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Ofensiva en serie

La lesión de Cedric Benson no se hubiera evitado vetando las patadas de salida del juego. AP

MÉXICO -- Brian Cushing, Darrelle Revis, Santonio Holmes, Ike Taylor, Brian Orakpo, Lardarius Webb, Jason Peters, Jason Kelce, Cedric Benson. Estos son algunos jugadores de primer nivel que están en la reserva de lesionados.

Michael Vick, LeSean McCoy, Jay Cutler, Alex Smith, Matt Cassel, están entre muchos que han faltado a partidos debido a conmociones. Maurice Jones-Drew, Ray Lewis, Clay Matthews, Charles Woodson, Greg Jennings, Tim Jennings, Brian Urlacher, Rob Gronkowski, Brooks Reed, Jonathan Joseph han estado en la banca múltiples partidos esperando recuperarse de diversas lesiones.

¿Qué tienen en común estos jugadores mencionados en los dos párrafos anteriores? NINGUNO se lesionó durante una jugada de kickoff. Todos ellos, menos Jason Peters, quedaron fuera durante el transcurso normal de un partido. No sé cómo se sientan los aficionados a la NFL, pero personalmente estoy frustrado que una gran parte de jugadores que son parte integral de sus equipos, y por lo tanto del espectáculo que es el fútbol americano, estén fuera de acción.

La semana pasada, Roger Goodell, comisionado de la NFL, mencionó que la liga iba a considerar eliminar los kickoffs después de anotar para "proteger" la salud de los jugadores. La propuesta original viene de Greg Schiano, entrenador en jefe de Tampa Bay, quien vio a Eric LeGrand, uno de sus jugadores en la Universidad de Rutgers, quedar paralizado mientras cubría una patada de salida. Schiano argumenta que el 17 por ciento de las lesiones serias en la NFL ocurren durante una jugada de kickoff. Quisera ver la fuente de información de ese dato. Personalmente, no me consta que jugadores se lesiones más en este tipo de jugadas que en las que ocurren normalmente durante un partido. El último jugador que sufrió una parálisis durante un partido de la NFL fue Kevin Everett de Buffalo el 11 de septiembre de 2007. Si alguien garantizara que eliminar los kickoffs evitaría que jugadores quedaran paralizados, apoyaría la decisión en un 100 por ciento, pero desafortunadamente, muchos jugadores, en especial al nivel de preparatorias, han quedado paralizados en jugadas normales.

El concepto de Schiano es noble: proteger a los jugadores. Pero si en realidad la NFL y la Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA) que preside DeMaurice Smith quieren el bienestar de sus miembros es necesario implementar otra medida más drástica y contundente: un protocolo de pruebas para detectar hormonas de crecimiento similar al que se usa en el ciclismo profesional y en los Juegos Olímpicos. El no hacerlo, es hipocresía. Hasta el momento, De Smith y el consejo ejecutivo de la NFLPA --del cual son parte Drew Brees, Jeff Saturday, Charlie Batch, Brian Dawkins, Domonique Foxworth, Scott Fujita, Matt Hasselbeck, Brandon Moore, Brian Waters y Ben Watson-- han rechazado las propuestas de la NFL para implementar este tipo de pruebas a pesar de que acordaron hacerlas en el último Acuerdo Laboral Colectivo firmado el 4 de agosto de 2011. Han pasado 16 meses desde entonces sin llegar a una resolución.

El uso de las hormonas de crecimiento no puede ser detectado por exámenes de orina, requiere extracción de sangre. La NLFPA alega que eso es una "invasión a la privacidad" de los jugadores. Esto es simplemente ridículo. Si un jugador acepta de su propia voluntad ser parte de la NFL, tiene que someterse a las reglas de competencia de la liga. Entre estas reglas está una que dice que está prohibido el uso de substancias proscritas que proporcionen una ventaja adicional a un jugador.

¿Cuál es el porcentaje de jugadores que usa hormonas de crecimiento? Es difícil estimar la cantidad de jugadores dopados. Boomer Esiason, ex-QB de Cincinnati y de Jets, y ahora comentarista deportivo, especuló en su programa de radio que 70 por ciento de jugadores de la NFL usan hormonas de crecimiento. El número exacto podría ser todavía más alto.

Entiendo que los programas de acondicionamiento físico son más sofisticados y que los nutriólogos hayan avanzado en la ciencia de la alimentación, pero el peso que tienen hoy los jugadores de la NFL con un porcentaje de grasa en el cuerpo sumamente bajo, no se logra con dietas tradicionales y ejercicio. No es normal que una persona mida 1.95 metros, pese 130 kilogramos, y que corra las 40 yardas en 4.7 segundos. Fui compañero de jugadores que eran físicamente imponentes, que se alimentaban bien y que pasaban horas en el cuarto de pesas. Ninguno ni siquiera se acercó a esas dimensiones. En 1986, el año que los Gigantes de NY ganaron su primer Super Bowl, teníamos el promedio de peso entre jugadores de línea, ofensiva y defensiva, más alto de la NFL. Era 275 libras (125 Kg). Hoy en día dudo que ninguno de los jugadores de nuestra línea ofensiva fuera considerado para jugar en la NFL.

Es el momento que la NFLPA deje de ser hipócrita. Si en realidad les interesa el bienestar de sus miembros y los quieren proteger de lesiones hay que someterse a pruebas rigurosas para detección de hormonas de crecimiento. Los cambios de reglas evitando golpes a la cabeza y a jugadores indefensos son positivos, pero no son suficientes. Es curar los síntomas pero no la causa de la enfermedad. Pruebas antidoping de sangre debe ser algo que la NFLPA debe de adoptar con los brazos abiertos, no a regañadientes.

Las reglas han protegido a los jugadores, pero han limitado la acción en el terreno de juego. Ahora la NFL quiere considerar eliminar una de las partes más emocionantes del juego con los kickoffs. David Wilson de los Gigantes nos dio el domingo un argumento de por qué se debe mantener esta parte del juego.

Me pregunto si los aficionados se sienten defraudados de no ver en el terreno de juego a muchos jugadores estrellas. Me pregunto si piensan que el nivel de espectáculo y de competencia sufre debido al alto número de lesiones y jugadores que quedan fuera de acción. Aquellos que lo estén, deben tomar cartas en el asunto. Sin los aficionados, la NFL no existiría. Las cifras exorbitantes que ganan los equipos y los salarios millonarios de los jugadores vienen directa e indirectamente de los bolsillos de los fans. ¿Por qué no hacer valer su voz?

Es hora de contactar a DeMaurice Smith directamente y expresar su descontento y exigir que la NFLPA cumpla con lo que prometió y acceda a las pruebas para detectar hormonas de crecimiento. Su dirección de Twitter es: @DeSmithNFLPA

Pasando a otro tema, son varios los entrenadores en la cuerda floja: Andy Reid, Romeo Crennel, Norv Turner, Chan Gailey, Mike Munchak, Jim Schwartz, Ken Whisenhunt, Dennis Allen, Pat Shurmur y Ron Rivera.

Es casi un hecho que Turner, Crennel y Gailey queden fuera al final de la temporada. Turner ha tenido oportunidades de sobra con equipo llenos de talento. Gailey apostó a que Ryan Fitzpatrick era QB de primer nivel, y a que Dave Wannstedt iba a ser la respuesta como coordinador defensiva y nada le resultó. Me gustaría ver a Romeo Crennel estar al frente de un equipo con un QB no digamos élite, solamente sólido al estilo Matt Schaub. En Cleveland y en Kansas City ha tenido a Derek Anderson, Brady Quinn y Matt Cassel.

Dados las dos recientes actuaciones de Nick Foles y al desarrollo que está mostrando junto con Bryce Brown, se empiezan a oír fuerte los rumores de que Andy Reid podría regresar el año próximo. Si Filadelfia cierra fuerte, no se sorprendan.

Es probable que Mike Munchak y Jim Schwartz reciban una prórroga de un año más debido a los resultados de 2011.

El caso de Dennis Allen me recuerda el inicio de Bill Parcells como entrenador en jefe. En su primer año al frente de los Gigantes, Parcells logró una marca de 3-15-1. Durante el transcurso del año fallecieron sus padres con sólo semanas de diferencia. Los fans de NY exigían su despido, pero George Young, el entonces gerente general le dio su voto de confianza y lo retuvo. El resto, como dicen, es historia. Será interesante ver qué decide Reggie McKenzie quien le dio la oportunidad a Allen, el cual perdió a su padre la semana pasada, de la misma manera como George Young se la dio a Parcells.

El caso de Whisenhunt también será intrigante ya que ha demostrado que con un QB competente tiene equipo contendiente, y con un QB élite fue capaz de llegar al Super Bowl. Él y Rod Graves, el gerente general de Arizona, pusieron sus suertes en Kevin Kolb, quien no ha jugado mal, pero quien ha faltado a 14 partidos en dos años.

Sería un error despedir a Pat Shurmur y a Ron Rivera. Los dos tienen a equipos jóvenes con un núcleo de jugadores talentosos y que empiezan a responder. La desventaja que tiene ambos es que a media temporada, hubo cambio de directiva en sus respectivos equipos. Mike Holmgren, el presidente de los Cafés fue cesado y reemplazado por Joe Banner quien fue gerente general en Filadelfia durante muchos años. Marty Hurney fue despedido a media temporada y Jerry Richardson, el dueño de las Panteras, formó un comité para buscar al próximo gerente.

Banner, y el que escojan en Carolina como gerente general, tomarán las decisiones respecto a Shurmur y Rivera. La desventaja de ambos es no ser la opción de sus respectivos gerentes generales como fue el caso de Parcells con Young y de Norv Turner con A.J. Smith por dar un par de ejemplos. La única manera de quedarse en sus puestos sería cerrando fuerte y ganando por lo menos dos de sus últimos tres partidos.

La ironía es que Cleveland y Carolina podrían terminar cerrando como los mejores equipos de sus respectivas divisiones.