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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

¿Un quinto Grand Slam en China?
Esa es la propuesta de John Newcombe. El ex N°1 del mundo y séptuple campeón de Grand Slam ve con buenos ojos que el gigante asiático rompa el patrón del calendario y se sume a los cuatro Majors: "Es algo que se ha venido hablando los últimos años. Sé que a China le encantaría ocupar ese lugar. Y lo cierto es que tienen las instalaciones y los medios económicos para hacerlo", afirmó en una entrevista con el Sydney Morning Herald.

Newcombe incluso propuso una estrategia de mercado para los actuales cuatro Grand Slams: "Deberían unirse y decirle a China que puede ocupar esa quinta plaza por un billón de dólares. Y así llevarse 250 millones cada uno". Y hasta postuló una fecha de realización: "Lo ajustaría antes de Indian Wells y Miami, en esa época del año".

En los últimos años, el Abierto de Australia fue resignificado como "el Grand Slam de Asia y el Pacífico" y hasta organizó los primeros playoffs regionales por un wildcard para el cuadro principal. ¿Dónde? En China. Pero la ambición en el país de Na Li va más allá y la postura de Newcombe no hace más que reabrir el debate...

El arte de la seducción (tenística)
Figuras de hoy, trabajando con glorias del ayer. Las nuevas duplas ya salen de memoria, pero hay una que lleva ya más de dos años, y con probados resultados: Murray-Lendl. Desde ese lugar, el escocés recordó cuando él mismo recién arrancaba la colaboración con el checo y, muy descontracturado, habló de cierto "esfuerzo inconsciente" por ganarse su admiración.

"Los primeros meses trabajando con él me ponía muy nervioso en los entrenamientos. Eso es bueno. Te hace ver que quieres causarle una buena imagen. Pero esas cosas siempre pasan al principio de una relación. De cualquiera. Si fuese con una mujer, uno trataría de impresionarla en esa etapa. Mucho más de lo que podría intentarlo después. Y es natural, me parece. Con el tiempo ya no es lo mismo. Y así me pasó con Ivan: me acostumbré a tenerlo alrededor".

Ante semejante analogía, el contacto con la prensa abandonó la formalidad: "¿Con esto estás diciendo que tu novia ya no recibe flores por estos días?". Pero, sin romper el buen humor, el escocés recuperó su postura: "Digamos que tampoco recibía demasiadas al principio".

Reescribiendo la historia
En Australia, Serena Williams acaricia una oportunidad histórica: igualar los 18 títulos de Grand Slam de Chris Evert y Martina Navratilova, que hoy comparten el segundo lugar en el listado de la Era Abierta detrás de Steffi Graf (22). Y, como ensayando por anticipado el pase de la antorcha, las legendarias estadounidenses dieron su bendición.

"Sería muy emocionante que pudiera lograrlo ahora. Aunque igual va a pasar, tarde o temprano. Si nos alcanza, creo que Martina y yo vamos a estar en muy buena compañía", proclamó Evert. Y advirtió: "Si se mantiene sana y motivada, va a pasar los 18. Tal vez incluso los 22".

Navratilova se expresó en la misma línea y graficó: "El cielo es el límite para ella". Aunque aquí la nacida en Checoslovaquia aportó una radiografía más profunda: "Sé lo difícil que es mantener el nivel a los 30; cada pequeña molestia empeora todo y se vuelve cada vez más fácil tener un mal día. Sin embargo, hoy ella parece estar jugando su mejor tenis. La veo con muchas ganas, y la sensación de ganar es contagiosa. Una vez que te acostumbras, no quieres dejarla ir".

Otra ex N°1 estadounidense que tocó el tema fue Tracy Austin, doble ganadora de Grand Slam: "Serena tiene 32 y se muestra más ambiciosa que nunca. Eso me encanta. Sabiendo que en poco tiempo se acercará el final de su carrera, juega por la historia. Es una campeona que quiere ser la mejor en todo y eso también incluye convertirse en la mejor tenista de todos los tiempos".

Un treintañero fuera del Top 300 que vuelve y sueña con Río
Parece una quimera, pero hará el intento. Gilles Muller, nacido en Luxemburgo hace 30 años, está lejos de los primeros planos pero piensa a largo plazo: estar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Con tres finales en el circuito ATP, supo ubicarse 42º en 2011 pero no juega desde Roland Garros 2013 por lesión en un codo: "Ha sido más fácil con esta lesión que con anteriores, donde estuve dos o tres meses en casa condenado al ocio. Eso fue frustrante. Ahora, tenía más distracciones. Mis hijos y mi esposa me ayudaron mucho en los últimos meses", le confesó a Tageblatt, medio de su país acostumbrado a seguir sus pasos, por ser gran referente de este estado de apenas medio millón de habitantes.

Ya pensando en el regreso, justamente su familia está dentro de su próximo sueño: "El objetivo más grande es absolutamente posible: que mis hijos me puedan ver una vez sobre una pista de tenis. Y el objetivo deportivo es muy claro: Río 2016".

En Londres 2012 cayó en segunda ronda y busca revancha. Más allá de su aparición y la de Mandy Minella (66ª WTA en 2012) el hecho de que no sea de una nación de gran tradición tenística (como sí lo son para el esquí y el ciclismo), hace que sus chances crezcan, ya sea con una invitación o porque los mismos cupos de otras naciones hacen que muchos top 100 se queden afuera.

Por lo pronto, el regreso del europeo ya tiene fecha: gracias a una invitación, esta semana estará disputando el Future de Stuttgart.

De llorar y pensar en el retiro, al primer título
Tsvetana Pironkova vivió una semana soñada en Sídney a los 26 años. La búlgara consiguió tres triunfos consecutivos ante Top 10 (Angelique Kerber, Petra Kvitova y Sara Errani) y, desde la clasificación, logró su primer título de WTA. Pero la historia no queda ahí, sino en lo que ella tuvo que atravesar en este último tiempo hasta la consagración.

"Voy a mentir si digo que no he pensado en el retiro, sobre todo teniendo en cuenta los malos resultados del año pasado. Se me ocurrió varias veces dejar de jugar", remarcó Pironkova, que cerró 2013 con un récord negativo de 26-11, una serie de seis caídas consecutivas en el final y sólo hilvanando una racha de tres éxitos consecutivos en Wimbledon.

"Fue una temporada difícil. Muy decepcionante. Empecé a ponerme nerviosa y eso tampoco me ayudó", destacó en conferencia de prensa durante su gran semana en Sídney. "Perdía y me ponía a llorar, rompía raquetas. He sido un desastre", apostilló.

Pero ella tenía la solución en sus manos. Se tomó un descanso más largo, con sólo cuatro torneos desde el Abierto de Estados Unidos, y con entrenamientos por su propia cuenta. "Me dije: 'Qué demonios. No tienes nada que perder. Simplemente relájate y disfruta del juego'", remarcó.

Ahora, más feliz y tranquila dentro de las canchas, ya sumó sólo en enero nueve triunfos en 2014 (dos menos que en todo el año pasado): ocho en Sídney, ya que jugó desde la qualy, y uno en la primera ronda del Abierto de Australia, donde se presenta como una verdadera amenaza. La ex N°31 del mundo, actual 57ª, sueña a lo grande.

La excéntrica Mattek-Sands
Partiendo desde la qualy, la estadounidense sacó de Sídney a Agnieszka Radwanska, N°5 del mundo, vigente campeona y máxima favorita. Pero tras las preguntas de rigor que generó su semana deportiva, a la prensa local le interesó otro costado: el del pelo verde, pantalón multicolor y medias a la altura de las rodillas.

"Hoy por hoy me pongo lo que tengo ganas. Soy una persona muy colorida, por si alguno no se había dado cuenta. Simplemente son cosas que me gustan, que disfruto. Me atrae mucho la moda fuera del tenis, así que trato de llevarla conmigo a la cancha", contó la jugadora en conferencia.

Y mostró que sus extravagancias no se limitan a la vestimenta: "Me gusta ir de cacería a los campos. Es algo que mi esposo ha hecho desde chico y para mí es más bien reciente. También la arquería. Me seduce probar cosas nuevas".

Permitido pasar
Por primera vez desde mayo pasado, Bernard Tomic tuvo a su padre/entrenador en las tribunas. La historia, de muchos capítulos, se detonó por un incidente entre John Tomic y un antiguo compañero de prácticas de su hijo, a quien agredió en Madrid. Como consecuencia, la ATP lo sancionó por un año, prohibiéndole acceder a los procesos corrientes de acreditación, aunque dándole la palabra final a los torneos para decidir sobre las instancias públicas.

Es decir, John no puede (hasta mayo próximo) entrar a zona de jugadores u otros espacios restringidos. Pero -si el torneo lo autoriza-, tiene la potestad de comprar una entrada y acceder a las áreas comunes como cualquier otro espectador. Y eso ocurrió en Sídney. "No hay nada que nos impida concederle a John el libre acceso a los sectores públicos del evento. Y yo estuve de acuerdo en permitir eso", apuntó el director del certamen, Craig Watson.

Y Bernard aprovechó para volver a manifestar su total apoyo: "Tener a mi padre conmigo por primera vez después de tanto tiempo es una sensación muy linda. Igual sé que en pocos meses su sanción terminará y volverá a ayudarme. Me pone muy feliz porque es quien me enseñó todo. Pasó conmigo las horas que probablemente nunca llegaré a compartir con otra persona en mi vida. Me conoce mejor que nadie y es una de las razones por las que yo hoy soy quien soy".

De todas formas, así como Sídney le abrió la puerta a Tomic padre, Melbourne la cerró. A tono con los otros Grand Slams, el Abierto de Australia anunció que no le permitirá el ingreso. Pero Bernard no dramatizó: "Lo veré en casa. Si me tiene que decir algo, lo hará".

El apodo de la polémica
Así como en Londres a Juan Martín del Potro le gritan afectuosamente Delboy, en Sídney hubo un alias particular para Marinko Matosevic. Tal como le había ocurrido previamente en el mismo torneo, desde las gradas resonó más de una vez "Come on Mad Dog" ("Perro loco", vendría siendo la traducción literal). Pero la "iniciativa" -y mucho menos el apodo- no le causó ninguna gracia al jugador y, lejos del guiño permisivo del argentino en Inglaterra, estalló de bronca:

"No sé de dónde salió. Algún idiota lo puso en Wikipedia. Pero tiene que ser de aquí, de Sídney, porque no me lo dicen en ningún otro lugar excepto aquí. Debe tener algo conmigo, no sé. Jamás me lo habían dicho en mi vida. Además, ¿qué se supone que me están diciendo? ¿Que soy como un perro con rabia? Pasan demasiado tiempo en Wikipedia...".