Guillermo Celis 10y

David Ortiz: El 'Papi' de Boston

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": A pesar de que la ciudad de Boston ha presenciado tres desfiles de campeones beisboleros en los recientes diez años, el de éste 2013, definitivamente tuvo un toque especial y distinto a los dos anteriores, ya que tres ingredientes adicionales hicieron que el título conseguido por los Medias Rojas ante Cardenales de San Luis fuera mucho más intenso a los logrados con Terry Francona.

El primero de ellos, lo marca el hecho de haberse levantado de una campaña de 93 derrotas, la peor del equipo desde que perdieron 100 en 1965. Una temporada de vergüenzas que había comenzado con la debacle de septiembre del 2011, los episodios de la cerveza y el pollo en la casa club, la salida intempestiva y para muchos inexplicable de Terry Francona, y un invierno lleno de incertidumbre, que finalmente desembocaría en una temporada para el olvido en la que Bobby Valentine se convirtió en el principal "Chivo Expiatorio".

El alto mando, después de haber dejado ir a peloteros supuestamente vitales en los Medias Rojas, como Kevin Youkilis, Carl Crawford, Adrián González y Josh Beckett, no terminó ahí. La guillotina alcanzó también al manager, que no tuvo la oportunidad de regresar para un segundo año y, al final, trajeron de regreso a uno de sus consentidos en la persona de John Farrell, quien tras dos temporadas de "graduación" en Toronto, pudo volver a casa para completar el milagro en menos tiempo de lo que se esperaba.

Farrell recurrió a la fórmula que por tantos años dio resultado en Yawkey Way: "Vive y deja vivir". El vestidor de los Red Sox tiene disciplina, pero del mismo tipo de la de Francona. Nada estilo militar como con Valentine, nada exagerado, nada que haga enojar a ese grupo multicultural y con una diversidad de caracteres que lo hacen tan especial. Un estilo de disciplina que funciona... mientras se gane, pero que cuando no llegan las victorias, puede convertirse en una bomba de tiempo, como le sucedió a "Tito" en su momento.

El segundo y todavía más importante, llega por las circunstancias con las que se comenzó la temporada. Los atentados durante la Maratón de Boston, el discurso de Big Papi cuando el equipo regresó a la acción, el lema de "B-Strong" que los acompañó durante el resto del camino y que en realidad los fue haciendo más fuertes conforme avanzaba el calendario. El recordar los trágicos sucesos a cada instante, el honrar a las víctimas en repetidas ocasiones, el tener presente la tragedia durante la postemporada, la Serie Mundial y el desfile de campeones, es algo que marcó la campaña del campeonato, para hacerla todavía más especial.

Por si los dos factores anteriores hubieran sido poco a lo largo de la temporada, la Serie Mundial nos trajo el ingrediente adicional de ver la consagración total de quien ha sido el ídolo máximo de ésta franquicia. David Ortíz no sólo destacó por sus números, sino por haber demostrado que un capitán, un ícono, tiene que aparecer en los momentos importantes y hacerlo de forma correcta.

La reunión convocada por Big Papi en el dugout quedará como parte de la historia de las Series Mundiales y pasará a formar parte de la leyenda de las mismas. El momento fue preciso, las palabras, exactas. Los resultados, palpables.

El dominicano se consolidó no solamente como el líder total y absoluto del equipo al que ha ayudado a conseguir tres títulos desde que llegó en el 2003. David Ortíz es ahora una influencia en Boston, es un ícono de la ciudad, es uno de los personajes más importantes entre aquellos que han trascendido su deporte hasta alcanzar altos niveles de influencia social.

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