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La pijama del Tuca Ferretti

MIAMI -- En Sudamérica usamos el dicho de Técnico Pijama para calificar desde la hilaridad a aquellos técnicos que planean sus partidos pensando solo en ganar en casa y se muestran huraños como visitantes.

La aclaración sirve porque a menudo usamos esa expresión en México cuando nos referimos a Ricardo Ferretti que no sólo se graduó de Pijama en México sino que tuvo la bondad de ampliar la definición de la expresión a los Torneos Internacionales.

Es triste ver el Tigres de hoy a nivel doméstico, como triste fue verlo en las pasadas intervenciones internacionales a las que deben concurrir los felinos gracias a sus resultados locales. Tigres juega los torneos internacionales con un desinterés casi grosero e insultante para con esas competencias.

Lo curioso es que aunque desarraigado, Ferretti es sudamericano. Nació en Brasil, un país con una deliciosa cultura futbolística acostumbrado a los triunfos internacionales y con equipos orgullosos de las disputas más allá de la frontera.

Pero lo de Ferretti es extremo. Se aferró a la "parroquia" y con ser "Dios" en ella le alcanza para sentirse satisfecho como si él fuera el dueño del equipo y peor aún, el dueño de los aficionados que si sueñan con triunfos que resalten la grandeza de su equipo.

Pero todo esto no es más que un preámbulo para resaltar la última perla en la folclórica, aunque exitosa en México, carrera del "Tuca" como técnico.

Ahora y no se con base en que reglamento, el Tuca decidió que sus conferencias de prensa no se pueden emitir en Vivo y el pasado sábado 19 de Abril llegó al extremo de mandar colgar un teléfono celular a un periodista que transmitía sus reacciones para la transmisión en Estados Unidos de ESPN Deportes Radio.
Nuestro compañero, Julio Saucedo, además fiel representante de la Cadena y de ESPNDeportes.com fue, como corresponde, a formular las preguntas pertinentes después del partido que Tigres perdió ante León tres a cero en el estadio Nou Camp de León, Guanajuato y cuando el Tuca escuchó que estaba en Vivo para Estados Unidos le pidió a Julio que colgara el teléfono o no habría más respuestas en la conferencia de prensa.

Julio, fue más hábil. Le dijo que sí, pero fue fiel a su profesión y más aun sabiendo que lo asistía la razón siguió, como se debe transmitiendo las declaraciones de Ferretti.

Pero que se ha creído el Tuca, que desde su soberbia puede manipular jugadores, directivos y hasta periodistas. Que se baje de esa nube. Nosotros no nos metemos en sus formas de trabajo y él tampoco puede, ni debe decirnos cómo trabajar.

La fuerza mediática del mundo parece no pasa por la cabeza estacionada en el pretérito del Tuca. El mundo de hoy va a otra velocidad y las comunicaciones no se sustraen a ese vertiginoso ritmo que nos permite escuchar, ver y saber lo que pasa en el mundo en el momento que está sucediendo.

No sólo eligió el Tuca ser de entre casa para jugar con sus equipos, sino que ahora pretende ser de entre casa y en privado para los periodistas que el elija y con las respuestas que a él le gusten.

"El periodismo es el oficio más bello del mundo", como siempre lo pregonó desde su humildad el recién desaparecido premio Nobel, Gabriel García Márquez y lo último que podemos permitir desde nuestra trinchera es que cualquiera atente contra la libertad que implica este ejercicio.

Mandar callar a un periodista porque transmite en directo es la última aberración de un técnico que quizá desesperado por los resultados de hoy, dice en vivo procacidades prohibidas.

Para eso hay remedio Tuca. La radio y la tele de hoy disponen de herramientas que pueden tapar sus groserías con sólo oprimir un botoncito que se llama DUMP que está en una maquinita muy simple, que parece pensada para usted. Se llama Broadcast Audio Delay.

Usted, Tuca, haga su trabajo que nosotros sabemos hacer el nuestro. Ojalá siga triunfando y ojalá lo haga más allá de la Parroquia. Los fieles seguidores de Tigres se merecen sentirse orgullosos de su equipo y cuando se sienta malhumorado, mejor guarde silencio, pero jamás se le vuelva a ocurrir mandar callar a un periodista.