Alfonso Duro 16y

Sultanes del norte

Más allá de la frontera, hay un equipo de básquetbol que está dispuesto a resquebrajar el orden establecido en la NBA. Y lo piensa hacer con un método muy simple, aunque poco utilizado: jugando básquetbol. José Manuel Calderón y Carlos Delfino, dos de los pilares de los Toronto Raptors, nos cuentan cómo la única franquicia canadiense de la liga planea luchar por el anillo de campeonato.

Ser jugador de la NBA debe ser algo increíble. Viajar en avión privado, recalar en los mejores hoteles, cenar en lujosos restaurantes, pasear por todas las grandes capitales de Estados Unidos, entrenar por la mañana, jugar por la noche y vuelta a casa. Claro, llega un punto que disputar más de 80 partidos por temporada se puede volver tedioso, pero dadas las circunstancias, es una vida cuando menos envidiable.

Nuestra cita con dos de los representantes hispanos (el tercero en discordia es el español Jorge Garbajosa, alejado de los terrenos de juego por una lesión de tobillo) de los Toronto Raptors hace asomar todos los tintes del básquetbol profesional estadounidense. La cita es en el hotel Ritz Carlton de Nueva York, cerca de Central Park, en una sala reservada para hacer la entrevista y la sesión de fotos exclusiva.

Los jugadores llegan 10 minutos tarde, pues se retrasó el vuelo ya que, al realizarse el mismo en el avión privado del club, se pudieron dar el lujo de esperar en pista a uno de los dirigentes del equipo. Tanto José Manuel Calderón como Carlos Delfino han viajado a la Gran Manzana acompañados de sus esposas y su primera consigna es que, por favor, nos demos prisa para poder aprovechar la tarde y pasear por las tiendas de la Quinta Avenida antes de que cierren. Lo dicho, un viaje de ensueño para estos dos jugadores que han sabido abrirse camino entre los grandes de la NBA hasta hacerse un nombre entre las estrellas... y para ganarse el derecho de disfrutar los beneficios de formar parte de la mejor liga de básquetbol del mundo.

Pero Calderón y Delfino no son dos jugadores cualquiera. Tanto el español como el argentino llegaron a la liga con un gran currículum bajo el brazo. Calderón, tras seis años como profesional en España, firmó en 2005 por los Raptors y tras un primer año de adaptación, ganó el Mundial de básquetbol de Japón con su selección y comenzó a despuntar en su segunda temporada con la franquicia canadiense.

Por su parte, el argentino Carlos Delfino, se convirtió en 2004 en el primer jugador de esa nacionalidad en ser seleccionado en primera ronda del draft de la NBA (Detroit Pistons, puesto 25), y arribó a la liga con el laurel y la medalla de oro conseguidos con su selección en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas. Sin embargo, y a pesar de sus respectivos logros internacionales, ni el español ni el argentino piensan que eso sea motivo para sacar pecho en esta liga. "El respeto te lo tienes que ganar en la cancha, y tiene que ser una cancha NBA. Aquí no importa lo que hayas hecho antes, ni lo que hayas ganado a nivel internacional; si llegas y no rindes, nadie te va a respetar", asegura José Manuel Calderón. "Es importante tener la tranquilidad de pensar: 'Bueno, al menos yo he ganado un oro olímpico'. Es un orgullo y una satisfacción, pero los rivales no te van a tener miedo por eso. Ellos te van a respetar por lo que hagas con la pelota cuando saltes a la cacha y nada más", añade Delfino.

LA HISTORIA DEL BASE ESPAÑOL
Tras llegar como un semidesconocido al equipo de Toronto de la mano de Bryan Colangelo, el gerente general con más ojo para el talento extranjero en la liga, Calderón comenzó a tener un gran rendimiento saliendo desde el banco como reserva de T.J. Ford. Ya en su año de novato fue capaz de conseguir un buen promedio y se presentó como una de las revelaciones de la liga: 5.5 puntos por partido, 4.5 asistencias por partido y un 84 por ciento de efectividad en tiros libres (su especialidad) le auguraban un gran futuro.

ESPN DEPORTES LA REVISTA
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Esta nota forma parte de la edición

de abril 2008 en Estados Unidos.

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Tras ganar la medalla de oro en Japón con la selección española en 2006, Jorge Garbajosa llegó a los Raptors y juntos, Jorge y José lideraron una revolución dentro de la franquicia. Las lesiones de T.J. Ford permitían que Calderón entrara más en juego, hasta el punto de superar sus números de la temporada de novato, subiendo de 5.5 a 8.7 en puntos por partido y de 4.5 a 5 asistencias por partido.

Pero el salto definitivo lo dio en su tercera temporada. Con las bajas de larga duración de Ford y Garbajosa, Calderón, junto a Chris Bosh, Andrea Bargnani y Delfino, empezó a formar parte del núcleo duro del vestuario y su arranque de la temporada 2007-2008 le llevó a rozar su primera participación en el All Star. Semanas antes de empezar los playoffs, el español cuenta con un promedio de 12.5 puntos por juego, 8.7 asistencias y un 98 por ciento de efectividad desde la línea de tiro libre, convirtiéndolo en el mejor de la liga en esa categoría.

Así y todo, el campeón del mundo intenta alejarse lo más posible del foco individual y asegura que lo más importante es el equipo. "Un jugador por su cuenta no sirve de nada. Lo que nos hace diferentes es que, de verdad, jugamos en equipo. Aquí no hay órdenes de darle la pelota a un jugador determinado. La bola va al que está en mejor posición de tirar, y no importa si es un novato. Los egos, como dice el entrenador, nos los dejamos en casa y luchamos todos por el mismo objetivo", explica Calderón. "A mí me hubiera encantado jugar el All Star, pero hubiera sido una satisfacción personal que no hubiera servido de nada si luego no clasificamos a los playoffs. Lo importante es que todos estemos unidos y entre todos llevemos al equipo lo más arriba posible".

Precisamente, su posibilidad de actuar en el All Star vino acompañada de polémica. Gilbert Arenas, jugador franquicia de los Washington Wizards, criticó la posible presencia del español en el Juego de las Estrellas en su blog personal: "¿Es una broma? ¿Calderón? Pensaba que el All Star era para que fueran las estrellas, y Calderón está muy lejos de ser una estrella. Está bien que tenga uno de los mejores promedios de pérdidas por asistencia, pero, al fin y al cabo, todos los bases suplentes tienen esos buenos promedios. ¡No me hagan reír! Kevin Ollie (Philadelphia 76ers) debería haber sido All Star entonces. Durante cinco o seis años Ollie tuvo el mejor promedio en ese apartado".

Ante estas críticas espontáneas, José Calderón hizo gala de su buen carácter y caballerosidad, y se limitó a comentar: "Mira, cada uno tiene su opinión de los jugadores de la liga. Gilbert opina eso de mí y yo opino que él es un buen jugador... nada más". De cualquier manera, y le guste a Arenas o no, a nadie se le escapa la buena temporada que está teniendo Calderón con los Raptors. Además, el base español asegura que el equipo tiene ahora todas las de ganar en la Conferencia Este. "Ha sido una temporada rara. Parece que todas las estrellas del este se han decidido marchar al oeste a jugar, lo cual nos viene muy bien a nosotros. Tenemos un gran equipo, y podemos plantarle cara a Detroit, Boston o Cleveland. Estoy seguro de que vamos a ser la sorpresa de la temporada, sobre todo, porque tenemos una profundidad de banco envidiable".

DELFINO, PARTE IMPORTANTE DE LA ROTACIÓN
Tras tres años en los Detroit Pistons, el santafecino se marchó a Toronto para demostrar que su básquetbol tenía cabida en la NBA. Poco queda ahora de aquel jugador que llegó a la NBA tras ganar el oro olímpico en Atenas con Argentina y que metió su primeros puntos en la liga estadounidense, justamente, en Toronto contra los Raptors, jugando con la camiseta de los Pistons. "Es uno de mis mejores recuerdos como profesional, sentí que había cumplido un sueño. ¡Y qué coincidencia! Ahora me toca jugar todos los días en la cancha donde anoté mi primer tiro en la NBA", recuerda Delfino.

En Canadá, Carlos encontró la comodidad y la tranquilidad para desarrollar su mejor juego. Este versátil jugador (se puede mover en las posiciones 2 ó 3 sin problemas), veía muy reducido su margen de creatividad a la hora de jugar al ataque en Detroit, y por eso asegura que en los Raptors se ha sentido realizado desde el primer día.

"Es una sensación totalmente diferente. Aquí me recibieron muy bien desde el principio. Me hicieron sentirme especial y supieron darme la oportunidad de mostrar mi juego. Los Raptors son como una gran familia y no me arrepiento para nada del cambio que hice esta temporada", cuenta Delfino. "En Detroit estaba bien, pero el equipo estaba armado y se sabía perfectamente quién era titular y quién suplente. Yo, tristemente, tenía esa etiqueta de suplente, pero me fui con la conciencia tranquila por saber que cuando me dieron la oportunidad, di lo mejor de mí".

Delfino disputó tres campañas con los Pistons y su mejor promedio de minutos por juego fue el año pasado, llegando a 16.4, en los que anotó 5.2 puntos por partido. Ahora, en Toronto, ha conseguido doblar su marca (9.2 puntos por juego) y subir su promedio de minutos a 24.5 por juego. Al igual que su compañero Calderón, destaca, sobre todo, la unión del grupo como la clave para el buen andar en la liga. "Es increíble encontrar un equipo como el de Toronto en la NBA. Es un placer trabajar con gente tan abierta y tan amable".

"Quizás tenga que ver algo la cultura, el vivir en una ciudad con tanto cruce de razas, en un país tan abierto al extranjero, no sé. Lo cierto es que es una grata sorpresa llegar a un equipo donde todo el mundo está dispuesto a colaborar por el bien del grupo y a pensar siempre en general antes que en personal", dice Delfino. "También estoy seguro de que gran parte de la culpa de esta idílica situación la tiene la gerencia y los entrenadores, eso sí. Ellos saben muy bien como llevar las riendas fuera de la cancha para que nosotros sólo tengamos que preocuparnos por jugar".

A UN PASO DE LOS PLAYOFFS
El entrenador Sam Mitchell está conduciendo a los canadienses a un puesto en los playoffs. Calderón no tiene dudas acerca de lo que les deparará el resto de la temporada. "Es una pena que no podamos contar con Jorge [Garbajosa] y que T.J. [Ford] esté teniendo tantos problemas físicos, pues con ellos en plena forma seríamos un equipo muy a tener en cuenta. De todas maneras, creo que tenemos suficientes miembros para dar la sorpresa y pasar las primeras rondas", asegura Calderón. "Hay que pensar que somos un grupo joven y que todavía nos estamos acoplando. Lo mejor de todo es que hay futuro, y los directivos lo tienen claro. Este equipo va a dar mucho que hablar en un par de años, aunque de momento nos hemos marcado la meta de mejorar lo hecho el año pasado (cayeron en la primera ronda de playoffs). No me cabe duda que lo conseguiremos".

Quién sabe, quizás, gracias a una base de jugadores hispanoparlantes, un equipo canadiense logra hacer historia en la NBA. Al menos, Calderón y Delfino están preparados para ello.

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