Enrique Rojas, Escritor Senior ESPN Digital 4y

Osvaldo Virgil fue el primer dominicano que jugó en Grandes Ligas

Nota del Editor: Esta nota se publicó originalmente en el 2006, al cumplirse el 50 aniversario del debut de Virgil en MLB. Con 29 debutantes en la temporada del 2020, República Dominicana ha elevado a 812 su cosecha histórica en las Grandes Ligas.

Sin fanfarrias, sin anuncios, sin grandes expectativas, casi silenciosamente. Así ocurrió el debut de Osvaldo Virgil en las Grandes Ligas el domingo 23 de septiembre de 1956 en el estadio Polo Grounds de Nueva York.

El 50 aniversario del arribo del primer pelotero dominicano a la gran carpa no tuvo una gran celebración, posiblemente apenas una simple mención en Estados Unidos o República Dominicana, pese a ser considerado un acontecimiento que cambió radicalmente el béisbol.

"Todavía hoy puedo recordar cómo la sangre corría aceleradamente por mis venas y la adrenalina casi me ahoga el primer día que jugué en las Grandes Ligas", dijo Virgil a ESPNdeportes.com.

"Hacía mucho calor y jugábamos el último partido de una serie de tres partidos contra Filadelfia. Me colocaron en tercera base y me fui de 4-0, pero yo me sentía como si hubiera bateado de 4-4", dijo Virgil.

"Me habían subido desde las ligas menores dos o tres días antes y estaba al tanto que sería el primero de mi pequeño país que llegaba al mejor béisbol del mundo, pero nunca sospeché que con el tiempo eso se convertiría en algo rutinario", dijo Virgil.

"Siempre me he sentido agradecido y dichoso por haber sido escogido por Dios para abrir las puertas de mis compatriotas en las Grandes Ligas, tomando en cuenta que cientos de otros mejores que yo no recibieron esa oportunidad", agregó.

Jugando todas las posiciones, menos de lanzador, Virgil bateó .231 con 14 jonrones y 73 carreras remolcadas en nueve temporadas con Nueva York, Detroit, Kansas City, Baltimore, Pittsburgh y San Francisco.

En 1958 fue el primer negro que jugó con los Tigres de Detroit, el último equipo en romper la barrera racial.

En su debut con los Tigres bateó de 5-5.

El comenzó una nueva carrera como coach de los Gigantes en 1969, fue el asistente de tercera base de Dick Williams en San Diego por largo tiempo y luego estuvo con Williams en Montreal y Seattle.

Pero no fueron sus condiciones atléticas o capacidad como estratega que convirtieron el apellido Virgil en parte de la historia de República Dominicana. Virgil fue el pionero de un país que se ha convertido en la fuerza extranjera más imponente en la mejor liga de béisbol del mundo.

Lo que pareció originalmente como un hecho sin mayores consecuencias se convirtió en la raíz de un fenómeno extraordinario que transformó positivamente el pasatiempo nacional de los norteamericanos.

Desde el debut de Virgil hace 50 años, otros 446 dominicanos han jugado en las ligas mayores, incluyendo 28 que lo hicieron por primera vez en el 2006. La lista incluye al antesalista Alex Rodríguez, el jardinero Moisés Alou y el intermedista Ron Belliard, hijos de padres dominicanos que nacieron en Estados Unidos.

Rodríguez, un dos veces Jugador Más Valioso, fue seleccionado por las Grandes Ligas como el torpedero del equipo Leyendas Latinas de todos los tiempos, en una votación especial que se realizó en el 2005.

Un total de 139 quisqueyanos han participado en la actual temporada, en la que todos los equipos de las ligas Americana y Nacional han tenido por lo menos uno en acción.

Peloteros dominicanos figuran cada temporada entre los favoritos para ganar los principales premios de ofensiva y pitcheo y en las listas de los mejores pagados.

También hay algunos que son coaches y managers y Omar Minaya, de los Mets de Nueva York, es el único latinoamericano que ocupa el puesto de gerente general.

Un informe realizado por la oficina del comisionado indica que las Grandes Ligas inyectan casi 80 millones de dólares anualmente a la destartalada economía dominicana y crean alrededor de dos mil puestos de empleos, directa e indirectamente, en la isla.

Virgil tenía 14 años de edad cuando su familia se trasladó a Nueva York en 1947. Fue firmado por un bono de 300 dólares por los Gigantes en 1953 y nunca ganó más de 18 mil dólares en una temporada durante su carrera.

Recientemente los mismos Gigantes pagaron un bono de 2.1 millones de dólares para convertir en profesional al prospecto dominicano Angel Villalona, un antesalista de 16 años. Seis dominicanos figuran entre los 25 jugadores mejores pagados esta temporada, todos con sueldos superiores a 13 millones de dólares.

En medio siglo, los peloteros dominicanos han conquistado siete premios de Jugador Más Valioso, tres Cy Young, cinco Novatos del Año, dos Manager del Año, ocho trofeos Hank Aaron, tres Rolaids de relevistas y un Roberto Clemente. También seis coronas de bateo y una gran cantidad de lideratos y selecciones al Juego de Estrellas.

En 1983, el antiguo lanzador Juan Marichal fue instalado como el primer dominicano en el Salón de la Fama, mientras que el jardinero Sammy Sosa y el lanzador Pedro Martínez son considerados candidatos sólidos para unirse a Marichal en Cooperstown en los próximos años.

"Yo tuve que pasar 90 días de prueba en los entrenamientos de los Gigantes antes de que aprobaran mi contrato como profesional, pero ahora es diferente.

Cada organización tiene una academia en República Dominicana y prepara a los muchachos en estudios de inglés y otras facetas antes de que viajen por primera vez a Estados Unidos", dijo Virgil.

Mientras el debut de Jackie Robinson, el primer jugador afroamericano en las Grandes Ligas, con los Dodgers de Brooklyn en 1947, es considerado un acontecimiento clave en la historia del béisbol, la hazaña de Virgil es desconocida por la mayoría de sus compatriotas, incluso entre los jugadores.

"Había escuchado el nombre, pero realmente no estoy al tanto de qué fue lo que hizo", dijo el torpedero novato Hanley Ramírez, de los Marlins de Florida.

Ramírez no es culpable de su desconocimiento. Virgil es apenas mencionado en los medios deportivos dominicanos y la bibliografía disponible para difundir el histórico acontecimiento que protagonizó es prácticamente inexistente.

"Es lamentable que en República Dominicana no haya ni un gallinero con mi nombre. Pero tampoco hay instalaciones con los nombres de Marichal o Felipe Alou, por citar algunos ejemplos", dijo Virgil, ahora de 73 años.

El único homenaje que se ha planeado en Quisqueya para celebrar el 50 aniversario de la llegada de Virgil a las Grandes Ligas es la dedicatoria que le hará la Liga Dominicana de Béisbol Invernal de su próximo torneo, que comienza el 23 de octubre.

"Algo es algo, pero creo que mis compatriotas no aprecian en su justa dimensión la importancia del acontecimiento que tuve la dicha de protagonizar", dijo Virgil.

"Virgil debe ser para mi país igual de grande que lo que es Robinson para los afroamericanos. Yo ubicaría su legado en un lugar tan importante como el que tienen los que fundaron nuestra república", dijo el toletero David Ortiz, de los Medias Rojas de Boston.

"Si yo no estuviera jugando béisbol, lo más probable es que estuviera pasando trabajo en mi país. Cada día agradezco a Dios ser beisbolista y a Virgil por abrirme las puertas de Grandes Ligas", agregó Ortiz.

No habrá actos especiales, ni fuegos artificiales ni aún una sencilla ceremonia. El 50 aniversario del arribo de los dominicanos a las Grandes Ligas será tan silencioso como fue el acontecimiento mismo en 1956.

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