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Buenos Aires 2006, con toque juvenil

BUENOS AIRES -- Es cierto que no puede compararse con la ceremonia de un Juego Olímpico. Tampoco podría hacerlo con un Juego Panamericano. Sin embargo, con sencillez y un par de ideas originales, Buenos Aires aprovechó su ingenio para inaugurar los VIII Juegos Sudamericanos con una ceremonia que, sin llegar a ser alternativa, se despegó de las clásicas fórmulas de tradición y solemnidad.

Si algo evidenció la fiesta en el Parque Roca, a la que acudieron más de 6 mil personas, fue el perfil 'adolescente' que tendrá la edición 2006 de los Odesur, con un récord de 2.700 atletas provenientes de 15 países de la región.

Un dato para reforzar la percepción del bajo promedio de edad: el atletismo se disputará en categoría Sub 23 y el tenis será Sub 18. Con el correr de la competencia se conocerá si se trató de una prueba para nuevas promesas o si, por el contrario, la falta de experiencia atentó contra la calidad del torneo.

El grupo de electrotango Tanghetto abrió la ceremonia combinando el género emblemático de los porteños -que todo extranjero siempre espera descubrir- con arreglos de música electrónica y 10 jóvenes parejas de tango del ballet de Mora Godoy que ofrecieron un baile-show alejado del tango de salón pero con una atractiva sensualidad.

Pero, a pesar de la apuesta más cool, en la ceremonia no faltaron los discursos protocolares. El vicepresidente de la Argentina, Daniel Scioli -ex múltiple campeón de motonáutica-, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, y el presidente de la Organización Deportiva Sudamericana, Carlos Nuzman, ofrecieron sus respectivos mensajes de bienvenida convocando a la paz y fomentando el espíritu y los valores olímpicos.

Tampoco faltó el clásico desfile de las delegaciones, momento esperado por la mayoría del público. Los planteles de Argentina, Antillas, Aruba, Bolivia, Chile, Colombia, Brasil, Ecuador, Guyana, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela (una de las delegaciones más divertidas), Uruguay, Surinam caminaron por la pista sacando fotos y repartiendo aplausos y sonrisas.

El ecuatoriano Hugo Chila, de 19 años y abanderado del equipo de su país, había conversado minutos antes de la fiesta con ESPNdeportes.com. "Vine a ganar. Mis pruebas (salto en largo y triple) no serán fáciles pero estoy bien preparado y creo que voy a poder hacer la diferencia", adelantó.

Pasados los izamientos de la bandera argentina y olímpica más los respectivos himnos- ejecutados por la banda "Tambor de Tacuarí" del Regimiento de Infantería I de Patricios- regresó la puesta moderna con el grupo de percusionistas El choque Urbano, que, para quienes no lo conocían, sorprendió con instrumentos poco convencionales como botellas, tapas, palos y barriles de todo tipo y tamaño. Las delegaciones parecieron disfrutan del espectáculo bailando desde las tribunas "al ritmo de las latas".

Hacia el final de la fiesta, el grupo circense La Arena entregó un show de acrobacias, piruetas y, sobretodo, gracia.

El regatista Javier Conte realizó el juramento olímpico en nombre de todos sus colegas y luego el regatista argentino Carlos Espínola, tres veces medallista olímpico (Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2006), encendió el pebetero para dejar oficialmente inaugurados los Juegos Sudamericanos en Buenos Aires.

No faltaron los fuegos artificiales pero tampoco sobraron. La ceremonia quiso ofrecer su estilo sin ostentar y por eso no quedó en deuda. Ahora será el tiempo de la competencia y el turno del deporte sudamericano de tampoco quedar en deuda.