<
>

La pelea entre Voeller y Rijkaard

ROMA -- Tras el partido de octavos de final entre Alemania Federal y Holanda disputado en Bari, los futbolistas Rudi Voeller y Frank Rijkaard protagonizaron una pelea que tuvo sus consecuencias en medio de la Copa del Mundo. Así lo relató el periódico español La Vanguardia.


La FIFA ha intentado ocultar el incidente protagonizado por Rijkaard y Voeller en el túnel de vestuarios después de su expulsión en el duelo Alemania Federal-Holanda. La Federación Internacional apoyó en todo momento el arbitraje del argentino Juan Carlos Loustau, pero quizá la inflexibilidad de la decisión de su comité de disciplina venga dada por la actitud, incorrecta pero con atenuantes, del delantero alemán una vez que hubo abandonado el terreno de juego. En cualquier caso, no hay nada que hacer. Voeller no jugará el domingo frente a Checoslovaquia y su puesto será ocupado por Riedle.

El hecho es que, desde luego, Rudi Voeller no mereció la expulsión, ni tan siquiera la cartulina amarilla por su conducta en el partido frente a Holanda. Si acaso, podría haber recibido el castigo por su comportamiento posterior, ya en el túnel de vestuarios, cuando golpeó a Frank Rijkaard, el causante directo de su expulsión.

El delantero de la Roma y de la selección alemana fue objeto de una fortísima entrada (minuto 20) por parte de Rijkaard y, a pesar de ello, no hizo el menor ademán de queja. Tampoco adoptó una actitud incorrecta cuando, sorprendentemente, el jugador holandés le escupió en la cara. Voeller se limitó a acercarse al árbitro, el argentino Juan Carlos Loustau, para explicarle lo que había sucedido y entonces recibió la tarjeta amarilla de amonestación. Primera injusticia.

Nada más sacarse la falta en cuestión (minuto 22),Voeller entró al remate y tropezó, en una acción totalmente fortuita, con el guardameta Van Breukelen, que se levantó para recriminar al delantero. Rijkaard, que a juicio de los observadores está "bloqueado mentalmente por la tensión que ha debido soportar esta temporada", seguía alterado y se dirigió hacia el lugar, donde empujó a Voeller. El árbitro, quizá temeroso de que el encuentro se le fuera de las manos, optó por expulsarlos a ambos. Segunda injusticia.

En el momento de abandonar el terreno de juego, Voeller fue objeto de otra acción antideportiva por parte de Rijkaard. Frente al banquillo que ocupaban los holandeses, el defensa "Orange" volvió a escupir en la cara al delantero alemán, que optó por iniciar una rápida carrera hacia los vestuarios, con el objetivo de esperar allí a quien tan poco respeto le había tenido en el césped del Giuseppe Meazza.

En el foso, Voeller aguardó unos segundos a que llegara Rijkaard y tan pronto como apareció le agarró de la cabeza y le golpeó contra una de las paredes del túnel de vestuarios. El alemán estaba absolutamente fuera de sí y de no ser por la rápida intervención de tres empleados de la organización que intervinieron con rapidez, habría podido hacerle daño a Rijkaard.

Por otra parte, varios seleccionadores han hecho públicas quejas contra determinadas decisiones de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) que, presuntamente, pueden favorecer a Italia y que se han convertido en el denominador común de las vísperas de los cuartos de final de la XIV Copa del Mundo. Entre éstas han podido escucharse las del uruguayo Óscar Washington Tabárez, equipo eliminado por los "azzurri" en los octavos de final y, sobre todo, las de Franz Beckenbauer, entrenador de la selección de la RFA.

El responsable técnico alemán no se ha recatado en afirmar que la sanción de un partido impuesta a su jugador Rudi Voeller por la expulsión del pasado día 24 frente a la selección holandesa constituye "otra maniobra para favorecer al equipo italiano y una prueba más de que la campaña de juego limpio no se está desarrollando totalmente".

Pero las manifestaciones de Beckenbauer y de varios seleccionadores más no van a modificarlas cosas. Lo cierto es que Voeller no podrá jugar el domingo frente a Checoslovaquia, al haber sido rechazado el escrito de recurso que, con anterioridad a la comunicación del castigo, habían presentado los responsables alemanes.