<
>

Nungaray, Monarca californiano

LOS ÁNGELES -- Ernest Nungaray forma parte de la plantilla de Monarcas Morelia, equipo que le ha visto crecer como futbolista desde que recalara en 2007 en sus fuerzas básicas hasta los 19 años con los que cuenta en la actualidad. No estará acompañando a su equipo en el encuentro contra Los Ángeles Galaxy, pero este californiano de doble nacionalidad (mexicano y estadounidense) se perfila como uno de los jugadores más prolíficos que han salido de la Costa Oeste.

Nungaray lleva el fútbol en la sangre. Aunque nació en Anaheim, California, el ahora volante ofensivo de Monarcas Morelia se nutrió de fútbol en México. Con cuatro años comenzó a dar las primeras patadas al cuero en el club amateur, Guadalajara de Tijuana, donde su padre era entrenador.

Otro familiar, Fernando Arce, futbolista del recién ascendido a la Primera División de México, Club Tijuana, ha sido el espejo de Nungaray, que aspira a alcanzar las metas de su tío por parte de madre. "Le estoy muy agradecido porque me ha apoyado muchísimo en todo momento. Es una gran persona. Siempre trata de sobresalir y tiene una gran disposición dentro del campo", comenta el joven futbolista.

A los 14 años, Nungaray se apuntó a un programa para futbolistas jóvenes, 'CHANCE Sports'. "Esa escuela de fútbol me abrió muchas oportunidades, incluso tuve pruebas con Cruz Azul. A los 15 años cumplidos me vine a Morelia, a Monarcas y gracias a Dios me pude quedar", declaró Nungaray.

Debutó en el conjunto dirigido por Tomás Boy frente a Puebla al entrar como refuerzo en el Apertura 2010. Ésa fue la guinda al pastel a nivel de clubes, después de recalar en 2007 en las categorías inferiores y participar en la 5ª División.

Su buen trabajo tuvo otra recompensa más: cuatro concentraciones con las divisiones inferiores de la selección de EE.UU. La primera, en septiembre de 2010, con 18 años; la última, en el pre-mundial Sub-20 de este verano. "Estuve a punto de ir al último Mundial, pero me quedé fuera. Formé parte de los 30 jugadores para ir al pre-mundial; fue algo genial", relató el futbolista.

CORAZÓN PARTÍO

Tiene el corazón dividido entre los dos países, por ello, Nungaray confiesa que está capacitado para ofrecer su fútbol a cualquiera de las naciones que se interese por él. "La verdad, no he podido hablar con nadie pero ojalá que un día de estos tenga la oportunidad para poder ir a alguna de las selecciones absolutas. Me encantaría ir a cualquiera las dos. Estoy muy agradecido con ambas selecciones, ya que me trataron muy bien. Con la primera que me dé la oportunidad, voy a poner mi granito de arena".

Aunque no está contando con muchos minutos en el primer equipo, Nungaray es consciente de que en esta carrera de fondo, es uno de los alumnos aventajados. Su día a día de prácticas junto a jugadores experimentados como Miguel Sabah o jóvenes de calidad exquisita como el incombustible Joao Rojas, le hacen crecer como futbolista.

"¡Qué bueno es!", llegó a comentar sobre Rojas. "Siento que el equipo va muy bien, veo grandes opciones de triunfar dentro de Monarcas".

DEPORTISTA Y ESTUDIANTE

A pesar de ello, este chico al que le gusta jugar al tenis y amante del cine, no cierra las puertas a recalar en la MLS en un futuro. "Es un buen torneo y la verdad es que algún día me gustaría ir a jugar a la MLS; dejo las puertas abiertas".

Mientras tanto, disfruta de Morelia, "una ciudad muy diferente al sur de California", dice, que le está viendo además de sobre el pasto, como un habitual en la Universidad. Nungaray está completando sus estudios en Administración y Dirección de Empresas en Morelia, una urbe rebosante de estudiantes. "Estoy a gusto en la ciudad de Morelia, hay lugares muy bonitos; pero a veces echo de menos a mi familia, amigos, la tranquilidad de las playas…"

El estar fuera de los suyos es el peaje que paga para formarse como futbolista y persona. Nungaray continúa en la senda para convertirse en un gran jugador. Su control del balón y buen toque están dando sus frutos en Morelia y cada vez entra más en los planes de Tomás Boy, técnico que le está brindando su confianza.

Y es que precisamente así, con base de confianza, es como los jugadores sellan su impronta en el mundo del fútbol. Nungaray tiene la tinta, ahora sólo falta derramarla con base de minutos.