BUENOS AIRES -- Mi amigo Aurelio me llamó y me confirmó: "Martino, flamante técnico del Bacelona".
La noticia resultó impactante.
Pero cuando la linda sorpresa le dio lugar a la reflexión, considero que Martino recibió un premio. Una especie de reconocimiento internacional por su gran capacidad.
El Tata es un trabajador en silencio. No necesita del márketing ni de la polémica, menos del escándalo para destacarse en su profesión. Así lo hizo siempre.
Pocos minutos después de la consagración de Newell's Old Boys en el Torneo Final 2013, un simpatizante rojinegro me dijo: "Debimos ponerle el nombre del Tata al estadio, ¿no?"
Soy de los que piensan que las instituciones y los equipos están por encima de los nombres propios a la hora de los homenajes, pero me dieron ganas de decirle: "Sí, merece ese reconocimiento".
Martino ha sido un emblema del fútbol elegante de NOB. Siempre.
Figura y campeón como jugador en tres oportunidades (temporada 87/88, Apertura 90 / Integración 90/91 y Clausura 92), campeón como entrenador en el Torneo Final 2013.
Su enorme mérito fue asumir la conducción en esta última etapa cuando el equipo estaba en zona de descenso y desechar una millonaria oferta para dirigir a la selección de Colombia.
Además, recuperó el estilo y armó el mejor Ñuls de los últimos tiempos hasta ser campeón. Más parecido a aquel de José Yudica que al de Bielsa en el juego colectivo.
Hizo de un equipo de modesto presupuesto el de mejor funcionamiento y mayor respeto por la pelota del fútbol argentino. Jugando con laterales que se destacaron por su capacidad ofensiva, arquero y defensores que salían con pelota dominada desde el fondo, mediocampo con pressing y precisión en el manejo, delanteros con importante juego, además de goles. Podríamos decir que fue una expresión local del espíritu del Barcelona.
En mi criterio, dentro del contexto, este Newell's ha sido la mejor versión del Martino entrenador.
La afición catalana logró disipar las dudas luego de la primera conferencia de prensa. Percibió en Martino un hombre sereno, calmo, capaz y seguro de sí mismo.
Imposible prometer éxito y títulos. Aunque con seguirdad, Martino es un director técnico a la altura de la filosofía del Barcelona.
Se merece esta oportunidad. El fútbol argentino debería darse cuenta de todo lo que genera a pesar del desorden.
¡Bona sort, Tata!