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Palabras gigantes

Entre los dos suman 4 títulos y dos oros olímpicos, sin contar los títulos que ambos ganaron jugando en
Europa.

Manu Ginóbili y Fabricio Oberto son los dos jugadores argentinos más destacados de la actuaclidad, y este mes comenzarán la defensa del campeonato que ganaron el año pasado con los San Antonio Spurs.

Aunque sus presentes son diferentes, el pasado les une de forma inquebrantable, y ellos mismos admiten que eso les hace ser amigos antes que compañeros de equipo. Ambos se destacaron en el baloncesto argentino antes de brillar en Italia (Ginóbili) y España (Oberto).

Desde el viejo continente dieron el salto a la NBA para aterrizar en los Spurs, comandados por el legendario
Greg Popovich. Manu llegó hace cinco años y se ha convertido en uno de los favoritos de la hinchada gracias a su versatilidad y sus canastas imposibles. Mientras tanto, Fabricio arranca su tercera temporada, aunque el año pasado en los playoffs ya demostró a los amantes del baloncesto estadounidense de lo que puede ser
capaz si le dan la continuidad que aún no ha conseguido: el cuatro argentino promedió 34 minutos en partidos de segunda fase anotando 14 puntos por juego.

La nueva temporada que ya está en su primer cuarto, les servirá a ambos para seguir
escribiendo sus nombres con letras mayúsculas en la historia
de la NBA, y por eso quisimos charlar con ellos para conocer
qué objetivos se han marcado para los próximos 10 meses.

-¿Qué es más significativo: ganar un anillo de
El oro olímpico, sin lugar a dudas.

-Ginóbili: Ambos títulos son importantes, pero el jugar con tus amigos de toda la vida, representar a
tu país y lograr ser el mejor equipo en unos juegos olímpicos es incomparable. Quizás porque ya tengo tres títulos de la NBA, inconscientemente, le voy quitando importancia a cada uno; mientras que el oro de Atenas
es algo único.

-Oberto: Los dos son muy importantes para
mí, y cada uno en su momento ha sido un
momento inolvidable. Sin embargo, como es
lo más reciente, me quedo con el anillo de la
NBA, porque era muy difícil imaginarme que
podría ganar este título en mi carrera. Eso no
quiere decir que uno se olvide de lo logrado
hasta ahora: lo que vivimos en Atenas fue
espectacular y, hasta el día de hoy, se me ponen
los pelos de punto de sólo recordarlo.

-¿Cuál es la clave de los Spurs para haberse convertido en esta máquina de conseguir anillos de campeón de la NBA?

-Oberto: El juego en equipo y, sin lugar a
dudas, la colaboración dentro de la cancha.
Aquí sabemos que si uno no llega, hay un
compañero detrás que te va a hacer la cobertura,
y quizás en la siguiente jugada te toque
a ti hacer lo mismo con ese compañero. Esto
se vio el año pasado en los playoffs, en los
que había noches que no hacíamos un gran
partido, pero con un buen juego en equipo
logramos ganar los encuentros.

-Ginóbili: Seriedad, trabajo duro en conjunto,
porque no es lo mismo trabajar duro para
sí mismo que para el equipo y, como dice
Fabri, la tranquilidad de saber que aquí todo
el mundo se ayuda y tiene perfectamente
aceptado su rol en el equipo. No existe el
egoísmo ni nada por el estilo. Sólo vale el
saltar a la cancha y jugar lo mejor posible
para que el equipo gane.

-¿Cuánta responsabilidad tiene Greg Popovich
en los triunfos del equipo?

-Ginóbili: Muchísima. Es un gran entrenador.
Es difícil encontrar a un técnico que sea
muy duro y estricto, pero que fuera de la
cancha sea una gran persona con la que es
fácil congeniar. A veces estas cosas se confunden,
pero Popovich sabe manejar las relaciones
humanas con los jugadores de una
forma magistral.

-Oberto: Es un hombre que siempre da en la
tecla. Sabe cuándo decir la palabra perfecta,
en el momento perfecto, y es impresionante
cómo maneja el vestuario. No es fácil llevar
un grupo tan disparejo y con tantas culturas
diferentes, pero el sabe imponer la dosis perfecta de seriedad y de amistad para ganarse el respeto de todos.

-¿Se sienten importantes dentro del equipo?

-Oberto: Importante sí, estrella no. Nunca
me he sentido estrella en ningún lado. Para
mí es más importante tener un rol determinado
y saber claramente qué es lo que debo
hacer para ayudar al equipo. Lo bueno de la
temporada pasada es que el equipo ha aprendido
a utilizarme de la manera indicada y así
he podido aportar muchísimo más a la consecución
del título.

-Ginóbili: Yo me siento uno de los referentes
del equipo. Este año se habló mucho de los
"tres grandes" y yo estaba incluido... eso es
un gran halago. Ponerme a mí al lado de Tim
Duncan o Tony Parker es algo muy bonito,
y por eso me siento un jugador importante
dentro del grupo. Creo que es un gran logro
en mi carrera, después de cinco años en este
equipo, y es algo que me tranquiliza por un
lado y que, por otro, me mantiene alerta,
porque sé que el resto del equipo me ve como
un líder. Eso es una gran responsabilidad.

-¿En que momento de la temporada anterior
se dieron cuenta de que el campeonato no se les iba a escapar?

-Ginóbili: Bueno, nunca lo dudé y siempre
creí que éramos uno de los favoritos. Pero
desde que Dallas quedó eliminado, que es el
rival que siempre nos complica más las cosas,
supe que el título estaba más cerca.

-Oberto: La verdad, me di cuenta en los últimos
segundo del último partido (risas). Fue
un playoff dificilísimo y era una situación a
cara o cruz. Siempre tuve la ilusión de que
ganaríamos, pero hasta que no llega el momento
en que suena la bocina final...

-¿Y en esta temporada, qué rivales van a ser los más difíciles de batir?

-Oberto: Phoenix siempre es
complicado. Además, está Dallas,
que va a querer vengarse
después de la temprana derrota
del año pasado. Luego
están los equipos que se han
armado bien este verano: hay
que ver cómo funciona Boston,
qué pueden hacer los Rockets
y habrá que prestar atención a
los Heat y los Cavaliers. No hay
rival fácil en la NBA.

-Ginóbili: Creo que los de
siempre van a estar ahí. Dallas
y Phoenix son quizás
los que más aceitados están,
pero a Houston hay que tenerle
mucho respeto, y también
a Detroit y Boston. Con
los Celtics habrá que tener
paciencia, pero si funcionan los fichajes,
serán temibles.

-¿Es cierto que se siente tanta la diferencia
al llegar a la NBA desde el baloncesto europeo?

-Ginóbili: ¡Buff! Son dos mundos aparte. A
mí lo que más me costó fue adaptarme al rol
que tenía asignado en el equipo. Me costó
mucho pasar de ser un jugador determinante
en mi equipo a ser uno más aquí; jugar pocos
minutos, no contar en las decisiones clave
del equipo, etc. Lo bueno es que me pude
adaptar rápido a las exigencias de la NBA y
llegar hasta donde he llegado.

-Oberto: Cuando firmé, pensé que me iba
a costar más adaptarme a la parte humana,
pero, sin embargo, fue la velocidad del juego
lo que más me costó asimilar. Aquí no corren,
vuelan. La velocidad del juego es vertiginosa
y en España se hace un baloncesto más táctico,
con más pausa... como en Argentina.

-¿Habría venido bien para el equipo el fichaje de Scola?

-Oberto: Sin duda. Un jugador de su calidad
viene bien siempre. Hemos jugado juntos
tres años en la selección, nos conocemos
bien, hemos disputado muchos campeonatos
y compartido muchos momentos bonitos.
Siempre que te puedes juntar con alguien del
grupo de la selección, es algo bueno... como
compartir vestuario con Manu en la NBA. Es
una pena que Scola no haya podido venir.

-Ginóbili: Scola es un jugador grandísimo.
Tiene mucha experiencia y nos hubiera ayudado
con su presencia, tanto en la pintura
como desde el perímetro. Houston ya era de
por sí un rival difícil, y ahora con Luis va a ser
temible. De todas formas, le deseo la mejor de
las suertes en su primer año en la NBA.

-¿Cómo es su relación fuera del terreno de juego?

-Ginóbili: Buenísima, nos conocemos desde
hace años y siempre hemos sido grandes amigos.
Aquí en San Antonio nos juntamos dos o
tres veces por semana, y en los viajes... Creo
que no hay una comida que no la hagamos
juntos (risas). Es que comer hay que comer, y
como siempre vamos juntos a todos lados, no
nos queda de otra que compartir también las
comidas (carcajadas).

-¿Compartirán también las comidas juntos el año que viene en los Juegos Olímpicos de
Pekín?

-Oberto: ¡Sí! Bueno, si me llaman voy... ¡Por
supuesto! Espero poder estar allí.

-Ginóbili: ¡Buff! Pues no sé tú Fabri, pero
yo: de que voy, voy. No quiero perderme los
Juegos por nada del mundo. ¡Yo voy! Tu verás
lo que haces... (risas)