Nicolás Baier 8y

Desbordado

BUENOS AIRES -- Si lo único rescatable de Argentina es que no le hicieron más goles, es fácilmente imaginable el contenido de las siguientes líneas.

La Selección tuvo un debut decepcionante en las Eliminatorias rumbo a Rusia 2018. Fue una mezcla de ansiedad, confusión y nervios. Un cocktail mortal ante un Ecuador que hizo muchos méritos para llevarse una victoria de libros de historia del Monumental.

“Cuanto más cerca estemos del partido contra Chile, más lejos estaremos de nuestro techo”, advirtió Martino en la conferencia previa. Si la final de la Copa América fue el piso, ¿cómo se califica la actuación del primer partido oficial desde entonces? Subterránea, por lo menos.

El debate de la semana tomó un giro inesperado. Sergio Agüero, la máxima esperanza de fútbol junto a Di María en la noche de Núñez, se lesionó a los 20 minutos. Carlitos Tevez, el más ovacionado en el anuncio de los equipos y el más reclamado por buena parte de la prensa, pasó a tener de repente una gran chance para justificar tanta insistencia. Y no la pudo aprovechar.

Siempre estuvo más claro a qué quería jugar Ecuador. Presión alta y profundidad por las bandas. A sus habituales problemas defensivos y de retroceso, Argentina sumó graves dificultades para generar juego. Nunca pudo ejercer una tenencia sostenida ni el protagonismo deseado. Si Mascherano y Biglia, más acostumbrados a la recuperación que a la terminación, son los que meten pelotas de gol, patean tiros libres o llegan como salvadores al área, algo no funciona bien. Di María y Correa no tuvieron ángel, y Pastore estuvo desaparecido en acción.

Como en aquel amistoso de noviembre de 2013, Jefferson Montero volvió a enloquecer a Roncaglia. “Lo saqué para protegerlo”, declaró Sabella esa noche de Nueva Jersey, parafraseando al Bambino Veira. El defensor de Fiorentina terminó amonestado por un codazo justamente a su verdugo. Emmanuel Mas tampoco la pasó bien con Antonio Valencia, la gran figura del partido.

En un minuto y medio fatal, Erazo se tiró de cabeza, tras el corner por derecha y la peinada del 1º palo, para abrir el marcador. Y Caicedo coronó la corrida del imparable Valencia en una contra a puro vértigo. Por suerte para la Albiceleste, quedaban pocos minutos para el cierre. Primera caída de local ante Ecuador y tercera derrota en 13 debuts de Eliminatorias, el primero en casa.

Argentina no perdía en el Monumental desde el humillante 0-5 ante Colombia, el 5 de septiembre de 1993. Otra vez vestidos de celeste y blanco, y amarillo. 22 años después, con otro Valencia que igual fue un Tren, también hubo “ole” por el toqueteo del rival y silbidos estruendosos en la despedida.

El patadón del final de Tevez, que se salvó de milagro de la roja, refleja la impotencia de Argentina. Una versión apática, deslucida, para el olvido. No es momento de pronósticos apocalípticos. El camino al Mundial recién comienza. ¿Preocupa? Claro. Lo valioso es que desde adentro de la cancha se vio el mismo partido y no faltó autocrítica.

La nota llega al final sin haberlo nombrado a él. Recuperate pronto, Leo. Perdón por tantas faltas de respeto. No es lo mismo sin vos.

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