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Hockey con huella cubana

Montoya llegó a participar con la selección de EEUU en un Mundial Juvenil de hockey. Darren Abate

Su nombre es Álvaro Montoya. Fue la sexta selección global del draft de ingreso a la NHL de los New York Rangers y actualmente es portero del San Antonio Rampage (AHL), club afiliado de los Phoenix Coyotes.

Al Montoya es uno de los cuatro hijos de Irene Silva, cuya familia inmigró a Estados Unidos tras la Revolución cubana.

La doctora Silva crió a sus niños practicando varios deportes. Así, Montoya jugó al fútbol, béisbol y fútbol americano; sin embargo, residían cerca de una pista de patinaje sobre hielo a las afueras de Chicago y allí fue donde comenzó su amor por el hockey.

"A los siete años comencé a jugar en una liga infantil y el coach rotaba a los jugadores por cada una de las posiciones. El día que me tocó ser portero me quedé con el puesto para siempre", dijo Montoya en una entrevista exclusiva con ESPNdeportes.com.

"Me encanta esa gran presión y responsabilidad de que el resultado dependa en su gran mayoría de ti. Ese reto es lo que más me apasiona de mi posición sobre el hielo", agregó.

Montoya impresionó a muchos con su talento y espíritu competitivo, lo que en su momento lo llevó a ser convocado a la selección nacional juvenil estadounidense.

"A los 15 años fui seleccionado para participar en el Programa de Desarrollo del Equipo Nacional de Hockey en Texas, lo cual fue un honor indescriptible y me dio la oportunidad para luego inscribirme en la Universidad de Michigan a los 17 años", destacó.

Su trayectoria universitaria estuvo llena de laureles, pero el mejor momento de su joven carrera fue el 5 de enero de 2004, cuando al mando de la portería estadounidense en el partido de campeonato del Mundial Juvenil de Hockey, el equipo de las barras y estrellas derrotó a Canadá para obtener su primera medalla de oro en la historia del torneo.

"Llegamos al tercer período con una desventaja de 3-1, y no sé cómo, pero nos las arreglamos para ganar por marcador de 4-3. Es uno de los momentos más increíbles de mi vida. Estábamos en Finlandia, rodeados de aficionados canadienses, pero fuimos nosotros los que hicimos historia llevándonos la de oro", expresó en honor a la retrospectiva.

Tras tres años en Michigan, Montoya entró al draft de la Liga Nacional de Hockey en el 2004, siendo seleccionado en la primera ronda por los Rangers, club con el cual permaneció por cuatro años, antes de ser transferido a Phoenix.

Al fin tuvo su gran debut en la NHL el 1 de abril de 2009, manteniendo su portería intacta en el triunfo 3-0 de los Coyotes sobre el Colorado Avalanche, convirtiéndose así en el primer jugador de herencia cubana en la historia de la liga.

"Es uno de los grandes logros de mi carrera, finalmente llegar a la liga mayor y debutar nada menos que con un triunfo. Junto a la medalla de oro en el Mundial Juvenil y el draft, son de los mejores momentos de mi carrera", dijo.

Montoya, de 25 años, actualmente permanece en el equipo afiliado de los Coyotes en la AHL, y la entereza que aprendió de su madre y de su abuelo materno son su mayor inspiración para dar lo mejor de sí.

"Mi abuelo era de una familia de mucho dinero, con muchas propiedades en Cuba -- ¡junto a sus hermanos hasta compartió con Ernest Hemingway! Después de la Revolución, vino a Estados Unidos y no pudo hacer más que vender fresas en la carretera", declaró con un tono de admiración en su voz.

"Lo hizo todo por su familia. Llegó a Miami sin nada, pero nunca se desanimó, simplemente se puso las botas y se fue a trabajar y esa ha sido mi lección más grande en la vida".

Añadió Montoya que su madre es la mayor responsable de su éxito.

"Mi mamá luchó sola. Se levantó temprano todos los días para ir a trabajar y darnos una vida mejor a mí y a mis hermanos, y eso es todo para mí. Ahora me toca a mí ponerme los patines e irme a trabajar y dar lo mejor todos los días para volver a ganarme mi puesto en la NHL", dijo.

Montoya no dudó en destacar el orgullo que siente de su herencia cubana y los deseos que tiene de trabajar con niños hispanos e inspirarlos a jugar hockey.

"Yo me identifico primero que nada con mi herencia cubana. Estoy muy orgulloso de ser latino y hasta me he metido en problemas sobre el hielo por ese temperamento que nos caracteriza", agregó entre risas. "Una de las cosas que extraño de Nueva York son las oportunidades que tuve de compartir con niños hispanos y de ser un ejemplo para ellos".

Al preguntársele sobre el nivel de satisfacción con su carrera ahora que se encuentra en la AHL, Montoya no dudó en destacar su orgullo por jugar en el Rampage, sin dudar en señalar que su sueño siempre será regresar a la Liga Nacional.

"He tenido que someterme a varias cirugías y estuve bastante tiempo fuera y no he podido recuperar mi mejor rendimiento. Estoy en un equipo muy talentoso y en una liga repleta de jóvenes que tienen muchas ganas de triunfar y eso me inspira todos los días. Sólo espero que llegue de nuevo mi oportunidad, y estoy trabajando duro para estar listo, porque cuando llegue ese día, allí me voy a quedar", concluyó.