Gustavo Goitía 10y

Lo que dejó la temporada 2013

BUENOS AIRES -- Reina total, indiscutida y apabullante. A la hora del repaso de lo que dejó el circuito de la WTA en 2013, aparece muy por encima de todas Serena Williams. Con 32 años, tuvo una temporada soñada, con récords que la pusieron como líder absoluta, con una amplia ventaja. Hubo colegas que también se destacaron y hechos históricos, como el caso de la francesa Marion Bartoli, campeona de Wimbledon y retirada un mes después. También fueron noticia el salto de calidad de la rumana Simona Halep y el regreso en dobles de la suiza Martina Hingis. Pero la figura estelar fue Serena, que consiguió marcas inéditas en su carrera y que no se registraban hacía tiempo entre las mujeres.

Ya había arrasado la estadounidense en la segunda mitad de 2012 y este año fue una continuidad. Así de simple, sin vueltas. Por tercera vez, terminó una temporada como Nº 1 del mundo, sucediendo a la bielorrusa Victoria Azarenka, su actual escolta, quien fue, a su vez, la única top 10 que le ganó, la que más la derrotó (lo hizo dos veces) y la última en vencerla. Serena cerró 2013 con el mejor registro de su carrera profesional: 78-4. Ella consiguió 68 victorias en dos sets y sus cuatro caídas se dieron en tres parciales. Decididamente, imponente, con 11 títulos, incluidos dos Grand Slam. Es más: quedó 21-2 frente a las 10 mejores. Y ahora lleva un invicto de 18 partidos, tras perder la final de Cincinnati ante Azarenka, ya que después se adjudicó el US Open, Pekín y el Masters final en Estambul.

Muchos habían creído ver a la mejor Serena en 2002, pero la versión actual es tremenda, intimidatoria para sus rivales. Para la potentísima pegadora, 2013 fue su año top, al punto de que alcanzó la cifra de 17 coronas de Grand Slam, tras coronarse en Roland Garros y el US Open, poniéndose a apenas una de dos monstruos retiradas, como la checo-norteamericana Martina Navratilova y la estadounidense Chris Evert. Por eso, quién duda que puede alcanzarlas e inclusive superarlas. Además, se dio el lujo, en cuatro de los cinco últimos años, de ganar dos Majors por temporada, excepto 2011, cuando hubo cuatro campeonas distintas en los grandes torneos. Y eso que Serena estuvo 11 meses afuera del circuito y faltó a tres Grand Slam entre 2010 y 2011 por un corte en un pie y una embolia pulmonar que la mantuvo internada.

Por eso, no quedan dudas que, si está sana y motivada, Serena Williams es por lejos la mejor del planeta. Algunos de sus números de este año hicieron historia: 11 títulos WTA, la mayor cantidad desde que Hingis ganó 12 en 1997; 78 triunfos, lo mejor desde que la belga Kim Clijsters logró 90 en 2003; 12.385.572 dólares en premios, rompiendo el récord de 7.923.920 conseguido por Azarenka en 2012, y también recuperó el Nº 1 del ranking, en febrero, con 31 años, siendo la tenista de mayor edad en el trono mundial. Por eso, la WTA eligió a la estadounidense por quinta vez como la mejor jugadora de la temporada y la Federación Internacional la designó por cuarta vez la líder anual. Para ella, hubo un momento especial en este inolvidable 2013: "Tenía muchas ganas de ganar Roland Garros. Fue emocionante. Voy a recordar las victorias, pero también quiero aprender de mis errores, para no repetirlos".

De sus 17 copas de Grand Slam, ella obtuvo cinco en cada uno de los de canchas rápidas y, por su estilo, siempre le costó más en la arcilla de París. No festejaba allí desde 2002 y, desde entonces, no había llegado a otra final en el Abierto de Francia. Además de haber perdido con Azarenka en las definiciones de Doha y Cincinnati, la menor de las Williams cayó ante su compatriota Sloane Stephens en cuartos del Abierto de Australia y con la alemana Sabine Lisicki en octavos de Wimbledon. Justamente, esos triunfos les permitieron a sus adversarias escalar y ser figuras: la estadounidense, de 20 años, ahora marcha 12ª y la germana cerró el año Nº 15 tras una actuación memorable en La Catedral, donde arrasó con varias protagonistas de peso hasta ceder, producto de sus nervios, muy fácil en la final ante Bartoli.

Justo la francesa, con 28 años, y tras haber participado en 46 Grand Slam en singles, hizo su sueño realidad al coronarse campeona de Wimbledon. Fue el hecho más sorprendente de 2013, ya que sólo había jugado una final en un Major (en el mismo escenario, en 2007) y, siendo la 15ª del mundo, no se cruzó con ninguna top 15 en el camino al título. Pero sólo 40 días después, tras perder en la segunda rueda de Cincinnati, la 7ª de la WTA dijo adiós, ante la incredulidad de los fanáticos del mundo entero. "Este fue mi último partido. Perdón", expresó Bartoli en conferencia de prensa, seguramente con el gran peso de encima que se había sacado de tocar el cielo con las manos en el césped de Londres y viéndose "acosada" por los medios y el público, ya debiendo llegar como favorita a los grandes campeonatos y no como "una más".

Por eso, la gala no tuvo escalas y pasó de ser el centro de las miradas en Wimbledon, eclipsando a Serena Williams y sus perseguidoras, para volver a convertirse en foco por la inesperada noticia de su retiro. Así de abrupto y cambiante fue 2013 o, mejor dicho, resultaron julio y agosto, para Bartoli. Por eso, se trató de una protagonista de excepción, diferente, única. Lo fue también, por otra vía, Azarenka, quien volvió a empezar el año celebrando en el Abierto de Australia, logró tres títulos y le hizo un partidazo a Serena en la final del US Open. Y se destacó la china Na Li, de 31 años, quien goza con el mejor puesto de su vida: está 3ª, tras ser finalista en Australia y el Masters y semifinalista en Nueva York.

La que retrocedió fue Maria Sharapova. Empezó 2013 siendo 2ª, delante de Serena Williams, por ejemplo, pero finalizó 4ª, entre altibajos y una lesión en el hombro derecho que la marginó los cuatro últimos meses del tour. Lo mejor de la rusa fue la final de Roland Garros, donde no pudo retener la corona, al caer ante la menor de las Williams. Y, en contrapartida, avanzó muchísimo la rumana Simona Halep, que pasó de top 50 a quedar 11ª, con sus seis únicos títulos de WTA conseguidos este año, en todo tipo de superficies. Tras haberse sometido a una operación para reducirle el busto y jugar más cómoda, como ella misma contó, se destapó y fue la explosión de la temporada, elegida justamente la jugadora de mayor progreso. Ganó sus dos últimos certámenes y el cierre fue como dueña del Torneo de Campeonas de Sofia, una especie de "Masters B".

Por su parte, Hingis, ex superprecoz Nº 1, retornó luego de seis años, pero sólo en dobles, en compañía de la eslovaca Daniela Hantuchova. Tuvo escasas alegrías y seguirá probando en 2014, con 33 años, tras aclarar que no volverá a jugar profesionalmente en singles. En tanto, las dueñas de la especialidad por parejas, las italianas Sara Errani y Roberta Vinci festejaron por duplicado, siendo la mejor dupla de la temporada y marcando diferencias en la Copa Fed. La 7ª y la 14ª del ranking individual, respectivamente, derrotaron en la final 4-0 de local a Rusia, que tuvo serios problemas para formar el cuarteto, con nombres importantes que se quedaron afuera.

En tanto, después de seis años, tres latinoamericanas terminaron entre las 100 mejores del ranking mundial: la puertorriqueña Mónica Puig (55ª), la argentina Paula Ormaechea (62ª) y la brasileña Teliana Pereira (98ª). Las dos primeras fueron las que más sonrisas tuvieron: la boricua, de 20 años, debutó en los Majors y accedió a los octavos de final en Wimbledon y la segunda, de 21, también acumulando valiosos triunfos, llegó a su primera final de WTA, en Bogotá. También en Colombia, la experimentada local Catalina Castaño, ahora 199ª (detrás de Mariana Duque Mariño, la 103ª), fue la otra finalista de la región este año, en Cali. Por eso, hay material para ilusionarse de cara al futuro, a la hora del resumen de lo vivido en 2013. Este fue el gran año de Serena Williams y la superestrella amenaza con mantenerse muy firme.

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