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Vale la pena la discusión

BRISTOL -- La verdadera manera de ver la NFL no es antes de un partido, cuando los cascos están brillantes y la energía es alta, sino después del silbatazo final, cuando los cuerpos están golpeados y las vendas se han manchado de tierra y sangre. O en las instalaciones de entrenamiento al día siguiente, cuando los jugadores llegan en muletas y botas protectoras, los dedos están entablillados y los brazos están envueltos en cabestrillos.

El dolor es una constante singular de la NFL. Atender ese dolor es tan importante para los jugadores como dominar la Read option, ya sea a través de cortisona, analgésicos o drogas y alcohol, siempre tienen que auto medicarse para sanar en un deporte que castiga sus cuerpos. Esa es la razón por la que, más que cualquier otro deporte, la NFL debería encabezar la conversación de considerar la marihuana medicinal como una alternativa terapéutica.

La marihuana medicinal es legal actualmente en 20 estados, ocho de los cuales albergan a equipos de la NFL, y es aceptada casi universalmente en la comunidad médica como un analgésico sano y eficaz. Sin embargo, no parece haber ningún plan para volver a evaluar el lugar de la marihuana en la lista de substancias prohibidas de la NFL, y de acuerdo a la Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA por sus siglas en inglés), ningún jugador de la liga ha recibido una exención para utilizar la marihuana con fines medicinales.

Eso probablemente no cambiará mañana o incluso el próximo año; la transición hacia la legitimidad de su uso es difícil. Los estados están despenalizando la marihuana a pesar de que sigue siendo ilegal a nivel federal. En lugares donde la marihuana se puede obtener con licencia, se pueden violar múltiples estatutos de zonas libres de drogas. Si uno es atrapado abordando un avión con marihuana o enviándola por correo, es probable que sea detenido, ya sea que tenga una licencia para su uso o no.

La despenalización es una cosa, la aceptación general es otra. En una reciente encuesta realizada por Gallup, por primera vez una mayoría de norteamericanos (el 58 por ciento) dijo que la droga debería ser legal. Sin embargo, por mucho que el conocimiento de los beneficios de la marihuana medicinal es cada vez mayor, los estigmas raciales y culturales ligados a su uso son mucho más fuertes, al menos por ahora. Así que la marihuana parece estar destinada a unirse al Sudafed, en el área gris del deporte: una substancia legal que los atletas tienen prohibido utilizar.

No tiene por qué ser así. La NFL se ha definido esta temporada por su lugar, sin tener la intención, al frente de las transiciones culturales en los deportes. Sus códigos de masculinidad han sido cuestionados, primero a través del reconocimiento de la vulnerabilidad del cuerpo humano, y después por el análisis --de nuevo involuntario-- del ambiente en los vestuarios, derivado del incidente entre Richie Incognito y Jonathan Martin. Sin embargo ahora la liga tiene la oportunidad de encabezar una discusión abierta acerca de la marihuana medicinal y de la cultura del tratamiento del dolor entre sus jugadores.

Nadie puede pretender que esta es una discusión sencilla, con la incomodidad inevitable que viene de reconocer la guerra fallida de Estados Unidos contra las drogas. Y el camino de menor resistencia sería para la liga, con su prudencia corporativa, esperando hasta que los estados y el gobierno federal puedan reconciliar la despenalización local con estatutos federales, para encontrar una docena de caminos sencillos y obvios para obstaculizar el debate.

Pero lo que fue ilegal ayer tal vez sea legal mañana. Y debido a que los jugadores de fútbol americano lidian con el dolor con más intensidad que los atletas de otros deportes, una postura más virtuosa y con visión a futuro de la NFL sería la de estimular el debate sobre el uso de la marihuana. Ésta es una liga en la que la cultura del vestuario todavía exige que los atletas jueguen a pesar de todo Y dado que la marihuana es un analgésico legítimo --en especial para las migrañas que pueden derivarse de los golpes en la cabeza-- y es mucho menos peligrosa y posiblemente adictiva que, por ejemplo, el OxyCOntin, es casi inmoral negarles a los jugadores su derecho a utilizarla.

Se trate de un militar, trabajador de la construcción o un tackle izquierdo, el dolor --y no la política o la cultura-- es el verdadero problema. Y si la NFL es seria acerca de hacer el deporte más seguro y mejor para jugarlo, debería ser líder en un tema difícil, para contribuir a un diálogo honesto y, lo más importante, hacer la vida un poco más cómoda para sus guerreros heridos.