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Los Caballeros de la Angustia

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BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) -- Allá por la década del '40 había una delantera que daba que hablar en el fútbol argentino: Muñoz, Pedernera, Moreno, Labruna y Loustau eran piezas fundamentales de un River exquisito.

Esa formación de ataque se ganó el apodo de La Máquina y al mismo tiempo el mote de "Los Caballeros de la Angustia", porque muchas veces terminaba ganando sobre la hora y por la mínima diferencia.

Hoy, 60 años después, la historia se repite. El conjunto de Leonardo Astrada está lejos de alcanzar la magia de esas glorias pero comparte una característica bien distintiva: tiene terrible confianza en sí mismo e impone el peso de sus individualidades para ganar por poca diferencia y cerca del final sin morir (ni sufrir demasiado) en el intento.

River Plate le ganó 2-1 a Junior de Colombia, cumplió su póker de victorias en el Grupo 5 y logró su clasificación a los octavos de la Copa Libertadores.

MAS DUDAS QUE CERTEZAS
Hubo un instante clave, en el que la incertidumbre se apoderó de todos y para River el partido volvió a foja cero. Corría el primer minuto de tiempo adicional, cuando Pérez asistió a Arzuaga y el único punta visitante se llevó por delante a Ameli para clavar un derechazo cruzado inatajable para Costanzo.

Hubo silencio sepulcral en el Monumental. Apenas se escuchaban algunas risas de los hinchas colombianos que se atrevieron a llegar hasta Buenos Aires y el pitazo del árbitro que dio por finalizada la primera etapa.

Los primeros 45 minutos habían mostrado a un River volcado en ofensiva pero sin ideas. El repliegue de Junior permitió que Ameli y Tuzzio jugaran en mitad de cancha. Que Diogo, una de las figuras del encuentro, y Domínguez pasaran constantemente al ataque. Sin embargo, Farías y Fernández eran absorbidos por la marca mientras que González y Gallardo podían trasladar el balón hasta que una muralla los obligaba a rematar desde afuera.

Pese a algunas ventajas defensivas, el Junior de Miguel Angel López seguía ofreciendo más atrás que adelante. Tres zagueros en la teoría y cinco para marcar porque Rivas y Zapata bajaban para cerrar. Racero y Leal en el medio, Pérez para conducir, ejecutar e ilusionar a todo el equipo, Henry (sin el desequilibrio del goleador de Arsenal) para auxiliar y el solitario Arzuaga.

A los 42, quizás en su peor momento, Gallardo ejecutó el corner desde la derecha y Farías conectó su 7º gol con la Banda y el tercero en la Libertadores. Cuatro minutos después llegará el gol de Arzuaga y el volver a empezar.

LUCES EN LA OSCURIDAD
El complemento fue prácticamente un monólogo, sobre todo después del penal que cambió por gol Gallardo a los 13. La gente se esperanzó con una seguidilla de toques que duró poco, casi nada. El dominio local no se cristalizó en la belleza del juego y mucho menos en el resultado.

Sin embargo, el triunfo jamás corrió peligro. Apenas pasó un pequeño escalofrío cuando Pérez sacó rápido un tiro libre y tras una serie de rebotes, Alvear remató alto. El partido se enfrió como la noche del Monumental pero a River, los puntos del bolsillo no se los saca nadie.

Por la Copa, el Millonario ya había derrotado 2-0 a Junior (en el descuento), 1-0 a Nacional y 3-2 a Olmedo (un partido que tenía controlado se le complicó). En el Clausura, le ganó por la mínima a Racing, a Banfield (Lucho anotó cerca del final) y a Colón. A Arsenal lo superó por 2-0 con una ráfaga de cinco minutos y a Instituto lo liquidó por 3-1 en el cierre. Para muestra sobra un botón.

Aunque sin brillar, por resultados y portación de historia, River se perfila como uno de los serios candidatos. Uno se pregunta si por la calidad de sus jugadores es necesaria tanta "angustia".