes en los últimos 100 años.

Uno de ellos fue Roger Federer, siempre consciente de las temas que rodean al mundo, más allá de su estrellato: "Ha sido muy influyente, una personalidad increíble. Él creía en algo y tuvo que pagar un alto precio por ello. Alguien que definitivamente se puede admirar. Y ese tipo de personas es muy importante en este mundo. Es evidente que hay muchos que van y vienen, pero él ha estado allí por un tiempo muy largo. Es muy respetado y querido", declaró quien hace pocos meses lamentaba que no hubiera podido concretarse el encuentro con el líder sudafricano.

James Blake también le dedicó su tiempo en conferencia de prensa, a minutos de haber vencido a Thiemo De Bakker: "Hablar sobre Mandela llevaría posiblemente más de 10 minutos, pero voy a hacerlo lo mejor posible. Él pasó 27 años en prisión por lo que creía. Nosotros estamos acá y creemos que estamos haciendo algo importante al jugar un partido de tenis; pero se pone en perspectiva cuando alguien tiene una creencia y está dispuesto a ir a la cárcel por ello. Entonces, al final, cambian un país y, a su vez cambian el mundo", expresó uno de los tantos que han superado los 30 años y sigue triunfando en el circuito. "No puedo imaginar cómo tener ese tipo de efecto en el mundo. Yo solo estoy tratando de hacer lo mejor sólo para afectar a las personas que me rodean de una manera positiva. Mi esposa, mi hija, mi madre... Todos tenemos una enorme deuda de gratitud hacia él".

Pero, claro, no es fácil para todos salir de la concentración que implica jugar un torneo como Wimbledon. Como Victoria Azarenka, que al periodista le respondió: "¿Sabes qué? No sé bien de qué estás hablando porque no he oído ninguna noticia al respecto. Lo siento...".

La fórmula de Kimiko
Kimiko Date es historia viva del tenis mundial. La japonesa, de 42 años, sigue jugando y ganando en el alto nivel para seguir quebrando barreras. Esta vez, se convirtió en la más grande en alcanzar tercera ronda en Wimbledon. Además, es la cuarta más longeva en ganar un partido de cualquier torneo del Grand Slam -detrás de Martina Navratilova, la transexual Renee Richards y Berry Pratt-, marca que ya había registrado en Melbourne.

¿Cuál es su fórmula? Algo de ello explicó en su estadía en el All England Lawn Tennis and Cricket Club: "Creo que tengo un cuerpo especial en comparación con otras mujeres de mi edad. Debo dar las gracias a mis padres, porque no tuve una gran lesión en mi vida, ni operaciones, por eso tengo un cuerpo fuerte. Especialmente cuando hablo con jugadoras de mi generación como Lindsay (Davenport), Mary Joe (Fernández), Steffi (Graf), Monica (Seles)... todo el mundo dice: ´¡Oh! Yo tengo dolor en el hombro, tengo problema en la rodilla...´. Pero yo no tengo ningún problema. Todo está bien. Así que tengo mucha, mucha suerte".

Casi como dato de color, o caprichoso pero no menos real, vale contar que es la única tenista en actividad en tener más años que la propia WTA, que en esta temporada está soplando las 40 velitas: "Como alimentos saludables, siempre pensando en la recuperación de mi cuerpo", explica, sin secretos. "Cuando yo era joven, incluso durante el torneo, tenía la energía para ir de compras. Pero ahora no tengo la energía para eso. Así que siempre me quedo en casa. Y cuando puedo dormir, lo hago. Anoche, por ejemplo, dormí nueve horas. Me desperté a las ocho de la mañana, pero traté de volverme a dormir porque quería descansar nueve horas. Así que me terminé levantando 09:45".

Los trasgresores (¿con maldición?)
¿Quién no recuerda a Andre Agassi con pantaloncitos de jean, pelo largo y colores estridentes? Bueno, esa versión también se supo ver en Wimbledon. Sí, en la tradicional Catedral que pide y exige vestimentas blancas, tanto que las controla 90 días antes del comienzo del torneo. Este año, sin llegar a ese extremo, hubo algunos que buscaron moverse de esos parámetros. Y no les fue bien deportivamente.

El caso más renombrado de la edición 2013 fue el de la suela de la zapatilla de Roger Federer. Sí, de ¡la suela! El suizo saltó a la cancha con un modelo completamente naranja en su parte inferior, algo que sólo se veía en caso de levantar sus pies. No importó. Los organizadores le solicitaron que modifique el calzado. Roger hizo caso, pero en segunda ronda fue eliminado.

Otra que rompió con el molde -en su caso algo más esperado- fue Bethanie Mattek Sands. La estadounidense, conocida en el circuito por su excentricidad a la hora de vestirse, le encontró la variante a la situación sin inconvenientes. Se tiñó el pelo de verde y violeta, como los colores de Wimbledon. Bien tradicional, ¿no? Y se fue en el debut. Por su parte, la francesa Alize Cornet jugó con unas muy visibles calzas rojas debajo de su vestido blanco. ¿Cómo le fue? Afuera en tercera vuelta.

Romper la tradición, tal vez, trae sus consecuencias. Si no que lo cuente el propio Agassi, quien un año después de saltar a la cancha lleno de colores prefirió vestir de blanco y consiguió, en 1992, el primero de sus ocho Grand Slam. A la suerte, parece, hay que ayudarla.

Trato top
Heather Watson encendió la mecha en la previa de Wimbledon: "Las jugadoras del Top 4 no hablan con nadie. Azarenka saluda, pero las otras tres ni se esfuerzan", le decía al Daily Mail. "Así son, así operan. No quieren entregarte nada, mostrar ninguna debilidad. Pero no hay necesidad. Afuera de la cancha todos somos personas...", agregaba la británica. Y, ya con el torneo en marcha, la prensa local le trasladó la inquietud a Maria Sharapova, una de las apuntadas por Watson.

"No es algo estratégico, para nada -refutó la rusa en conferencia-. No hay nada que ocultar ni secretos por revelar. Simplemente no soy muy cercana a otras jugadoras. No creo que solo por el hecho de realizar el mismo deporte eso implique que dos personas se tengan que llevar bien. Cada uno tiene distintos intereses. Yo tengo amigos con trabajos y gustos completamente diferentes y los he conocido en distintas partes de mi vida. En definitiva, el tenis es una parte muy pequeña de quiénes somos".

De escenarios y entusiastas
La semana pasada Fernando Verdasco se enojaba por las condiciones en que se encontraba su cancha a la hora del partido y unos días antes era Lleyton Hewitt el que expresaba su ira por el cambio repentino de escenario, pero ahora la historia fue al revés. La canadiense Eugenie Bouchard solo mostró sonrisas por su modificación de court en Wimbledon. La ascendieron a la central y, a diferencia de sus colegas hombres, terminó ganando el partido. Seguramente esos dos factores hayan sumado, claro.

Todo comenzó con la inesperada baja a último momento de Victoria Azarenka. La bielorrusa estaba programada para el primer turno del court central; y de no llenar el hueco no iba a tardar en hacerse escuchar el fastidio de todo aquel que tuviera ticket en mano. La gente quería ver tenis, y le dieron tenis. Apenas con media hora de anticipación les avisaron a Bouchard y a la serbia Ana Ivanovic que su duelo iba a pasar a la Central. Lindo, ¿no? "Estaba muy feliz. Me cambió un poco la rutina, porque me avisaron minutos antes, pero todo salió bien. Fue realmente genial", explicaba la canadiense, que por primera vez jugaba en la cancha principal de Wimbledon (estuvo en la cancha 1 en la final Junior que ganó en 2012) y que hace unos días había tenido el mismo placer en Roland Garros, en su derrota ante Maria Sharapova. "Ese partido me ayudó. Cuanto más lo haga más me servirá en mis próximos partidos. Igualmente no es gran cosa", contó con soltura.

Otra a la que el marco de Wimbledon le dejó un recuerdo particular fue Madison Keys. A la estadounidense el sorteo la enfrentó con la local Heather Watson en primera ronda. Y constató la euforia "especial" del público británico con sus jugadoras: "En el peloteo previo dejé una bola en la red y alguien detrás de mí gritó: ´Sí, vamos´. Fue muy extraño, nunca en la vida me había pasado algo así", sonrió. Pero más allá de la anécdota, celebró haber jugado bajo esa atmósfera: "Prefiero que sean bien ruidosos en contra mío a que se mantengan en completo silencio. No sé qué hacer con el silencio...".

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