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El gran golpe

Getty Images

BUENOS AIRES -- La escena bien podría pertenecer a un verdadero combate de boxeo o a la enésima versión de Rocky. El campeón había sufrido un golpe inesperado, parecía grogui, y la cuenta extendía el suspenso. Sebastian Vettel, más que campeón, tricampeón, había parado con el Red Bull inerte mientras ganaba en Silverstone y cuando parecía torcer el rumbo del Mundial 2013. Sus rivales de ocasión aguardaban la siguiente vuelta para conectar un golpe que lo derribara. El descanso de una semana resultó suficiente para que el alemán y su equipo recobraran fuerzas y fue Vettel quien pegó primero en Nürburgring, su casa, y retomó el control de la pelea.

El campeón más joven de la historia golpeó no bien se largó el Gran Premio de Alemania. Dejó a Lewis Hamilton sin iniciativa cuando despojó de la punta al autor de la pole position al tiempo que Mark Webber, con el otro Red Bull, también le ganó al Mercedes en el pique camino a la curva inicial. La duración de los neumáticos y la estrategia armada por cada equipo volvieron a marcar el pulso de la carrera. Los integrantes de las primeras filas de la grilla usaron el compuesto blando en el arranque, al tiempo que Fernando Alonso y Felipe Massa optaron por comenzar la competencia con gomas duras para extender su tiempo en pista antes de la parada inicial.

Como en Inglaterra una semana antes, en Alemania tampoco faltó drama cinematográfico. Cuando comenzaron las paradas en boxes, muy temprano para los que habían salido con caucho blando, ocurrió un hecho escalofriante. Fue en el inicio del noveno giro. Webber, puntero luego de que su compañero Vettel se detuviera una vuelta antes, paró a reemplazar las gomas blandas por duras. Red Bull liberó al australiano cuando los mecánicos aún no habían ajustado correctamente la rueda trasera derecha, en cuyo cambio habían perdido algunos segundos. No bien salió de su puesto y mientras Kimi Räikkönen le ganaba la posición gracias a una detención más efectiva, la rueda mal puesta se desprendió y empezó a rodar entre equipos y mecánicos.

Los de Lotus, que acababan de asistir al finlandés, esquivaron el proyectil de más de diez kilos girando con la inercia de la velocidad del Red Bull. El británico Paul Allen, camarógrafo de la transmisión oficial, seguía el auto de Räikkönen y estaba de espaldas. No pudo advertir que la rueda giraba y picaba directamente hacia él. Le pegó en la espalda, a la altura del hombro izquierdo, y lo derribó. Allen sufrió fractura de hombro y costillas y conmoción cerebral. Webber, a quien hicieron detener de inmediato, volvió a pista un par de giros después y protagonizó una buena remontada con la inestimable ayuda del auto de seguridad. Los comisarios multaron al equipo austríaco con 30.000 euros por su falla en boxes.

Al tiempo que Vettel controlaba el ritmo y el uso de los neumáticos, y Fernando Alonso buscaba cómo mantenerse cerca de la pelea por el podio aún con la certeza de no contar con una Ferrari competitiva, los Lotus comenzaron a arrimarse a la punta. El abandono del novato Jules Bianchi cambió el desarrollo de la novena fecha. El motor Cosworth del Marussia explotó camino a la chicana y el francés estacionó el coche en la banquina. Activó el matafuego y se bajó rápido porque las llamaradas ya se veían en la parte trasera. Instantes más tarde, el coche comenzó a moverse solo marcha atrás, bajando por la pendiente, cruzó la pista y embistió los carteles de publicidad de la banquina opuesta. Ante semejante hecho, las autoridades neutralizaron la carrera durante cinco vueltas hasta que se cumplió la mitad del recorrido.

Vettel y Räikkönen propiciaron buena parte de las emociones en la segunda mitad del recorrido. Los hinchas terminaron con la misma incógnita que el campeón 2007: qué hubiera pasado si el finlandés no realizaba la tercera detención a diez giros del final.

El alemán y Romain Grosjean, con el segundo Lotus, habían calzado un juego de neumáticos medios a 19 vueltas del cierre, momento en el que Räikkönen tomó la punta. Sin embargo, los problemas que tuvo Kimi para comunicarse con su equipo -por inconvenientes en la radio- llevaron a minimizar los riesgos y el finés paró para rematar la carrera con blandas. Aunque pudo con Grosjean, que se movió del medio a pedido del equipo, le faltaron un par de giros más para superar a Vettel. Quizá si no hubiese parado, las gomas medias habrían alcanzado para defender la punta hasta la bandera de cuadros. Pero la historia no se escribe con supuestos. Y una semana después de aquel golpe de nocaut, Vettel se levantó y pegó fuerte. Después de casi dos años volvió a ganar en Europa, venció en casa por primera vez en su campaña y alcanzó su 30º triunfo en Fórmula Uno. Cuatro días más tarde de haber cumplido 26 años, volvió a estirar la ventaja rumbo a su cuarto título en fila. El campeón está otra vez de pie.